domingo, 16 de septiembre de 2018

Demogan Tampoco tenemos estrategias para la carne


Los números hablan por sí solos: las exportaciones colombianas de carne y despojos desde el 2004 hasta la proyección del 2018, representadas en miles de toneladas:
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
117,4
70,7
136,6
144,9
147,1
96,5
2,4
5,3
8,9
33,3
2014
2015
2016
2017
2018





9,2
9,9
10,2
18
19,5





(Fuente DIAN)
Las importaciones de carne, enero mayo, 2016-2018:
2016           54,000 toneladas.
2017           93,000 toneladas. aumento del 72,22%
2018         128,000 toneladas. aumento del 37,63%
Y para terminar con una cereza, el sacrificio de vacunos pasó de 4’100,000 cabezas en el 2013, a 3’400,000 en el 2017, una disminución del 17%.
El caso de las exportaciones de carne, fueron como todos lo sabemos, un espejismo y sin duda una falta de estrategia. El inmediatismo, el dinero fácil, compradores en Venezuela carentes de ética y ávidos de dinero, distorsionaron nuestra realidad ganadera. Nadie se preguntó, nadie cuestionó, solo veíamos como se enriquecían unos pocos, muchos anhelaban estar entre los bendecidos con el lucro fácil, que era legal en Colombia, delito en Venezuela. La lección aprendida, que desde luego no hay muchos interesados en asimilar, es que los negocios para tener continuidad, no pueden ser el resultado de influencias, ni privilegios de unos pocos, sino de estrategias sólidas y de largo plazo.
El síndrome del Dorado, nubla nuestro entendimiento, la mala influencia de la corrupción a ambos lados de la frontera, exige inmediatez, de ninguna manera largo plazo. Se hicieron presupuestos que no consultaban realidades; no entendimos que el negocio no era sostenible. El engaño llegó a su fin en el 2009.
El 2010, trajo consigo la cruda realidad que exigen los negocios. Desde ese año, las toneladas exportadas vienen creciendo de manera sostenida, con un salto en el 2013, que pretendió nuevamente acicalar nuestra verdad.
La lección de las exportaciones de carne, aún no se asimila. Hay quienes no entienden que esas ventas maquillaron sus balances y venden la idea que fue gracias a gestiones inexistentes que los negocios florecieron.
Las exportaciones, disminuyeron y las importaciones crecieron, no de manera proporcional a las exportaciones sino mostrando realidades sobre las que aún no reflexionamos.
En Demogan no tenemos las respuestas, pero si algunas preguntas que deben ayudarnos a entender este crecimiento.  
En primer lugar, es conveniente separar la importación de carne porcina, de aves y bovina, para tener un mejor entendimiento. Adicionalmente, una cosa son carnes procesadas y otra, carne en canal o despostada. Desde luego esa división debemos tenerla para entender nuestros consumos, fortalezas y debilidades.
Las estadísticas son primordiales para entender los diferentes sectores; exportar o importar carne en canal es una operación que no nos permite entender con exactitud el negocio, la carne en canal genera menos mano de obra en el país de origen y más en el país de destino; diferente es, cuando son carnes procesadas que no generan valores agregados en el país donde se consumen.
Nos preguntamos, ¿Cuál es el encanto de comprar productos importados? Desde luego, la carne argentina, uruguaya, las chuletas de cordero neozelandesas, o los cortes australianos, decoran banquetes, pero empobrecen a nuestros ganaderos. Es obligación de todos los dolientes de la ganadería estudiar con cuidado la estrategia para aumentar el consumo interno. Eso se ha pensado y mal ejecutado muchas veces, los resultados están a la vista.
¿Qué estamos pensando los ganaderos? ¿cuál es la razón para nuestro inmovilismo? ¿somos conscientes que esperar siempre a que otro nos tire un salvavidas no es respuesta? Nuestra falta de proactividad es nuestro peor defecto ¿qué proponen?
Nosotros pensamos que el primer paso, es renovar los protagonistas actuales de la ganadería. No puede ser tan difícil entender que, si no nos renovamos, los cuerpos gerenciales envejecen rápidamente, cuando no hay innovación, perdiendo flexibilidad en especial cuando no se renuevan.
La arteriosclerosis empresarial existe.
Luego, concientizar al consumidor para que compre colombiano. La amenaza de acabar nuestro campo está latente. El mercado interno, es el primer pilar que debemos atender, fortalecer y promover. Eso no quiere decir que dejemos de importar, quiere decir que es nuestra obligación ser competitivos en toda la cadena. Competir no puede ser un tabú, es una obligación sectorial.
Hemos dejado de sacrificar 700,000 cabezas. Eso son unas 162,000 toneladas; un porcentaje son sacrificios que no pagan impuesto de degüelle, eso debe ser más alto de lo que creemos. Hacemos un llamado a las autoridades para estar vigilantes.
¿Qué sucedió con el ganado que antes se sacrificaba? Perder en 5 años el 17% del sacrificio nos obliga a investigar.
Somos un sector con resultados que disminuyen todos los días. Un sector sin respuestas, tampoco con estadísticas que arrojen claridad para entender que sucede.
Gobernar es una difícil labor, es más complicada cuando se ofrece cambiar y todo continúa igual. En la carrera por el poder todos ofrecen lo que sea con tal de llegar a la meta de primeros.
El presidente Duque, ya llegó. Es hora de empezar señor presidente. Le sugerimos que promueva el diálogo ganadero por regiones, que su ministro de agricultura lo lidere hasta que le dé la vuelta Colombia, luego en un gran encuentro nacional con su presencia, se firme entre todos, los compromisos con la ganadería a cinco y diez años; para que en ese documento quede reflejada la política de estado para la ganadería.    

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