lunes, 24 de agosto de 2020

Demogan Ni Miedo ni odio ni cobardía ni fanatismos

 ¿Quién de nosotros no ha sentido miedo, odio, cobardía o ha sido fanático? Probablemente ninguno de nosotros se ha salvado de sentir estas sensaciones.

El miedo inmoviliza, el odio es un espejo del alma y se regresa, la cobardía afecta la autoestima y el fanatismo polariza.

Hay quienes puedan pensar que nuestra permanente insistencia al dialogo, sea debilidad, nosotros pensamos que es la manera de erradicar los miedos y desde luego de cimentar la serenidad, en un momento que todos la necesitamos. 

En primer lugar, un tema político que no es el propósito de Demogan y consideramos no debería ser el de ningún gremio. Se trata de la preocupación que muchos tienen que un candidato al que no seamos afectos gane la próxima contienda electoral. Demogan No apoya candidatos, tampoco los descalifica. Sin embargo, si alguien pretende sacar a Colombia de la vía de nuestra imperfecta democracia, por fuera de nuestro movimiento, haríamos campaña a favor de una alternativa diferente.

Pasemos a la ganadería. Nuevamente, estamos enlechados. ¿Qué soluciones tenemos? Muchas. Desde luego no es odiando las contrapartes como esto se soluciona, el odio nos resta creatividad, además, le disminuye posibilidades a nuestra imaginación para que esta genere propuestas.

¿Qué proponemos?

En primer lugar, firmar un compromiso Industria-Lecheros, donde los procesadores se comprometan a comprar la totalidad de la leche sin importar las “enlechadas”.

Pulverizar excedentes; eso ya lo planteamos en el pasado. No tuvo aceptación la propuesta, volvemos sobre ella con la convicción que ayudamos a aligerar la carga a todas las partes.

La leche debe ser acopiada todos los días sin importar la época. No olvidemos que el problema con la enlechada es que normalmente no se deja de recoger una parte sino toda la leche, así que el lechero y algunos acopiadores pierden todo; hemos visto desechando por el sifón o las quebradas miles de litros. Y eso, en un país con hambre y sin proteínas, no es aceptable.

Colanta propuso pagar a $900 el litro de leche durante las enlechadas. Esta idea evita la necesidad de controlar las cantidades que son excedentarias sin más formula y le da velocidad al acopio.

Nosotros sugerimos que se pague un mínimo sobre el volumen excedentario de cada finca; eso exige más controles, pero le asegura un mejor precio al ganadero.

Nuestra propuesta sugiere la posibilidad de más diálogo entre productores e industria. Desconocer el negocio de uno o de otro, solo acompaña el ritmo desaforado de equivocaciones que llevamos. Hace que eventualmente nos odiemos por ignorancia y hoy esa idea solo lleva al fracaso.

Otra de nuestras reiteradas propuestas, es tener más productos con valores agregados: “Leche para la Eterna Juventud” o sin más ambages para nosotros los de la tercera edad, o leche líquida con nutrientes agregados para que las madres puedan alimentar a sus bebes en paseos y visitas sin necesidad de preparar teteros. También aumentar los quesos con denominación de origen; hoy nuestro consumo quesero es muy bajo, llega según Nielsen (2017) a 1,4 kilos per cápita eso son unos 450 millones de litros según el queso que estemos pensando. Especialmente, pensemos en fabricar quesos maduros que permiten ser almacenados.

No odiemos la industria. Tampoco pensemos que su negocio es sencillo; si eso pensamos, este es un país libre y los invitamos a fundar sus propios emprendimientos.

Es parte de nuestro convencimiento que solo el silencio es inútil; no se trata de hablar por hablar o de insultar. En este momento agredir de cualquier manera a una persona o grupo es parte de un mal entendido valor. Aprovechamos para volver a plantear que se tiendan puentes entre todos y presentar escusas si es que alguien se ha sentido ofendido. Esta no es una actitud cobarde, es una propuesta conciliadora en un país que necesita que entre todos nos demos un gran abrazo, generemos empleos, aumentemos la productividad y olvidemos diferencias. Aceptarlo, exige audacia.

Dejamos de último el fanatismo. Para nosotros ese es sinónimo de polarización. Un filósofo cuando le preguntaron que era la verdad, respondió: “El instante en que la tangente toca la parábola, es un instante, nadie tiene la verdad, solo los principios son eternos” ¿Qué verdad estamos dispuestos a defender como si fuera eterna? En cambio, el principio de la vida, es eterno.

Esperamos que todos crean en los principios y sin fanatismos, todos podamos opinar acerca de nuestras transitorias verdades.

viernes, 7 de agosto de 2020

Demogan Quien dijo que hay enemigos en el sector ganadero

 Jorge Alberto Velásquez en su columna del 5 de agosto de 2020, nos comparte una historia que bien vale la pena que muchos la asimilemos.

Las cifras no pueden ser más contundentes: La Emilia Romagna con algo más de 4’5 millones de habitantes, 22,453 kilómetros cuadrados y un ingreso per cápita de 35,300 al año, solo en productos lácteos exporta US $640 millones al año. No es todo, las exportaciones anuales de Uruguay, Chile y Perú de productos lácteos son US $650 millones, US $88 millones y US $53 millones respectivamente, mientras que desde Colombia nuestras exportaciones del 2013 alcanzaron los US $33 millones (¿tuvo que recurrir al 2013 por falta de estadísticas?).

Otro factor preponderante, es que somos el tercer país de la región latino americana, después de Brasil y Argentina en inventario ganadero (datos del 2013, fuente USDA Live Stock Poultry).

Sin duda los argumentos de Velásquez, son impactantes; sus reflexiones vale la pena revisarlas con ánimo constructivo con la esperanza que todos aprendamos.

Somos un país sobrediagnosticado. Quien quiera aprender cómo no se hace, puede venir y recibir una lección magistral.

Parodiando una oración de nuestra infancia, podemos decir: “Con la queja me acuesto, con la queja me levanto” en lugar de: “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto.”

Desde Demogan hemos sugerido la posibilidad que, en lugar de importar leche y suero en polvo, al menos la leche que necesita la industria, la pulvericemos aquí, así, los industriales no tendrían que guardar altos inventarios de leche en polvo y la demanda de leche se aumentaría entre 320 y 430 millones de litros al año; si adicionamos el lactosuero que se utiliza una parte legalmente y otra de manera fraudulenta, es probable que lleguemos a los mil millones de litros que se aumentaría la demanda.

Pero falta no solo poner una compresa, sino cerrar la herida; para hacerlo, en nuestro concepto debemos definir el problema que no es otro que la manera como definimos una enfermedad que nos aqueja, que es echarle la culpa a un tercero y así lavar nuestras culpas.

En Demogan consideramos, que señalar a otros sin empezar por asumir nuestras responsabilidades, no soluciona nada. Nosotros no creemos que el sector esté rodeado por enemigos, preferimos creer que nuestras amenazas podemos transformarlas en oportunidades.

Para empezar, los señalamientos entre productores e industriales, es una figura que no contribuye en nada a desarrollar la ganadería. ¿Han pensado en lo absurdo que puede sonar que todos le vendemos el fruto de nuestro trabajo a un tercero en el que no creemos y lo culpamos de todos nuestros males? eso desde luego de una manera diferente pero parecida (que trabalenguas este) les sucede a los industriales. No podemos dejar por fuera a los gremios, tampoco a los movimientos y mucho menos a los gobiernos de turno.

Si todos somos el problema, ¿no vale la pena quitarnos las armaduras y empezar a dialogar? Erradicar polarizaciones debería estar en el orden del día de cada uno de los 655,000 ganaderos; imagínense todos jalando un cable imaginario de prosperidad para el mismo lado, sin discusiones inútiles, en ocasiones bajando la cabeza, en otras haciendo equipo con quien era mi detractor y así sucesivamente.

Seguramente muchos han escuchado nuestras diferencias con aquellas industrias que incluyen lactosueros a la leche y llaman leche el producto que envasan. ¿Cómo debemos resolver nuestras diferencias? Abriendo un diálogo público en donde aceptemos las equivocaciones y tendamos puentes de entendimiento. Nosotros no creemos que se puedan cerrar industrias; desde luego tampoco aceptamos que se venda como leche algo que no es leche. Pero sí aceptamos que somos capaces de dialogar, siempre y cuando digamos las cosas como son.

¿Difícil pensar así en un país tan polarizado? No creemos. Cultivar el desacuerdo como fuente de crecimiento sectorial es nuestra convicción. Las paces se hacen entre quienes piensan diferente, si lo prefieren entre enemigos que les anticipamos que no reconocemos.

Nada es más enriquecedor que sentarse a dialogar con quien piensa diferente. Si lo entendemos, al final habremos encontrado nuevos caminos y sin duda muchas enseñanzas.

¿Qué hacer con los altos costos de energía? ¿las malas carreteras? ¿La contaminación de aguas, la desertificación de nuestros campos, la falta de ampliar la frontera Silvopastoril? Nuestra propuesta es sentarnos y estar dispuestos a escucharnos: “Si quieres gobernar, escucha a tus gobernados” Proponemos esta modificación: “si quieres avanzar en un siglo lleno de amenazas y oportunidades, escucha a tus contradictores y colegas”