Definitivamente
continuamos arando en el mar. El marcado desinterés de la banca para irrigar con créditos las necesidades de los campesinos es clara.
Advertimos
que no lo cuestionamos, la libre empresa es eso, hacer exactamente aquello que
ordenan las leyes del mercado y las instrucciones de los accionistas.
Sin embargo,
el interés de Demogan, es poner al campesino como la estrella que jamás ha sido.
¿Cuántos
son? Tenemos estadísticas para todos los gustos. Ni siquiera es claro el número
de hectáreas, tampoco cuántos predios campesinos tiene el país.
Un
importante dirigente de la agroindustria decía con toda razón, que hay gentes
del campo viviendo con estándares del siglo XIX. ¿Qué banco le va a prestar a
alguien que apenas si es capaz de firmar?
Es probable
que entre muchos podamos enunciar deficiencias del campo, también que se nos
ocurran algunas ideas, impracticables.
Debemos formular propuestas que se puedan llevar a cabo y no se tomen una eternidad hacer
que funcionen.
La semana
pasada mencionábamos que los tan publicitados $226 mil millones de Finagro, que
se suponía irían a los campesinos, $219 mil millones fueron a parar a la
agroindustria. Hasta ahora Finagro no ha desmentido que esto fuera así. A su
vez, les compartimos, que un préstamo promedio a un campesino, era de $8
millones, la cuenta es ridícula, pues si la cifra original se hubiera prestado
a pequeños, el cubrimiento habría llegado apenas a 28,300 dueños de predios.
Según el
IGAC, debe haber unas 3’691,000 fincas campesinas, de las cuales 771,512 NO
tienen títulos.
El ex
ministro Valencia, afirmó en el mes de enero que muchos campesinos prefieren el
desangre del “gota a gota” antes que someterse a los eternos trámites y maltratos
del banco agrario.
El total de
operaciones de Finagro el año 2019, fue de $19’3 billones y contabilizó 414,000
operaciones, eso son un promedio de $46’6 millones por operación. Imagínense que
sembrar una hectárea de uva, cuesta $20 millones. Una hectárea de pasto,
dependiendo de la época unos $2 millones. Así que si fuéramos a montar todo en
pastos (cosa que no tiene sentido) podríamos estar
hablando de 9’650,000 hectáreas de las más de 30 millones de hectáreas que hay
en ganadería.
Todos
tenemos claro que los dineros no se fueron para pequeños, sino en su mayoría a
terratenientes que saben cómo presentar sus balances y adelantar los trámites,
la tragedia del campesino es que todo eso le resulta extremadamente complicado.
Los ganaderos además del ganado, siembran maíz para
ensilar, arroz y en muchas ocasiones frutales. Como nos consta, no es sino
tener una mala calificación por parte de una inmisericorde burócrata, para que
nuestro paciente, que no es imaginario, no vuelva a tener posibilidades de
crédito. ¿Qué clase de banco es el Agrario? ¿No sabe las dificultades que tiene
el agro? Si es así, no debe continuar cacareando un huevo que jamás ha puesto y
si no, debemos concluir que la mayoría de los funcionarios
que andan el país, no tienen idea de las vicisitudes que debe enfrentar un
empresario del campo todos los días.
¿Qué debe
tener nuestro imaginario banco campesino? En primer lugar, una política
democrática, donde el campesino sea el rey; hoy no lo es.
Una unidad
de formalización de tierras que ayude de manera real a titularizarlas. El ex
ministro Juan Camilo Restrepo, entendió lo sensible del tema, pero no logró
avanzar mucho. No sabemos de otros ministros que trabajaran en el tema con
tanto ahínco.
Este banco
debe quedarse con los pequeños negocios del Banco Agrario, y ayudar a disparar
todas estas unidades productivas, prestandoles asesoría técnica, no solo dinero.
Son cerca de un millón de familias campesinas que honran sus créditos, cumplen
con ellos y mejoran sus fincas.
El banco
Agrario, tiene muchas oficinas que tienen el letrero, prestando pocos servicios
al agro; esas oficinas pueden pasar al banco de los campesinos.
Para nadie
es un secreto que asegurar la liquidez del agro es equivalente a seguridad
alimentaria.
El campesino
que no vende sus cosechas con estándares de calidad comprensibles y sin
inconvenientes, no es sujeto de crédito; de ahí que hayamos pedido una y otra
vez, la urgencia de tener en manos de empresarios independientes que sepan administrar centros de acopio, una red de frío, básculas, mesas de selección de
frutas y verduras, y las facilidades propias de estos negocios.
Nuestra idea
es combinar el Grameen Bank (Banco de los pobres fundado en 1983 por Muhammad
Yunus) El Banco Agrario y la idea de las SEDPES que son sociedades
especializadas en depósitos y pagos electrónicos que ya empiezan a funcionar en
nuestro país con costos muy bajos.
La idea,
como lo diría el profesor Yunus, es: “Hacer Posible lo Imposible”
Incluir como socios, a Grameen, Desjardins Group, bancos del
país que crean que salvar el país incluye a los campesinos, El MADR, Finagro,
Banco Agrario, Agricultores y agroindustriales, ganaderos, en fin, un sitio
donde la palabra Agricultura sea venerada, el campesino sea cuidado, la
seguridad alimentaria no sea parte de una utopía sino de una realidad.
La inclusión de bancos foráneos y privados, nos permitiría
evitar, manzanillos y prácticas que deben erradicarse, para asegurarnos que se
tiene un banco, banco.
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