Desde hace más de una década, la ganadería colombiana ha
estado sin líder a la vista. Fedegan ha buscado protagonismo, no servir a los
ganaderos, ni dar ejemplo promoviendo soluciones, o al menos, darle seguimiento
a sus propios documentos, como es el caso del Plan Estratégico de la Ganadería
2019 (PEGA 2019) presentado en el año 2006, sin realizaciones prácticas para
los dueños de finca y mucho menos para
un país que ve desaparecer un negocio que era factible hace apenas 15 años.
La queja como alternativa, solo sirve para agravar al
enfermo. Sin duda, la manera como se acercan algunos de los protagonistas como
son el ministerio y Fedegan o ANALAC y el ministerio, no ha resultado ser
solución para los males que aquejan a lecheros y productores de carne.
Sorprende que el llamado por algunos
“gremio cúpula de la ganadería” se preocupe más por maquillar a su
administrador para sus encuentros mediáticos, que preparar propuestas que no
insulten a sus interlocutores en ocasiones, o sea áulico cuando el gobierno de
turno le permita hacer lo que le dé la gana dentro del Ministerio. La
ganadería, requiere que sus dirigentes sean serios, que presenten propuestas
realizables, propuestas valorizadas y claro, ejecutar lo que propone. Si algo
hacen mal los finqueros es hablar, si algo hacen bien es ejecutar y superar
obstáculos, si un grupo empresarial ha demostrado valor ante la adversidad, es
el ganadero, ha logrado reinventarse una y otra vez para mantenerse funcionando
en solitario, sin tener idea si existe un gremio que lo defienda, que trabaje
para todos y no para los pocos que pertenecen al sanedrín. Si alguien ha debido
ser condecorado por los colombianos, es el ganadero anónimo, ese que le pone el
pecho a la adversidad todos los días, sin importarle el clima ni la falta de
carreteras, ni de comunicaciones, sin indicadores, olvidado y solitario en su
finca.
Los ganaderos son la esperanza de Colombia y de la seguridad
alimentaria, necesitamos más ciudadanos
ganaderos que sigan con la antorcha en alto, que no llene el país de miradas
lúgubres, sino de miradas llenas de futuro. A eso se llega, si, como lo venimos
diciendo desde esta tribuna, logramos resolver alguna o todas las siguientes
necesidades:
1.
El apoyo decidido desde el MADR, para que no se
eleven los prediales de la manera que ya lo denunciamos.
2.
Un inventario ganadero bien hecho, que permita
saber el número de fincas por región, de hembras de machos, de razas, de
trabajadores, de genética, de calidades de pasto, de costos por litro de leche,
del costo que tiene producir un kilo de carne en cada región, de calidades de
ambos productos, los precios históricos, la manera para acceder a los mejores
precios de ventas, etc. El ganadero debe ser atendido con la dignidad que le da
ser columna de esta sociedad. No con más o menos prebendas que el resto de los
ciudadanos.
3.
Tener soportes especializados en sus regiones
para saber cómo avanza la sanidad animal en el país y cómo debe ser cada finca
guardiana de esa seguridad sanitaria. Recordemos que no es solo la aftosa o la
brucelosis las amenazas que tiene el ganado.
4.
Entender a fondo cómo y en que se invierten los
dineros parafiscales de los cuales hoy nadie da cuenta ni razón. El balance del
Fondo Nacional del Ganado que pertenece a todos los ganaderos debe ser
público
5.
Los ganaderos y los industriales no están en
viviendas separadas, de hecho los primeros son el cimiento del edificio, los
segundos son las ventanas desde donde se miran las oportunidades que existen.
La industria empieza a entender que su primer gran aliado es su proveedor, hace
falta que trabajemos en crear foros donde se converse y se creen para beneficio
mutuo las oportunidades. Estigmatizarse unos u otros no está en el menú de las
soluciones, mirar con ira contenida las demandas de ambos tampoco. NO PODEMOS
SEGUIR SIENDO ENEMIGOS SINO SOCIOS.
6.
Ofrecer soluciones para la actualización
permanente es parte de las responsabilidades tripartitas: Gobierno, empresario
del campo e industria, son el trípode de la esperanza. A eso le apuesta
Demogan, proponemos que estos suceda lo más pronto posible. Avanzar en preparar
a los dueños de finca a sus administradores y trabajadores es importante, crear
la posibilidad que podamos hacer que las denominaciones de origen sea pan de
todos los días, que exista en cada pueblo del país, la tienda ganadera donde se
ofrecen productos únicos y con especificaciones exportables, es parte de la
solución, para que tengamos precios remunerativos y desde luego campesinos que
puedan mandar a estudiar a sus hijos al exterior y a las mejores universidades
del país. Proponemos que el MADR haga un primer case para empezar a educar lo
antes posible; la ecuación podría ser, 80% el MADR, 15% el fondo nacional del
ganado (Donde aportan los ganaderos) y 5% la industria, educar es mejorar la
calidad de la interlocución, no lo olvidemos.
7.
Las exportaciones, no pueden ser algo exótico,
sino algo permanente. Demogan ha venido promoviendo que el MADR aporte un
dinero adicional para hacer factible que podamos exportar leche. Ya se dio un
primer paso, ahora hace falta que todos los funcionarios entiendan, que los
mercados no se conquistan saliendo eventualmente a ofrecer los productos, sino
con presencia permanente ante los clientes. Por ahora se habla de unas 8,500
toneladas de leche, eso no es suficiente, los países que conquistan mercados,
no lo hacen con excedentes de producción, sino exportando todos los meses, de
esa manera se ganan adeptos, aspiramos que este tema lo acepte el MADR.
8.
La renovación generacional del campo en general
y de la ganadería en particular no está sucediendo. No tenemos datos claros de
cuál es el promedio de edad de los campesinos de la patria. De hecho, la mala
política y la falta de la misma en los gremios le resta credibilidad para
animar que las nuevas generaciones participen. Lo único que escuchan de sus
progenitores son quejas permanentes. No hay créditos accesibles, tampoco
servicios públicos, los impuestos avasallan al que produce. Quedarse sin
juventud en cualquier actividad, promueve su colapso, evita la innovación,
destruye la esperanza.
9.
Por último y en extremo importante, que la
seguridad no sea una súplica, sino una constante en toda nuestra geografía. No
hay un solo ganadero que no añore la paz. Muchos han sido lacerados por el
dolor del secuestro, el asesinato, el abigeato y todas las formas de delito que
acompaña la siembra del terror. Nadie mata para imponer ideas, eso se califica
como cobardía, cultivar el desacuerdo es la manera como evitamos que nos
sigamos matando. Desde luego para empezar, la fuerza pública debe continuar
siendo la gran aliada de la ganadería colombiana, estamos seguros que no hace
falta convencer a nadie para que esto suceda.
Invitamos a que el presidente y el ministro de agricultura,
convoquen a un Acuerdo Para La Prosperidad
Ganadera (APP), donde las propuestas tengan líder y puedan revisarse los
avances cada seis meses.
Que la queja quede atrás y el verde esperanza de nuestros
campos, se imponga por la razón y no por la imposición.
Roberto Ramírez Ocampo
DEMOGAN
Un Ganadeo un voto, No a la parafiscalidad sin
representación