Dos amables
amigos nos compartieron hace unos días el escrito de don Juan José Arango R.
que denuncia la importación de 32 productos que sembrábamos, y que hoy
importamos.
Pues bien,
hicimos el análisis de los productos, desde luego sin el rigor que don Juan
José lo hiciera y encontramos lo siguiente: en 12 de ellos podríamos ser
competitivos, si existieran políticas para el agro; Como no tenemos política,
pues no somos competitivos. En 10 NO somos competitivos, dos de ellos NUNCA que
recordemos los hemos sembrado; nos referimos al garbanzo y la lenteja, así que
será conveniente que continuemos importándolos si es que los queremos consumir
y 8 falta ser más específico acerca de la variedad a la que se refiere, les
mencionamos solo algunos: ciruelas, duraznos, peras, manzanas. Aquí se siembran
estos productos y tienen su público, así que vale la pena no apresurar
conclusiones.
El ejercicio
de don Juan José nos resultó interesante, pues el debate de las importaciones,
que sepamos, ha sido una escaramuza sin conclusiones, sin profundidad, con la
participación de funcionarios que necesitan abaratar los costos de producción,
sin tener en cuenta las variables que nos hacen poco competitivos.
En el pasado
en Demogan nos hemos referido al tema, y hemos invitado al diálogo, si lo
prefieren al debate y son pocos los agricultores y funcionarios que entran al
ruedo.
En Demogan,
vemos esto como una oportunidad, pues si logramos que junto con el gobierno
trabajemos en mejoramiento genético para aumentar nuestra productividad lechera
por hectárea y la ganancia de gramos día para la ganadería de carne, en lugar
de quejarnos, seríamos propositivos. ¿Qué opinará el ministro de agricultura de
esto?
Desde luego,
el análisis debemos hacerlo por regiones, teniendo en cuenta temas
transversales, ventajas regionales que son puntuales y otros aspectos
importantes.
Ahora,
estamos frente a una nueva realidad: escases de leche por cuenta del verano. El
contingente de leche para el año 2020 de origen norteamericano, ya se copó; de
las 11,790 toneladas ya se definieron negocios (al 10 de enero) por 11,410
toneladas y las 380 toneladas que faltaban, ya se reservaron. Ahora tendremos
que importar de otros orígenes.
Nuestros
faltantes agrícolas y una que otra tragedia, muchas veces serían previsibles,
si tuviéramos capacidad de planear mejor, en lugar de estar dedicados a la vida
contemplativa y discusiones inútiles y claro, tener gobernantes preparados para
que gobiernen.
A la
ganadería le falta gerencia, al agro también, lo más grave es que el gobierno y
la gremialidad adolecen de esa capacidad. ¿Cuánto tiempo más seguiremos
diagnosticando falencias, en lugar accionar correctivos?
Las
importaciones son necesarias, desde luego las exportaciones también. Si no
contamos con información al día y tomadores de decisiones que sean ágiles,
continuaremos desestimulando la producción y perdiendo confianza en nuestros
gobernantes.
Los
ganaderos tenemos muchos frentes que resolver, algunos, están en nuestros
círculos de influencia, otros no; estos últimos debemos solucionarlos acudiendo
a las autoridades, que por otro lado están copadas sin atender muchos de los
problemas, por falta de medios, de presupuesto, de gente, de organigrama, de
comunicaciones y aunque nos cueste aceptarlo de tiempo para verlo todo, pues
normalmente se les exige a los más competentes que se encarguen de cubrir la
incompetencia de muchos de los nombrados para cumplir con cuotas burocráticas.
¿Cómo pueden
muchos ganaderos resolver amenazas? Es triste tener que aceptarlo, pero nos
comunican que algunas autoridades se ven superadas por violencia sin límites
que terminan encerrándolos en sus miedos, en nuestros miedos.
Empezamos
escribiendo sobre importaciones agrícolas y hemos terminando nuevamente,
compartiendo frustraciones.
La ganadería
es una sola. Para intentar resolver nuestros problemas hacemos un llamado a que
nos unamos y apoyemos a quienes deben tomar decisiones y que estos a su vez
escuchen las recomendaciones.
No podemos acabar con las siembras de maíz, sorgo,
soya y tantos otros productos, tampoco de leche y carne, pues se lesiona
nuestra seguridad alimentaria. Seguir enfrentados cuando en el fondo queremos
lo mismo, es insano, nos deja varados en la mitad del pantano. El problema no
es de un partido o un presidente, mucho menos de un ministro o de un gremio, el
problema es la manera cómo pensamos como sector; antes sin saberlo, nos hacía
mal nuestra arrogancia, hoy nuestra desesperanza.
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