domingo, 21 de abril de 2019

Demogan Cuidar La calidad de la leche que consumimos


Nos llegó un documental que demuestra como en Europa, específicamente en Francia, los productos que llevan frutas, prácticamente ninguno dice la verdad cuando describen sus bondades en los empaques.
Es una paradoja la confusión en que estamos inmersos como sociedad. Vender productos así sea engañando al consumidor final, incluyendo toda suerte de “sobornos” para que los niños exijan a sus madres que compren productos que no les hacen bien, es la nueva religión.
Defendemos sin ambages la empresa privada. Queremos agregar una propuesta a esas compañías: Empresas Privadas Centradas en Principios.
En ocasiones, el mercadeo ha sido herramienta que da a conocer productos que antes no resultarían vendibles y que hoy, gracias al trabajo de millones de trabajadores alrededor del mundo se venden con beneficios indudables, mercancías que activan la economía y traen bienestar a cientos de millones. Si las empresas deben cuidar al consumidor, los publicistas deben abanderar causas que cuiden no solo al consumidor, sino también el medio ambiente. Sería honroso conocer profesionales que, por razones éticas, se nieguen a participar en campañas que descuiden dos de los muchos pilares que, a largo plazo, serán la verdadera muralla que evite el derrumbamiento de una economía, que en ocasiones se desmadra centrándose exclusivamente en las utilidades.
En nuestra niñez, las posibilidades de engañarnos con la leche, sucedía cuando nuestras madres compraran leche barata, que incluía una cantidad de agua en cada botella. Desde luego, el control de calidad lo hacíamos los niños, que a Dios gracias sabíamos de dónde provenía la leche y a que sabía una postrera; ese conocimiento nos convertía en auditores autorizados de las leches de mala calidad. Muchas empresas se quebraron por esas malas prácticas.
Hoy la mayoría de los pequeños consumidores han perdido la posibilidad de cuestionar el menjurje que se toman, pues lo enmascaran con azúcar y esencias, distorsionando aún más lo que se consume.
Demogan está trabajando denodadamente, para que cuando una empresa incluya lactosueros en una caja o bolsa, sea TOTALMENTE claro, que no se puede llamar leche si se ha incluido lactosuero, sin importar la dosificación del sustituto.
Algunos evitan la confrontación, lo sabemos, lo lamentamos, nos avergüenza que así sea, pues quienes evitan esa confrontación seguramente tienen hijos o nietos que van a verse afectados por la mala calidad de lo que consumen.
Lo curioso es que llegar a conclusiones que sean científicamente comprobables, nos ha costado mucho trabajo, nos ha exigido convencer a unos pocos ciudadanos de bien que entienden la importancia de desenmascarar el ilícito y nos han aportado los fondos para poder hacer los estudios.
Muchos frentes hemos tenido que atender. Compartimos uno de ellos: en el mundo entero la figura de agregar lactosueros a la leche, NADIE la entendía; la respuesta de las personas con las que hablábamos, era sencilla: “Si no es 100% leche de vaca, se llama bebida láctea y eso es aceptable”, al responderles que no lo denunciaban en la etiqueta, nuevamente la sencillez de la respuesta era contundente: “Entonces es un fraude y tampoco debe ser difícil que las autoridades lo entiendan”. Claro, no nos interesaba discutir con gentes del exterior que nuestro INVIMA, la manera que tiene para descubrir si se comete el fraude, es estando en el momento que se incluye a la leche el sucedáneo, y eso, es muy poco factible que suceda.
Mientras que tenemos respuestas de las autoridades (No sabemos cuánto puede eso tardar) le pedimos a las madres, a los tenderos, a las grandes superficies, que se abstengan de poner en sus góndolas, leche que no sea leche al cien por ciento, si lo van a hacer, exijan que en la etiqueta de manera visible diga claramente: BEBIDA LÁCTEA CON LACTOSUERO AL XX%.
Esta práctica afecta de manera grave a nuestros campesinos, pues se dejan de comprar al día, según el cálculo más optimista que hemos hecho, 225,000 litros, que equivalen a 82’125,000 litros al año. Sin embargo, hay quienes nos dicen que puede llegar a 600,000 litros día o 219’000,000 de litros al año.
Apóyennos, defendamos la seguridad alimentaria de Colombia. Cuidar nuestro edén, es responsabilidad de todos.    

miércoles, 17 de abril de 2019

Presupuesto del Ministerio de Agricultura


Sorprende que en un país que se autoproclama agrícola, el ministerio del sector, esté de décimo en importancia presupuestal, con apenas $2’071 billones que, en dólares, son apenas US $680 millones, dejando para inversión US $495 millones. Hoy, su presupuesto es de apenas el 0.87% del total del presupuesto de 2019 que llegó a US $77'050 millones.
Con 102 ministros en 103 años de creación de la cartera, es evidente que la continuidad de programas brilla por su ausencia. Durante décadas el cultivo del café, nos mantuvo con la ilusión que algo se hacía. Desde luego, estar centrados en un monocultivo, acabó con nuestra imaginación, y zanganizó la agricultura; todo giraba en torno al café, nuestra ganadería extensiva y sobreprotegida, poco o nada avanzaba, siendo a su vez la que más área utilizaba y utiliza.
Hoy tenemos ejemplos de emprendimientos que contra viento y marea intentan salir adelante. Debemos hacer mención especial a la fruticultura, que a “trancas y mochas” intenta sobreponerse a los obstáculos que de todas partes le surgen. Colombia es una cornucopia desde que Dios la ubicó en el trópico.
Los sepultureros de oportunidades somos nosotros mismos.
El proteccionismo nos hacía soñar con una riqueza cosmética. Somos un país mediterráneo rodeado por cuatro mares, pues es conveniente incluir el Amazonas y el Orinoco, la “Costa” era para conocer el mar y pasar vacaciones en la playa. Los puertos se despertaron en la segunda mitad del siglo XX; hoy tenemos en Cartagena un señor puerto de contenedores, Compas, Las sociedades Portuarias de Barranquilla (que ya había construido Puerto Colombia del poco se habla), Cartagena y Buenaventura, El Cerrejón en la Guajira y se avizoran nuevos emprendimientos; sin embargo, las cifras continúan siendo diminutas.
Hicimos la comparación, entre el ministerio de agricultura de Chile y el nuestro. Aclaramos la razón para incluir a Chile; simple, es junto con Uruguay el país con menor corrupción de América Latina ¿Tendrá algo que ver?
Las conclusiones nos dejan mal parados. Para facilidad de nuestros lectores, les presentamos el siguiente cuadro:
Concepto
Colombia Fuente DANE
Chile Fuente ODEPA
Diferencia
Área Total
1’142,000 KM
756,000 KM
 (33,80%)
Área Cultivable
47’000,000 HC
18’400,000 HC
(60,85%)
Presupuesto Ministerio Agricultura
US $680 millones
US $1’000 millones
+ 47,06%
PIB Per cápita (Banco Mundial)
US $14,552
US 24,635
+ 69,29%
Empleo Agrícola 
4’900,000 (DANE)
1’000,000
(79,59%)
Exportaciones Agrícolas (millones de dólares)
US $7’355
US $17’000
  +131,13%

Para 60,85% más de tierra cultivable y más gente trabajando, tenemos, tenemos 34% menos de presupuesto en el ministerio del sector.
Exportan 2,31 veces más que nosotros, tienen 125,000 minifundios con menos de 5 hectáreas eso es el 41% del total de los predios. La joya de la corona en Chile son los campesinos y las empresas agrícolas que son algo más de 32,000.
Y nosotros, continuamos sin una política agraria seria.
Desde Demogan, hemos propuestos en varias ocasiones que se promueva un gran encuentro ganadero y agrícola, donde desde luego no prevalezca la voz de unos pocos, que entienden unas pocas cosas, sino que se promueva eso que el mundo define como la inteligencia colectiva y le pidamos su opinión a los que verdaderamente están al frente de las explotaciones agrícolas. Definir los temas transversales, como son: el agua, la energía, etc. (ya los hemos nombrado en múltiples oportunidades)
La democracia es el ejercicio de escuchar al que no tiene voz. Nunca lo hemos hecho, teniendo en cuenta que no solo es ponerles atención, pero además hacer seguimientos.
El ministro de agricultura chileno, Antonio Walker, en una entrevista que le escuchamos, mencionaba que su cargo exige movilizarse por todo el territorio y mencionó que los campesinos le entregan ideas por escrito, para sacar adelante la agricultura; eso mismo le sugerimos a uno de los ministros anteriores. Con el actual no lo hemos podido hacer, porque está dedicado a escuchar solo a unos pocos.
Demogan insiste en la necesidad de apoyar con libertad crítica y democrática al actual gobierno, eso mismo hicimos durante los 8 años del anterior; desde luego, debemos decir que a pesar de ser escuchados fueron pocas las ideas que se pusieron en práctica o fueron debatidas en profundidad.
El presupuesto es parco, sería interesante que el ministro aumentara los dineros, buscando sinergias con otros ministerios. Por ejemplo: educación, medio ambiente, TIC, comercio exterior etc. la falta de jugar en equipo es parte de las limitaciones que se imponen los ministros y eso consideramos que es equivocado.
Pensar en grande teniendo en cuenta a los pequeños es la manera como vemos la agricultura. Esperamos que esta propuesta sea evaluada.

domingo, 7 de abril de 2019

Demogan Que hacer para llegar al siglo XXI?


Indalecio Dangond, en su último artículo en El Espectador, bajo el título de ¿Y los bienes públicos? Hace un interesante recuento de las carencias del sector.
Empecemos por reconocer que Dangond es un pensador agrícola serio, que hace rato debió haber sido nombrado ministro del ramo, pero que, por razones incomprensibles, nadie ha tenido en cuenta, probablemente empezando por él.
A pesar de la seriedad del articulista, se nos ocurre que faltaron aspectos fundamentales en su escrito. Sugerimos los siguientes temas, con el propósito de continuar dibujando el panorama.
Cada gobierno, viene con ideas que consideran innovadoras, apresurándose a hacer nuevos planteamientos, sin dar continuidad a actividades que van madurando. Sin embargo, ninguno ha hecho un proyecto de estado, de largo plazo, que convenza y que permanezca en el tiempo.
Para empezar, La educación agrícola de nuestro país, continúa en pañales; el laboratorio de ciencias agrícolas que es Colombia, gracias a sus tres cordilleras, la multiplicidad de suelos y microclimas, no ha sido estudiado en profundidad. El desconocimiento violenta la productividad, frustra y aumenta la migración del campo.
Existe un claro divorcio entre los temas ambientales y el campo; no tenemos una política de reforestación de largo plazo, mucho menos propuestas para preservar matas de monte y pedazos minúsculos de selva que nos encontramos dispersos por las fincas. Deforestar quebradas y afluentes, seca, desviar ríos es alterar la vida y de eso no hablamos, pero en cambio, si marchitamos el futuro.
El censo agrícola con un costo de $350 mil millones, y a pesar de ser relativamente reciente, arrojó cifras que reafirman el fracaso del agro. Nos dieron cifras, pero quedó sin concretarse la manera como podíamos actualizarlas y eso no es serio. Un censo de ese costo, no lo podemos perder.
La seguridad en los campos, vuelve a estar amenazada. Desde luego si afectamos la rentabilidad, y si se imponen las vías de hecho, los ciudadanos de bien pierden la esperanza, si es que acaso ya no la perdieron.
No tenemos claro cuál es el presupuesto del ministerio del ramo, sí tenemos claro que nuevamente los indígenas del Cauca, que insistimos merecen todo nuestro respeto, firmaron un acuerdo que le costará al país $800 mil millones. Desconocemos si esos dineros van a ser debidamente auditados y controlados; si no es así, están forzando a que los ganaderos y agricultores, lleguen a pensar en vías no democráticas.
Desde luego la gremialidad, especialmente la ganadera, no ayuda a tener un agro consiente de la austeridad que exige manejar dineros públicos. Muchos gremios dicen representar a miles de ganaderos. La fórmula, en el caso del ganado, para saber si es verdad que Fedegan representa tantas gentes como pregona, es a través de la vacunación, el ICA llega dos veces al año a vacunar y no se le ocurre preguntar cómo mejorar la sanidad y mucho menos quien consideran ellos que los representa.
La conectividad del agro, continúa siendo una quimera. Esa herramienta bien usada, nos ayudaría a educar, a comercializar los productos, a conocer en línea las opiniones de millones de gentes del campo. Pero no, continuamos sin contar con esa posibilidad.
El agua es transversal al campo y no la cuidamos, tampoco educamos para ver cómo preservarla. Talleres para conocer las ideas de tantos que laboran las haciendas no existen, tampoco se promueven. Hace un tiempo se nos ocurrió sugerirle al ministro del momento, que hiciera reuniones semanales con los campesinos, con una fórmula que consideramos innovadora, que era una hora de quejas y dos horas proponiendo soluciones. Les aseguramos que las verdades del campo, están en cada uno de los que lo trabajan, de esos que lo sufren y lo viven.
Escuchar los territorios, es la mejor manera de mejorarlos. De allí podría haber nacido el tan cacareado Plan De Desarrollo, pero no, parecería que la máxima es: Poder que promueve el diálogo, poder que se acaba.
El campo está en peligro de extinguirse, no es una exageración, es la verdad de lo que palpamos cada vez que respiramos tierras, vacas, pasturas y bosques.