Solo a mediados del siglo pasado empezamos a conocer en la
comunidad científica americana resultados de investigaciones formales sobre el
conocimiento de los requerimientos ambientales de los
animales para poder expresar eficientemente su potencial productivo y el papel de la Ingeniería Agrícola en la solución
adecuada de estos requerimientos. Fue gracias a investigadores tan importantes como Max Kleiber y
posteriormente Merle L. Esmay que tuve conocimiento de sus trabajos y de sus
propuestas en los Estados Unidos. La
vida profesional me llevó por otros caminos, pero siempre he tenido interés por la Ingeniería Agrícola y por el
negocio ganadero.
Hoy en Colombia nos enfrentamos al cambio climático y sus
graves consecuencias, a los veranos e inviernos prolongados, sin
haber resuelto previamente una estrategia de manejo, de alimentación y de
generación de nuestros ganados desde el
punto de vista de la Ingeniería para proteger la producción y el ingreso de los
ganaderos. Todavía no tenemos claridad sobre qué hacer.
Reconozco que puedo estar equivocado con estas apreciaciones,
pues no soy cercano a las Facultades de Ingeniería Agrícola Colombianas y sus
trabajos, pero me atrevo a decir estas cosas, porqué si veo la realidad en
nuestras explotaciones y la falta de rigor científico que llevamos los ganaderos
con la mayoría de nuestras explotaciones y sus resultados.
Un poco de principios sobre
ambiente animal.
Las vacas de leche presentan en su fisiología unas
condiciones que podríamos llamar ideales para la producción. Los especialistas
en esto de la adaptación ambiental definen un índice conocido como THI o DI,
índice de Temperatura-Humedad o Índice de Incomodidad Ambiental, que considera
la Temperatura de bulbo seco y la Temperatura de bulbo húmedo en su definición.
Inicialmente, por allá en 1960 se consideraba un índice aceptable en vacas
Holstein menor o igual a 75, como índice máximo de Incomodidad Ambiental. Hoy
se considera que el Índice de
Incomodidad Ambiental debe estar por debajo de 68. Esto quiere decir que la
temperatura máxima que soportarían las vacas Holstein para ser productivas
sería de 20°C. La Humedad Relativa también cuenta y debería estar entre 50 y 80% para tener un
ambiente óptimo de producción. Condiciones de humedades extremas, por encima o por debajo de esos
valores a la misma temperatura, son también posibles como límite óptimo de
producción, pero requieren manejos especializados en alimentación y ambiente
para conseguir buenos resultados (1, 3, 7). Desgraciadamente no conozco los Índices
de Incomodidad Ambiental para vacas cebuínas, pero la experiencia nos demuestra
que debe ser mucho mayor que el definido como ideal para el ganado Holstein,
teniendo en cuenta su comportamiento ante los ambientes extremos de calor y
humedad.
Ya nos pronostican también los investigadores especialistas
en el cambio climático, que en los valles interandinos y en muchas de nuestras
llanuras la temperatura promedia subirá antes de 5 años en por lo menos 2°C
como consecuencia de los efectos del cambio climático. Grave para los ganados
que no tengan en su formación una respuesta genética a estas condiciones
extremas. También grave para los ganaderos que no se preparen para enfrentar estas nuevas
realidades. (2, 4, 5, 6).
Efectos de las condiciones extremas de Temperatura y
Humedad
Cuando las vacas lecheras se enfrentan a estas condiciones
que superan el Índice de Incomodidad Ambiental de 68 presentan otros síntomas claros de
desadaptación que llegan en algunos casos a comprometer la supervivencia del
animal. Algunos síntomas son los siguientes:
Temperatura corporal por encima de 39°C, aumento en el consumo de agua en más del 50%
del consumo normal, disminución en el consumo de alimentos durante el día,
disminución en la eficiencia alimentaria y disminución en la absorción de
nutrientes. Vacas expuestas a estrés calórico aumentan el conteo de células
somáticas y bacterias con disminución del contenido de grasa y de proteína.
Dependiendo de lo extremo de las condiciones, la producción de leche llega
a disminuir hasta un 60% y en
algunos casos extremos de altas temperaturas y humedades en el ganado cebuíno se presenta terminación completa de la lactancia, antes
de lo esperado. Las tasas de concepción disminuyen en hasta un 20% y aumentan
las incidencias de mastitis, problemas respiratorios, retención de placentas y
problemas respiratorios. Las longitudes esperadas de las gestaciones también
cambian. Para terminar los terneros expuestos
al estrés calórico durante los últimos
45 días de gestación presentan menores
pesos al nacimiento, menores ganancias de peso y se deprime su sistema inmune. (8).
Estrategias de
mitigación
Para disminuir esta situación de tragedia al cual se enfrenta
el ganado en el trópico durante los veranos extremos podemos ayudar arborizando
las fincas y creando sistemas de ventilación natural en los corrales con un
diseño apropiado. Cada finca requiere una estrategia definida. Debemos hacer
ajustes en la alimentación, en el manejo y en la recuperación de las praderas y en las densidades de los lotes que se
manejan en los potreros y en los corrales. (4)
Más importante que todo esto es la planificación en el diseño
y desarrollo de nuestras haciendas. Tamaño
del hato en ordeño, localización y diseño de
corrales y sitios de ordeño, selección de pasturas y leguminosas a
utilizar, tamaño de potreros, vías de
comunicación internas, entrenamiento del
personal para el manejo adecuado de los ganados, disponibilidad de fuentes de
agua, estrategias de alimentación, son factores que muchas veces no analizamos
ni oportuna ni eficientemente. En la
mayoría de los casos esta planeación inicial no se realiza y con el tiempo nos
damos cuenta lo costoso que es para la
finca no haber dispuesto de un tiempo para la planificación de la operación que nos permita manejar
racionalmente los ganados y las personas
que responden por la explotación. (4, 7)
Obviamente, las condiciones ideales de Temperatura y Humedad expuestas
en párrafos anteriores no son las
condiciones que encontramos en nuestros trópicos. En el trópico bajo las
temperaturas llegan en los veranos extremos a más de 40°C y en el trópico medio
hasta 35°C. Las humedades relativas también es necesario considerarlas. Todo
esto genera un ambiente hostil, que los ganados Bos Tauros no pueden resistir.
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