El olvido es
pandemia. El olvido del campo amenaza con la posibilidad que el hambre venga a
quedarse, que se sequen los arroyos, que: “se calle el cantor y calle la vida”;
¿Les parece lejano? ¿cuántos de ustedes creían posible una pandemia como la del
Coronavirus? ¿Cuántos creíamos que el país podía paralizarse por cuenta de un
virus?
Recordemos
el abandono en el que están nuestros campesinos, esos que nada pueden reclamar
porque solo nos acordamos de ellos, si se levantan y paralizan el país.
Esos finqueros,
empresarios del campo, agricultores que hoy necesitamos que nos alimenten, que
cuiden campos y le den permanencia al agro, que, por estar siempre pendiente de
producir, no han podido aportar para tener salud y pensiones, que todos los
días, están más cerca de la necesidad de retirarse, sencillamente porque a los
60 o a los 65 años, el trabajo del campo excede sus fuerzas. Esos hombres y
mujeres que han sido confundidos por el estado como guerrilleros y por los
guerrilleros como paramilitares, necesitan no ser olvidados.
No se trata
de condecorarlos, sino de buscar la manera que tengan un retiro digno.
Los
lecheros, nos escriben desde diferentes lugares para decir que por cuenta de la
pandemia no les recogen la leche. Desde luego no en todos los lugares del país,
pero si en los más alejados.
Los
transportadores merecen una mención especial. Esos que todos los días acopian
entre 3 y 20,000 litros, los identificamos como “Informales”, esos que no
tienen ni tiempo ni dinero para hacerle mantenimiento a sus camiones, porque
tendrían que suspender su trabajo durante 2, 3 en ocasiones 5 días, estos
personajes que no entendemos, que se quedan con un camión desvencijado a mitad
de camino en cualquier páramo o desierto, que tampoco tienen la manera de aportar
para su pensión ni su salud, tampoco la de su familia, que van perdiendo el
brillo de sus ojos, que no lloran, pero que se queda con una mirada pétrea, que
acompaña sus silencios con el sonido del viento, porque ni el radio del carro,
ni la bocina funcionan.
¿Qué sería
del agro sin ellos?
Las labores
del campo no son agradecidas, sobrevive el más fuerte, sobrevivir no es
equivalente a bienestar, es más bien sinónimo de lento deterioro.
¿Qué hacer
para que se sientan respetados?
No podemos
dejar de mencionar que el gobierno a través del Banco Agrario y Finagro, ofrece
prestar un billón de pesos para mitigar parte de las dificultades.
Ofrecer y no
llegar a desembolsar o que los préstamos se demoren, porque unos pocos
funcionarios se interpongan evitando que se agilicen los mecanismos de ayuda,
puede derivar en otra frustración.
Nuestra
propuesta es que el MADR, le ponga líder a la solución, que nos cuenten los
avances, que los ojos de todos los campesinos vigilen que esta oferta no se
quede en promesa veintejuliera, que los mecanismos de denuncia sean fáciles de
hacer y claro, que compartan los logros.
El campo
necesita de victorias tempranas o tardías, pero que los podamos mostrar, que el
éxito que obtengan los campesinos los cacareemos, los hagamos sentir parte de
la sociedad, que sepan que son respetados y que los necesitamos.
El país primero fue campesino, luego la ciudad,
sus aglomeraciones y comodidades nos hicieron que rápidamente olvidáramos a ese
que nos nutren, nos permiten un mejor pasar, un mejor soñar, un mejor vivir.
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