Luego de
muchos esfuerzos, Colombia obtuvo la certificación de la OIE de país libre de
aftosa con vacunación. Este estatus sanitario que tanto costó, no podemos
permitirnos perderlo, evitando que se autorice la aplicación de lotes de vacuna que no pasen satisfactoriamente
las pruebas que
realiza el LANIP-ICA, tanto de potencia para medir la expectativa
porcentual de protección; y de pureza. Eso sería una lesión enorme para el país.
Tampoco se
debe permitir que se comercialicen vacunas que estén vencidas, sin importar de cuál de los dos
laboratorios sea, o que destino tengan (en Colombia ni otros países), esto
es intolerable.
Las vacunas
mal purificadas pueden generar el fenómeno de falsos positivos, de ahí la importancia de la prueba de pureza a proteínas no
estructurales (PNE), mediante la cual se verifica que las vacunas no contengan
residuos indeseados de las dos cepas de virus utilizadas en su elaboración, ya que generan “ruido epidemiológico", dado que en las pruebas post-vacunación, los animales
vacunados sanos, pueden ser calificados como si estuviesen infectados con virus
de campo, o sea falsos positivos. En esos casos, el procedimiento es sacrificar
el animal e incinerarlo; pero además pone en riesgo el estatus sanitario del
territorio donde se encuentren dichos bovinos.
Todo esto lo
mencionamos para recordarles a las autoridades, que es fundamental evitar que
por malas prácticas, nos aparezca un falso positivo en cualquier región del
país, para no mencionar la gravedad que tendría, que animales con alta
calificación genética, salgan en alguna exportación, con una lectura inadecuada
por cuenta de decisiones poco estrictas que se hubieran tomado desde el
laboratorio mismo.
Hay rumores
señor ministro y señor director del ICA, que pueden haber exportaciones que
estén arrojando falsos positivos.
Si no es
verdad, es conveniente que ambos funcionarios desmientan el hecho públicamente.
La sanidad es un activo que debemos proteger a toda costa.
Sin embargo
si es verdad, independientemente de lo que se trate de hacer, el único
procedimiento aceptable, es trabajar en coordinación con el país o países donde
existan dudas, junto con la Organización Internacional de Epizootias para
atacar el problema e intentar darle solución.
En este
blog, hemos sido reiterativos que de ninguna manera podemos exponer la
ganadería más allá de lo expuestos que ya estamos, con enfermedades ya
controladas con vacunación como es el caso de la fiebre aftosa.
Esos
“lujos”, pueden llegar a tener un costo que no alcanzamos a dimensionar. Cuando
los uruguayos decidieron dejar de vacunar contra esta enfermedad, uno de sus
dirigentes, reconoció en un congreso mundial que el costo había superado los
mil quinientos millones de dólares, con un inventario ganadero mucho menor del que
nosotros tenemos y desde luego con un país con mejores vías y recorridos menos
extensos.
Dirigir el
agro exige una comunicación franca, donde los ofrecimientos no se conviertan en
olvidos permanentes, sino en realizaciones. Compartir con los ganaderos las
vicisitudes y dificultades del gobernante, lo hace más atractivo políticamente
hablando, pues los hombres de campo, se sienten representados por un ser humano
igual a ellos y no van a esperar que todo se los resuelva, con seguridad muchas
veces van a venir con soluciones, en lugar de esperar al hombre del cubilete y
la varita mágica.
El próximo
ciclo de la aftosa empieza en 30 días. No debe dividirse en varias campañas.
Una sola es lo más prudente. A no ser que uno de los dos laboratorios no tenga
las vacunas suficientes y en ese caso, recomendamos un diálogo franco entre las
partes.
Como
siempre, las dosis deben ser certificadas en fecha de vencimiento, potencia y
pureza a PNE por el ICA, para evitar problemas como los ya expresados.
Hay rumores
que deben ser neutralizados no solo con declaraciones rimbombantes, sino con
verdades que puedan corroborar los ganaderos.