Comentábamos en nuestra primera
entrega la necesidad de concretar sistemas de producción de leche en cada
región del trópico medio y bajo con base en pasturas adaptadas y con suficiente
respaldo de investigación probada. La importancia de la educación y la
formación de los ganaderos utilizando a los industriales para canalizar la
transferencia de tecnología basada en experiencias exitosas en cada región, de
tal manera que se profesionalice la administración de nuestras fincas. Todo
esto en equilibrio o balance con nuestros recursos ambientales disponibles,
para lograr así estimular a los productores a adoptar los modelos propuestos y
que nuestras Haciendas se conviertan
fundamentalmente en empresas rentables.
Si somos capaces de lograr
la rentabilidad en nuestras Haciendas,
vendrá simultáneamente la necesidad de colocar inicialmente en nuestro mercado
interno esas producciones adicionales obtenidas. La mayor parte de los
productores colombianos venimos trabajando los últimos años con el objetivo de que
con el incremento en los precios de nuestros productos se resuelven todos nuestros problemas. Grave equivocación,
pues nos hemos olvidado que los Estados Financieros de nuestras empresas
agropecuarias están formados, como en
cualquier actividad productiva, por sus ingresos, sus gastos y costos de operación. Nuestro
resultado es finalmente la diferencia entre estos dos grandes rubros. Nos hemos
olvidado, por tener la presión únicamente en los precios de venta, que
podríamos obtener mejores resultados si logramos controlar y disminuir nuestros
costos de operación, aún sin aumentar los precios de venta. Debemos lograr poner nuestros costos de operación en
los niveles que correspondan a una operación eficiente. Obviamente en nuestro
caso, muchos de nuestros costos no dependen de nosotros mismos (energía, costo
básico de la mano de obra, maquinaria, drogas, concentrados, etc).Pero con la
información y la inteligencia si podemos presionar a los responsables para que
esos costos, que no están bajo nuestro control directo, logren un tratamiento
diferente con estrategias de mediano y largo plazo.
Adicionalmente al tener
controlados nuestros costos de producción, se nos convierte esta estrategia en
la mayor fortaleza para proteger en el largo plazo nuestro mercado interno. Por
esto nuestra meta debe ser producir por lo menos a los precios del mercado
internacional para que no sea tractivo para los comerciantes traer leche y
carne a Colombia de otras regiones productoras.
Este camino ya lo hemos empezado
a andar con la aplicación del Decreto que regula los precios de compra al
productor. Mediante la aplicación de este sistema, los ganaderos que venden a
la industria formal han logrado importantes mejoras en la calidad fisicoquímica
y bacteriológica de la leche y es un logro que no podemos perder. Antes por el
contrario exige esfuerzos por corregir algunas
distorsiones que tiene la fórmula
y es además una muestra de que con el
trabajo en equipo entre los industriales y los ganaderos podemos
alcanzar juntos metas cada día más importantes.
Aquí hay otro factor sobre el
cual debemos pedir protección a nuestros gobiernos. No puede ser posible que
nuestro sistema permita que llegue a Colombia leche sobretodo de países que
tienen protecciones a sus productores que les permite de alguna manera sacar
sus excedentes a nuestros mercados a precios inferiores a sus costos de
producción. Deberíamos tener una legislación que no permita estos juegos
comerciales que casi siempre benefician a ganaderos de otras latitudes y la
mayor parte de las veces a comerciantes que aprovechan esas distorsiones para
sus negocios particulares con perjuicio a una gran masa de productores
nacionales.
Debemos tener conciencia de que
con los ajustes necesarios en nuestros sistemas de producción y gracias a
nuestra posición en el trópico que nos permite la disponibilidad casi
permanente de recursos, nuestra producción nos permitirá entrar a satisfacer
los requerimientos de nuestros consumidores internos y ofrecer en el mercado internacional nuestros
excedentes.
Nuestros gobiernos tienen por
todo el país múltiples programas de asistencia a las poblaciones menos
favorecidas: niños, ancianos, sectores de menores ingresos. La leche y sus
derivados deben estar incluidos dentro de estos programas. No se entiende como
el ICBF utiliza productos elaborados a partir de bienes producidos en otras
latitudes. Los productores de leche debemos presionar sanamente al Estado para
que estas dietas se elaboren fundamentalmente con los bienes producidos por los
colombianos. Esto absorberá posibles sobrantes y nos garantizará un sano
crecimiento basado nuestro mercado interno, en nuestros recursos y
disponibilidades. Una política clara sobre estos temas es prioritaria.
Finalmente sobre este tema
debemos reconocer que hemos fallado en la publicidad institucional que se
maneja con recursos del FNG. La prueba más fehaciente es que los consumos
fundamentalmente, tanto en carne como en leche, no han aumentado como lo
comentamos en la entrega anterior. El manejo eficiente de la publicidad es
también una ciencia que podríamos llamar
una ciencia comercial. Debemos investigar a profundidad la situación del
consumidor y sus preferencias y de acuerdo con esos resultados diseñar la
política publicitaria gremial que nos permita
promocionar sanamente a los productores de leche y lograr aumentar
sustancialmente los consumos de la leche y sus derivados. Todo esto con
evaluaciones periódicas, pues los
mercados son dinámicos y están expuestos a cambios permanentes.
Paremos por ahora aquí con estos
comentarios con el compromiso de terminar en una próxima entrega nuestro
objetivo de presentar unas propuestas que nos permitan actualizar la ganadería
de leche en el trópico medio y bajo de Colombia para atender los requerimientos
del mercado. En nuestra entrega final hablaremos de la importancia de estimular
la integración con los industriales y el gobierno para lograr un desarrollo más
armónico y productivo de nuestra actividad.
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