domingo, 13 de octubre de 2019

Demogan La Ganadería Cenicienta que Alimenta y Cuida de Colombia

Desde muchos lugares del país, nos escriben para compartirnos la preocupación de pequeñas empresas lácteas, que procesan desde 20 litros diarios para producir quesos, arequipe, yogurt, kumis, postres a base de leche y venderlos a panaderías, tiendas, plazas de mercado y desde luego vendan al público y agreguen a la dieta proteína. Pues bien, estos industriales y artesanos, se están quedando sin leche.
El efecto del verano continúa impactando la producción. Se suma a esto la pobre base genética y lamentablemente, la dificultad que tienen los ganaderos para manejar bien las pasturas.
Anteriormente, ante el menor atisbo de devaluación, los productores de concentrados inmediatamente publicaban nuevas listas de precios. Llegó la devaluación y estos industriales, pragmáticamente decidieron no aumentar precios, pues si lo hacen, peligra que se disminuya aún más el consumo de sus piensos.
Desde luego, no solo los pequeños están sufriendo el impacto, también los grandes industriales. Nos dicen que hay canibalismo de clientes entre ellos. Hasta el punto que algunos ganaderos llaman a decir que no recojan su leche, pues cambiaron de comprador por el camino. No recomendamos esas prácticas que son: “Pan de hoy, hambre para mañana”
Hay productores que le venden a su comprador tradicional una pequeña cantidad de litros y el resto de su leche se la entregan al contado a procesadores informales en sus regiones.
Pequeños ganaderos, socios de cooperativas, que reciben apenas dos salarios mínimos por la venta de su leche al mes, no tienen opciones claras, pues los volúmenes que producen no exceden los 50 litros al día y si le venden a alguien diferente, inmediatamente su comprador tradicional puede no seguir atendiendolos.
La capacidad negociadora de los campesinos es nula. La suma de muchos es importante, pero su capacidad asociativa para no hablar de su capacidad de empresarial, no existe.
En Demogan creemos que la Seguridad Alimentaria del país, se inicia con la seguridad alimentaria de los campesinos. Ellos son la savia del negocio agrícola y ganadero.
Algunos de esos trabajadores del campo, no tuvieron más opción ante la falta de tierras y de hato, que dar un paso al lado, pasando de ser independientes sin prestaciones, dueños de una parcela y unas vacas, han tenido que salir a buscar empleos mal remunerados, algunos, migrar a las ciudades para aumentar el tamaño de los cinturones de miseria, no encontrar empleo y volverse mendigos o delincuentes y tristemente, en muchos casos, no migrar y convertirse en cuatreros.
Hay quienes piensan erróneamente que los ganaderos no hacen otra cosa que quejarse. Puede ser cierto en unos cuantos casos, pero no en la mayoría.
Quienes esto afirman, no tienen la visión completa y así no es posible dibujar el cuadro.
Vale la pena sugerir que la Bolsa Nacional Agropecuaria, diseñe esquemas de acopio que puedan ser vigilados por ellos, y manejados por cooperativas campesinas; eso mismo desde luego pueden hacer las grandes industrias en compañía de la Bolsa. Ya existe en la Macarena un ejemplo que hace falta multiplicar en muchos otros lugares de nuestra geografía.
Nosotros pensamos en un “trípode” salvador no solo para los pequeños, sino en general para el sector ganadero. Para empezar, insistimos en la urgencia de multiplicar centros de acopio empezando por el Cauca. ¿La razón? Para ningún colombiano es un misterio que la violencia extrema azota ese departamento.
La segunda “Pata” del trípode es el agua. Según el censo agropecuario, la ganadería cuenta con 600,000 predios, no todos ellos con jagüeyes o reservorios y en el caso de tener esas lagunas artificiales, no funcionan por falta de orientación técnica. El espejo de agua que se lograría si “cultivamos” el agua que hoy desborda cañadas, aumentando la sedimentación haría un cambio importante. Cada predio con agua “cultivada” es una finca menos “robándole” en verano agua a los acueductos veredales, y una finca más produciendo durante la época seca.
La tercera, es educar en prácticas asociativas a los pequeños finqueros para que puedan vender en bloque su leche, pero también con apoyo técnico desarrollar quesos y productos lácteos con denominación de origen. Colombia cuenta con 12 variedades de quesos, debemos duplicar esas denominaciones de origen en el corto plazo enseñando a dar valores agregados a los productores.
La ganadería no puede ser la más hermosa de la fiesta y la peor trajeada. La ganadería no es otro país. Los desarrollos por hacer son muchos y podrían duplicar el empleo generando prestaciones sociales para los campesinos.

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