domingo, 13 de enero de 2019

Demogan La Ética

El día 4 de enero terminaron entregándole la parafiscalidad a Fedegan.
Antes de seguir, queremos recordarles los argumentos jurídicos donde se exige democracia a quien administre y la obligación de abrir una licitación:
En 1998 la Corte Constitucional en su sentencia C-678, declaró factible el artículo, siempre y cuando se garantice la estructura democrática de quien administre el FNG, Es decir “que permita a los gravados con la contribución parafiscal de Fomento Ganadero y Lechero creada por la citada ley, su participación en lo atinente a la administración y recaudo de este gravamen parafiscal, conforme a lo expuesto en la parte motiva de esta sentencia”.
Ahora, con respecto a la obligación de abrir licitación, les recordamos la parte pertinente:
La Corte Constitucional y el Consejo de Estado están de acuerdo en que la Ley 1753 de 2015, Ley del Plan, modificó sustancialmente el artículo 7 de la Ley 89 de 1993, es decir, ya no es posible la contratación directa con Fedegan, o sea que, a la luz de las normas vigentes, la selección del nuevo administrador de la cuota parafiscal de carne y leche debe obedecer a una licitación pública. 
Las declaraciones de júbilo por parte de los favorecidos no se hicieron esperar; a su vez, la molestia de quienes no fueron tenidos en cuenta, también.
A pesar de la insistencia por parte de Fedegan, que el FNG se los quitó el gobierno anterior, por oponerse a los acuerdos de paz, debemos ser enfáticos: esa razón, no es cierta. La razón corta y precisa, fueron las múltiples anomalías en que incurrieron.
El ministro Valencia, que ha demostrado su valía en las declaraciones que ha dado, se equivocó al no llevar a cabo la licitación, que era obligatoria y en no recibir a los gremios diferentes de Fedegan.
Afirmó, que Fedegan está en 25 departamentos. Eso no es así, pues los comités que están con ese gremio, no se pueden presentar como un sustituto a las seccionales, de lo contrario la NFG, estaría en más departamentos o al menos en los mismos donde está Fedegan.
Escuchamos al representante de ese gremio ufanándose de las instalaciones que tienen en Bogotá, el caso de ese edificio ha sido suficientemente tratado, el mal negocio que hizo el FNG no tiene nombre, lo significativo allí, es que con seguridad los ganaderos preferirían recibir servicios y no tener la idea que es gracias a un edificio en la calle 37 que su gremio los representa bien.
La dichosa asamblea a donde fueron además del presidente, cinco ministros y varios directores y gerentes de institutos gubernamentales, la comparan con la asamblea de los otros gremios ganaderos. Esa asistencia, confirma lo politizada que está la ganadería; condición que el presidente Duque anticipó que no sucedería.
Insiste el ministro en sus varias intervenciones que las equivocaciones que se cometieron en la junta del FNG, estaban avaladas por los diferentes ministros de agricultura, desconociendo que, en cualquier consejo, no es solo responsabilidad de quien preside sino de todos los que asisten. Borrar de un plumazo que Fedegan no tuvo responsabilidad alguna en todas las equivocaciones no es ni real, ni aceptable; sin embargo, si insisten en el argumento, quedaría demostrado que ese gremio, no tiene la madurez ni el carácter para manejar la parafiscalidad, pues no se opone, ni deja constancias donde se enfrenta a los desaciertos en que incurrió la junta. Adicionalmente, entendemos que quien hacía las propuestas era fundamentalmente la federación.
En este nuevo contrato, no hay clausulas donde se mencione el buen gobierno, tampoco la autorregulación.
En nuestro concepto, no existe gremio ganadero alguno con la representatividad que se requiere. Es por eso que nuestra propuesta ha sido siempre, que se conforme una junta con amplia representación de los gremios y se maneje desde una fiducia los dineros los aportes. Eso disminuye costos, evita que se utilice ese organismo para crear puestos, permite que se invierta más en ganadería y menos en burocracia y claro, evita invertir en negocios fallidos.  
Todo lo anterior son argumentos que pueden ser más o menos aceptados, dejamos de último eso que para nosotros es la nuez de todo esto: la ética y si quieren también la estética. ¿Por qué no se renovó la junta del fondo al menos cada dos años? ¿Por qué había funcionarios que devengaban salarios en Fedegan y en el fondo? ¿Por qué costaba la burocracia $22 mil millones al año? ¿Por qué no se entregaban informes mensuales de los manejos de los dineros? ¿Por qué se invertía en negocios que no eran viables?
Hay muchas más preguntas, y habría sido excelente que no se repitiera los mismos con las mismas, al menos los ganaderos deberían tener la esperanza, que la cabeza del gremio pueda ser cambiada, renovar es conveniente y lo más contundente, los resultados están a la vista, la ganadería no necesita un político sino un líder que baje a parlamentar con todos sus asociados.

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