viernes, 17 de enero de 2020

Demogan La Importaciones Agricolas

Dos amables amigos nos compartieron hace unos días el escrito de don Juan José Arango R. que denuncia la importación de 32 productos que sembrábamos, y que hoy importamos. 
Pues bien, hicimos el análisis de los productos, desde luego sin el rigor que don Juan José lo hiciera y encontramos lo siguiente: en 12 de ellos podríamos ser competitivos, si existieran políticas para el agro; Como no tenemos política, pues no somos competitivos. En 10 NO somos competitivos, dos de ellos NUNCA que recordemos los hemos sembrado; nos referimos al garbanzo y la lenteja, así que será conveniente que continuemos importándolos si es que los queremos consumir y 8 falta ser más específico acerca de la variedad a la que se refiere, les mencionamos solo algunos: ciruelas, duraznos, peras, manzanas. Aquí se siembran estos productos y tienen su público, así que vale la pena no apresurar conclusiones.
El ejercicio de don Juan José nos resultó interesante, pues el debate de las importaciones, que sepamos, ha sido una escaramuza sin conclusiones, sin profundidad, con la participación de funcionarios que necesitan abaratar los costos de producción, sin tener en cuenta las variables que nos hacen poco competitivos.
En el pasado en Demogan nos hemos referido al tema, y hemos invitado al diálogo, si lo prefieren al debate y son pocos los agricultores y funcionarios que entran al ruedo.
En Demogan, vemos esto como una oportunidad, pues si logramos que junto con el gobierno trabajemos en mejoramiento genético para aumentar nuestra productividad lechera por hectárea y la ganancia de gramos día para la ganadería de carne, en lugar de quejarnos, seríamos propositivos. ¿Qué opinará el ministro de agricultura de esto? 
Desde luego, el análisis debemos hacerlo por regiones, teniendo en cuenta temas transversales, ventajas regionales que son puntuales y otros aspectos importantes.
Ahora, estamos frente a una nueva realidad: escases de leche por cuenta del verano. El contingente de leche para el año 2020 de origen norteamericano, ya se copó; de las 11,790 toneladas ya se definieron negocios (al 10 de enero) por 11,410 toneladas y las 380 toneladas que faltaban, ya se reservaron. Ahora tendremos que importar de otros orígenes.    
Nuestros faltantes agrícolas y una que otra tragedia, muchas veces serían previsibles, si tuviéramos capacidad de planear mejor, en lugar de estar dedicados a la vida contemplativa y discusiones inútiles y claro, tener gobernantes preparados para que gobiernen.
A la ganadería le falta gerencia, al agro también, lo más grave es que el gobierno y la gremialidad adolecen de esa capacidad. ¿Cuánto tiempo más seguiremos diagnosticando falencias, en lugar accionar correctivos?
Las importaciones son necesarias, desde luego las exportaciones también. Si no contamos con información al día y tomadores de decisiones que sean ágiles, continuaremos desestimulando la producción y perdiendo confianza en nuestros gobernantes.  
Los ganaderos tenemos muchos frentes que resolver, algunos, están en nuestros círculos de influencia, otros no; estos últimos debemos solucionarlos acudiendo a las autoridades, que por otro lado están copadas sin atender muchos de los problemas, por falta de medios, de presupuesto, de gente, de organigrama, de comunicaciones y aunque nos cueste aceptarlo de tiempo para verlo todo, pues normalmente se les exige a los más competentes que se encarguen de cubrir la incompetencia de muchos de los nombrados para cumplir con cuotas burocráticas.
¿Cómo pueden muchos ganaderos resolver amenazas? Es triste tener que aceptarlo, pero nos comunican que algunas autoridades se ven superadas por violencia sin límites que terminan encerrándolos en sus miedos, en nuestros miedos.
Empezamos escribiendo sobre importaciones agrícolas y hemos terminando nuevamente, compartiendo frustraciones.
La ganadería es una sola. Para intentar resolver nuestros problemas hacemos un llamado a que nos unamos y apoyemos a quienes deben tomar decisiones y que estos a su vez escuchen las recomendaciones.
No podemos acabar con las siembras de maíz, sorgo, soya y tantos otros productos, tampoco de leche y carne, pues se lesiona nuestra seguridad alimentaria. Seguir enfrentados cuando en el fondo queremos lo mismo, es insano, nos deja varados en la mitad del pantano. El problema no es de un partido o un presidente, mucho menos de un ministro o de un gremio, el problema es la manera cómo pensamos como sector; antes sin saberlo, nos hacía mal nuestra arrogancia, hoy nuestra desesperanza.

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