viernes, 7 de agosto de 2020

Demogan Quien dijo que hay enemigos en el sector ganadero

 Jorge Alberto Velásquez en su columna del 5 de agosto de 2020, nos comparte una historia que bien vale la pena que muchos la asimilemos.

Las cifras no pueden ser más contundentes: La Emilia Romagna con algo más de 4’5 millones de habitantes, 22,453 kilómetros cuadrados y un ingreso per cápita de 35,300 al año, solo en productos lácteos exporta US $640 millones al año. No es todo, las exportaciones anuales de Uruguay, Chile y Perú de productos lácteos son US $650 millones, US $88 millones y US $53 millones respectivamente, mientras que desde Colombia nuestras exportaciones del 2013 alcanzaron los US $33 millones (¿tuvo que recurrir al 2013 por falta de estadísticas?).

Otro factor preponderante, es que somos el tercer país de la región latino americana, después de Brasil y Argentina en inventario ganadero (datos del 2013, fuente USDA Live Stock Poultry).

Sin duda los argumentos de Velásquez, son impactantes; sus reflexiones vale la pena revisarlas con ánimo constructivo con la esperanza que todos aprendamos.

Somos un país sobrediagnosticado. Quien quiera aprender cómo no se hace, puede venir y recibir una lección magistral.

Parodiando una oración de nuestra infancia, podemos decir: “Con la queja me acuesto, con la queja me levanto” en lugar de: “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto.”

Desde Demogan hemos sugerido la posibilidad que, en lugar de importar leche y suero en polvo, al menos la leche que necesita la industria, la pulvericemos aquí, así, los industriales no tendrían que guardar altos inventarios de leche en polvo y la demanda de leche se aumentaría entre 320 y 430 millones de litros al año; si adicionamos el lactosuero que se utiliza una parte legalmente y otra de manera fraudulenta, es probable que lleguemos a los mil millones de litros que se aumentaría la demanda.

Pero falta no solo poner una compresa, sino cerrar la herida; para hacerlo, en nuestro concepto debemos definir el problema que no es otro que la manera como definimos una enfermedad que nos aqueja, que es echarle la culpa a un tercero y así lavar nuestras culpas.

En Demogan consideramos, que señalar a otros sin empezar por asumir nuestras responsabilidades, no soluciona nada. Nosotros no creemos que el sector esté rodeado por enemigos, preferimos creer que nuestras amenazas podemos transformarlas en oportunidades.

Para empezar, los señalamientos entre productores e industriales, es una figura que no contribuye en nada a desarrollar la ganadería. ¿Han pensado en lo absurdo que puede sonar que todos le vendemos el fruto de nuestro trabajo a un tercero en el que no creemos y lo culpamos de todos nuestros males? eso desde luego de una manera diferente pero parecida (que trabalenguas este) les sucede a los industriales. No podemos dejar por fuera a los gremios, tampoco a los movimientos y mucho menos a los gobiernos de turno.

Si todos somos el problema, ¿no vale la pena quitarnos las armaduras y empezar a dialogar? Erradicar polarizaciones debería estar en el orden del día de cada uno de los 655,000 ganaderos; imagínense todos jalando un cable imaginario de prosperidad para el mismo lado, sin discusiones inútiles, en ocasiones bajando la cabeza, en otras haciendo equipo con quien era mi detractor y así sucesivamente.

Seguramente muchos han escuchado nuestras diferencias con aquellas industrias que incluyen lactosueros a la leche y llaman leche el producto que envasan. ¿Cómo debemos resolver nuestras diferencias? Abriendo un diálogo público en donde aceptemos las equivocaciones y tendamos puentes de entendimiento. Nosotros no creemos que se puedan cerrar industrias; desde luego tampoco aceptamos que se venda como leche algo que no es leche. Pero sí aceptamos que somos capaces de dialogar, siempre y cuando digamos las cosas como son.

¿Difícil pensar así en un país tan polarizado? No creemos. Cultivar el desacuerdo como fuente de crecimiento sectorial es nuestra convicción. Las paces se hacen entre quienes piensan diferente, si lo prefieren entre enemigos que les anticipamos que no reconocemos.

Nada es más enriquecedor que sentarse a dialogar con quien piensa diferente. Si lo entendemos, al final habremos encontrado nuevos caminos y sin duda muchas enseñanzas.

¿Qué hacer con los altos costos de energía? ¿las malas carreteras? ¿La contaminación de aguas, la desertificación de nuestros campos, la falta de ampliar la frontera Silvopastoril? Nuestra propuesta es sentarnos y estar dispuestos a escucharnos: “Si quieres gobernar, escucha a tus gobernados” Proponemos esta modificación: “si quieres avanzar en un siglo lleno de amenazas y oportunidades, escucha a tus contradictores y colegas”

No hay comentarios:

Publicar un comentario