lunes, 2 de marzo de 2020

Demogan La certificación venezolana


No deja de sorprendernos el régimen de Maduro. Esta semana sin previo aviso decidió certificar a Venezuela, como país libre de aftosa con vacunación.
En nuestro caso, antes de apresurar conclusiones, evaluamos las consecuencias de esta decisión, les recordamos antecedentes y les presentamos lo que creemos que puedan resultar de esto.
Desde hace unos tres años hemos venido hablando de la necesidad de encontrar salidas para que la aftosa no se convierta una epidemia incontrolada y termine afectando nuestro hato ganadero.
Al inicio, sugerimos un escudo sanitario para que se revacunara toda la frontera y evitar así, que nuestros departamentos fronterizos sufrieran consecuencias sanitarias y económicas graves, por falta de políticas en ambos países.
En diferentes momentos mencionamos a Casanare, Arauca y Norte de Santander, donde el comercio de ganado se veía seriamente afectado, siendo en algunos casos el fusil sanitario la única propuesta que ofrecían las autoridades; desde luego ante la inminencia que la enfermedad siga incontenible su paso, esa es la solución.
Se nos ocurrió también, que, a pesar de las enrarecidas relaciones entre los dos países, los técnicos del INSAI y el ICA, propusieran un protocolo supranacional, una idea que estuviera por encima de la mezquindad como algunos altos jerarcas, pequeños pensantes, miran la manera de relacionarse con los vecinos, desconociendo que más allá de sus egos, existen obligaciones impostergables, como son la sanidad del hato ganadero que Colombia y Venezuela, que compartimos, convivimos, nos entrelazamos así no lo queramos aceptar.
Ambos países deben tener 36 millones entre bovinos y bufalinos (No tenemos claro el inventario de caprinos). El costo de una pandemia supera los 3 mil millones de dólares. Las cuentas son relativamente fáciles de hacer, pues no se trata de los animales que tendríamos que sacrificar, sino que recuperar nuestra condición exportadora tomaría tiempo y dinero.
De lo anterior derivamos a otra propuesta, cuando nos encontramos, que se había decidido aceptar el regalo de la vacuna brasilera que incluía una tercera cepa. A eso le dimos la denominación de: caramelos envueltos en papel veneno;  sugerimos que en un esfuerzo compartido entre el FNG, el Ministerio de Agricultura, el ICA y claro el gobierno venezolano, no solo le entregáramos las 14 o 16 millones de vacunas a los venezolanos, sino que se estableciera una revisoría conjunta entre ambos países evitando así que por distintas razones no se vacunara. Se entiende que el mayor esfuerzo lo harían los ganaderos colombianos pues ponían a disposición de Venezuela su dinero en el FNG para pagar parte de la vacuna.
Ninguna de nuestras propuestas fue adoptada. Ahora el presidente Maduro, decidió certificar a Venezuela. Esperemos que entiendan que no es a partir de un decreto que esto puede suceder, sino que claramente es vacunando como se evita la proliferación de la epizootia. Le sugerimos a las autoridades que no desatiendan, ni porcinos ni caprinos, pues todos ellos son susceptibles de contraer la enfermedad.
Durante la guerra civil española, una de las líderes contrarias a Franco, Isidora Ibárruri Gómez, La Pasionaria, se tomó la propuesta del mariscal Pétain de: “No Pasarán”, eso mismo le pedimos a las autoridades de Colombia y Venezuela, que se hablen, que acepten sin más, que la sanidad de los hatos de ambos países, se cuida por encima de muchas otras diferencias.     

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