domingo, 24 de marzo de 2019

Demogan El secuestro de un departamento EL CAUCA


En Demogan, somos garantistas. La democracia exige reconocer a los más débiles sus derechos. No aceptamos el matoneo como alternativa, de ninguna de las partes en conflicto. Dicho esto, les compartimos nuestro pensamiento acerca de la tragedia que vive el Cauca.
Empezamos por reiterar, que desde hace años hemos pedido (Nunca exigido) a los gobiernos de turno, crear un encuentro permanente entre quienes disienten, no solo en el Cauca sino para resolver, las decenas de diferencias que todos los días afloran en nuestro país. el conflicto en el Cauca, lo resuelven los Caucanos, con el apoyo del resto de los colombianos. El Cauca es nuestro y al menos en Demogan, no estamos dispuestos a ignorar su desesperanza.
Desde hace lustros, los indígenas del departamento, por razones que solo podemos cuestionar y no confirmar, pues no tenemos pruebas, vienen enfrentados no con los políticos, tampoco con el establecimiento, sino con el Cauca productivo, que incluye campesinos, empresarios, ganaderos, habitantes humildes, señorones de rancia estirpe, y con eso que suponíamos que estas etnias, defenderían por razones atávicas y culturales, como es la Pacha Mama, o la madre tierra, que no es otra cosa, que la selva, los ríos, las montañas.     
El Cauca, tiene 8 etnias, la tierra que les ha entregado el estado colombiano, suma 721,763 hectáreas de un total de 3’031,464 de territorio caucano; a su vez, son 248,532 indígenas, eso es el 19,6% de la población del departamento.
Entremos en materia. Debemos rechazar la manera como han sido maltratados los caucanos; llevamos años viendo como sufren.
¿Cuál es la razón para que todos los semestres se cierren las carreteras de acceso a Popayán? ¿Quiénes buscan qué? A pesar de las ingentes cantidades de dinero que se les han repartido, entendemos que los únicos y verdaderamente beneficiados son los jefes de los movimientos.
¿Quién audita los dineros que son entregados por todos los colombianos para unos pocos? Nos dicen que están exentos de ese control. No estamos de acuerdo; eso también es matoneo.
¿Cuánto le cuesta al país la salud de los indígenas utilizando sus prácticas tradicionales? ¿El dinero y los beneficios le llegan a la mayoría? O ¿Son unos pocos los beneficiados?   
Estamos de acuerdo que durante siglos fueron maltratados; sin embargo, no podemos aceptar que ahora maltraten a los caucanos. Así jamás tendremos paz.
De acuerdo con la información, la factura pendiente de pagar a las comunidades, es de $3’6 billones. Falta adicionar los $10 billones que les entregaran a todas las comunidades en el cuatrienio del presidente Duque. Pero, ¿será que el país cuenta con esos fondos?
La situación de los ganaderos en ese departamento y en Nariño es desesperada. Desde hace dos días están tirando leche a las quebradas carreteras y potreros. Qué paradoja; contaminamos el campo con un producto que alimenta niños.
Nariño es la tercera cuenca lechera de Colombia; podría existir para ellos la posibilidad de vender en Ecuador, pero nunca estamos preparados para las contingencias de esta magnitud.
Según el censo agropecuario de 2014, el Cauca produce del orden de 490,000 litros diarios. No vender hace que los ganaderos aumenten sus deudas, pues las empresas que acopian no están recogiendo leche desde hace al menos cuatro días.
El ministerio de agricultura debe ordenarle al administrador de la parafiscalidad, que les reconozca las pérdidas a los lecheros caucanos y nariñenses; esa factura no debería exceder de ninguna manera los $10 mil millones y ese dinero está en bancos.
Los ganaderos pagaron por adelantado.
Fedegan alega que representa a los ganaderos. Hoy, sin embargo, brilla por su ausencia. Los dineros de la parafiscalidad, no pueden ser para volver a llenarnos de plutocracia.
Un país tan rico en suelos, aguas y naturaleza y paradójicamente tan pobre en clase dirigente, no puede excluir de las discusiones con ninguna etnia, grupo campesino o minoría, la productividad de la tierra, ni el cuidado del agua, tampoco de las selvas. No nos oponemos a que se les reconozcan derechos a los indígenas; es más abogamos por que eso suceda, pero bajo ninguna circunstancia se les puede premiar que reciban beneficios y no compartan a cuantos les están mejorando la vida. $10 billones para los indígenas que son unos 2 millones (censo de 2005 eran 1’378,884) y ¿cuánto para los ganaderos que son tres millones? ¿cuánto para el ministerio de agricultura? Nuevamente señor ministro, no nos decepcione. Un ministro no solo puede seguir órdenes, tiene también que darlas y jugársela por su sector. 

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