domingo, 24 de febrero de 2019

Demogan La Inexistente Seguridad Alimentaria de Venezuela


El último censo que se adelantó en Venezuela, fue en el 2011. Arrojó un total de 29’460,000 habitantes. De acuerdo con las estadísticas, en el 2018 el total de habitantes es de 31’977,000; un aumento de 8,54%.
Para efectos de las necesidades alimenticias, y según nuestro director Jorge Castro Bucheli, el mercado pasa de ser de 45 millones de consumidores a 80 millones, pues él está seguro que no existirán barreras para importar al país hermano.
En el momento que se confirme la salida de Maduro de Venezuela, según un importante industrial colombiano, no podemos olvidar, que la deuda venezolana sacando a China y Rusia que, a su vez, cruzan contra crudo, es muy pequeña. El riesgo país bajaría ostensiblemente, permitiendo que se endeuden para comprar medicinas y alimentos.
Pensamos que el presidente Guaidó debe concentrar sus esfuerzos en disminuir la dependencia de la economía extractiva y poner manos a la obra para reconstruir la industria y el agro.
En todo lo anterior, los socios naturales, somos los colombianos. 
Las estadísticas señalan que entre 2012 y 2017 los consumos per cápita, de algunos productos alimenticios disminuyeron de la siguiente manera:
Para mayor claridad, les compartimos el siguiente cuadro expresado en kilos y toneladas año:
Producto
Consumo 2012
Consumo 2017
Toneladas Adicionales necesarias
Observaciones
Pollo
30
16
447,678

Res
18
14
127,908

Pescado
30
9
671,517

Leche Líquida
17
7
319,770
No está en litros per cápita
Leche en Polvo
7
5
63,954
Multiplicar por 8 para poner litros

El consumo per cápita de leche líquida de acuerdo con el periódico La Verdad (informe del 24 de noviembre de 2014) era de 49 litros per cápita año; en Colombia es de 140 litros según Asoleche. Lo anterior quiere decir que, si fueran a igualar nuestro consumo, entendiendo que hoy la diferencia puede ser mayor, serían necesarias 2’909,907 toneladas y no la suma de 319,770 más la leche en polvo que convertida a líquido arrojaría un total de 831,402 toneladas o, dicho de otra manera, 26,25 litros de consumo per cápita en el 2017.   
Nos faltan cifras confiables de arroz, azúcar y otros productos.
Colombia, podría suministrar buena parte de las carencias que hoy tienen nuestros hermanos. Con seguridad la agenda del presidente Duque a Estados Unidos incluyó la posibilidad que, en un esfuerzo conjunto, pudiéramos cubrir buena parte del déficit, ya que no podemos definirlo como demanda, pues lamentablemente no hay demanda en Venezuela y hoy es una emergencia alimentaria.
Cuando repasamos los posibles consumos de Venezuela, no entendemos la razón para que el gobierno invite a un concierto para entregar 20,000 cajas con comida. Debemos decirlo de manera clara, eso no les queda bien. Si fueran 300 toneladas de medicamentos, sería importante; de comida que van a entregar, pueden definirse como muestras sin valor comercial.
De otra parte, Guaidó hace lo propio y busca llevar ayuda humanitaria. Debemos decir que felicitamos a este valeroso y joven líder, y aprovechamos para sugerirle que encontremos conjuntamente una fórmula para entregar mercados no durante un día, sino durante los próximos 24 meses, de lo contrario en 60 días los que armaron la escasez, van a decir que todo fue culpa de los que recién llegan. La habilidad de los extremos para quitarse de encima las culpas sorprende.
Pocas veces nuestra capacidad productiva había tenido semejante oportunidad, pues contamos con los productos, la cercanía, la disposición, la tecnología y la gente. De igual manera, tener un vecino con la disposición de servirle resulta una fortuna para el presidente Guaidó.
No alimentar una población por discapacidad de una banda de criminales, ha sucedido en el pasado, pero que eso les suceda a 32 millones de personas, es un holocausto.
Esperamos que la transición se de pronto, pues continuar permitiendo la hambruna y lograr que un país que siempre gozó de tener cantidades de comida suficientes y no las tengan ahora, no es admisible.
Es urgente nutrir a Venezuela. Los cuarteles generales de la nutrición deben quedar transitoriamente en Cúcuta, con la idea que una vez se normalicen las condiciones, se establezcan en los 24 estados, bodegas con frío y la posibilidad de llevar graneles y pasar a bolsas, generando de inmediato miles de empleos.
Guaidó debe reconstruir la moral del trabajo, pues hasta eso arruinó el bandolerismo estatal.
Nuestra recomendación es no regalar nada, pues hacerlo, no es ético; luego de 20 años de desgobierno, algunos venezolanos, olvidaron la moral del trabajo duro. El 18 de febrero, la candidata del partido demócrata Amy Klobuchar, cuando le preguntó un profesional recién graduado que, si podía contar con la condonación de su deuda de estudios, ella dijo que no. El auditorio quedó sorprendido, pero luego entendió que eso es responder con seriedad.
Colombia y Venezuela, debemos apoyarnos seriamente, sin afrentas, sin ofrecer cosas que no podamos cumplir, trabajando hombro a hombro, enseñándole al mundo, como se puede pasar de un conato de guerra a una vecindad productiva.         

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