No es normal
que en esta columna tratemos dos contenidos tan diferentes en la misma fecha.
Decidimos hacerlo, pues ninguno de los dos temas permite dilatarlo hasta una
próxima entrega. Probablemente, será necesario que ampliemos al menos el
ambiental y les presentemos a los ganaderos la opinión de diferentes
científicos, evitando hacer afirmaciones que no estén respaldadas por la
investigación y no como le sucede al candidato republicano en USA, que afirma
sin rubor, que el cambio climático no es algo que el gobierno estadunidense
deba consumirle tiempo y dinero.
El día 4 de
noviembre nos invitaron a la rendición de cuentas del ministro de agricultura,
en San Pelayo, Córdoba. La cita era a las ocho de la mañana. Allí nos
presentamos 10 minutos antes de la hora, y el ministro arribó al complejo
cultural del porro, a eso de las 10:30 a.m. y con su proverbial amabilidad
saludó a todos los presentes de mano (éramos unas mil personas) el saludo se
extendió hasta las 11:20 de la mañana. Luego de escuchar porros, vino el himno
de Colombia y el himno de Córdoba, el cual repitieron varias veces para ver si
nos lo aprendíamos…no lo logramos. Ojalá los cordobeses adoptaran como su himno
a María Barilla, sería una innovación que rompería esquemas, permitiendo que los
actos protocolarios iniciaran con una gran sonrisa, sin importar las demoras.
Únicamente
pudimos estar presentes al video inicial, a las emotivas palabras
ministeriales, a la presentación del gerente de UNAGA, a quien el ministerio le
dio todo el protagonismo, advirtiendo que eso de ninguna manera quería decir
que le entregaría el manejo del Fondo Nacional del Ganado, que este se
adjudicaría democráticamente, afirmación que creemos y nos complace, pues como
lo hemos repetido muchas veces, una institución que participó en la junta del
malogrado fondo que administraba Fedegan, éticamente, no puede ser opción para gestionar
dineros parafiscales.
Luego habló
el presidente de Fedepanela, que sin duda representa un sector de pequeños
productores, que con ese cultivo, hacen la diferencia en los ingresos de muchos
campesinos. De igual forma se hizo una breve y clara explicación del incremento
en la siembra de cacao, de la importancia de producir eficientemente, de la
reducción del desempleo en el campo, de las absurdas cifras que seguimos
importando (pescado $40 millones de dólares al mes, tenemos dos mares y 24,000
kilómetros de ríos) excedemos los setecientos millones de dólares de
importaciones de comida al mes. Y aunque se disminuye poco a poco la brecha,
continúa siendo una vergüenza.
Escuchamos
las proclamas de senadores que allí se presentaron, el discurso inaugural de la
hermosa alcaldesa, que dio fe de las ayudas que recibe del ministerio. En fin,
pudimos estar tan solo hasta la una y media de la tarde, pues la agenda no
contaba con retrasos programados.
La
agricultura debe ser cumplida. Uno no siembra por fuera de fechas, tampoco
cosecha el día que no es, pues el fruto debe estar a punto. Enseñar a ser
puntuales, ayuda a erradicar la cultura del incumplimiento que es transversal a
todo el país.
No hay duda
que el ministro Iragorri es una persona con carisma, transmite pasión por lo
que hace, y gracias a su permanente contacto con los campesinos, va tejiendo
una canasta de sueños agrícolas que le empieza a dar resultados al país.
Continúe así señor ministro, lo apoyamos.
Hablemos
ahora de las declaraciones del ministro Luis Gilberto Murillo. Lo conocemos,
admiramos su tesón y su responsabilidad con el medio ambiente; sin embargo la
comparación ligera que utilizó para referirse a lo mucho que contamina el
ganado en comparación con los automóviles, no es apropiada y confunde. El mismo
dijo: “En temas ambientales, se deben dar debates informados” pues en este
primer debate, le faltó algo de información.
Colombia
cuenta de acuerdo con estadísticas del año 2012 con 11’291.152 automotores, de
los cuales el 54% son motos y el 46% autos (Camiones, buses, carros etc.) una
parte de ese 46% son vehículos con más de 5 años y emisiones más altas que los
nuevos. El hecho, es que los autos, solo emiten y no capturan CO2 equivalente y
esas emisiones están tasadas entre 100 hasta 400 gramos de CO2 por kilómetro recorrido,
si el recorrido promedio es de 50 kilómetros día, cada aparato emite 3,5
toneladas al año de contaminación, dicho de otra manera, solo el 46% de los
automóviles libera sin mitigación alguna, la friolera de 18’178.754 toneladas
al año. Nos falta el 54% de las motocicletas y la cifra puede elevarse hasta
los 25 millones de toneladas.
Colombia, no cuenta con un inventario de 25
millones de cabezas de ganado, tristemente por la falta de gremio y de política
ganadera. Debemos tener unas 22’5 millones de cabezas. El ganado emite
principalmente metano (CH4) que es 23 veces más contaminante que el CO2. De
igual forma, emite óxido nitroso (N2O) entre otras por las aplicaciones de urea
y desde luego CO2. Sin embargo, tal y como nos enseña la doctora María Cristina
Amézquita (PhD en temas ambientales y específicamente en pasturas) a quien me
permito citar: “la ganadería bajo pastoreo, bien manejada y con buenas pasturas
- ya sea gramínea sola, asociaciones gramínea-leguminosa, o Silvopastoreo
(asociaciones gramínea-leguminosa-árboles leguminosos o productivos), ha
demostrado científicamente ser ambientalmente benéfica. Como en
Colombia la gran mayoría de las producciones de carne y leche se realizan bajo
pastoreo (no en estabulación), nuestra ganadería, si se hace con buenas
pasturas y buenas prácticas de manejo, es ambientalmente
benéfica. Lo que necesitamos, es recuperar el 20% del territorio que
está degradado (bosques talados, rastrojos, cuencas deforestadas, áreas
desertificadas), y allí, las buenas pasturas hacen un rol perfecto, pues
mejoran el suelo, la productividad animal de carne y leche, y generan
beneficios económicos, sociales y ambientales a las comunidades que habitan
esas zonas degradadas. En esto debería apoyar el Ministerio del Medio Ambiente”
y en otro aparte afirma “las pasturas por
ser una planta perenne capturan CO2 equivalente que hace que las
emisiones netas sean negativas”. En síntesis: Los animales emiten, y las
pasturas capturan carbono, quedando el balance a favor del ganado y no de la
contaminación.Una hectárea con buenas pasturas, captura desde 2 toneladas de CO2 equivalente y si combinamos esa hectárea con árboles, podemos llegar a disminuir el impacto hasta en 7 toneladas por hectárea. ¿Sabía eso el doctor Murillo?
Desde luego, el transporte no solo contamina por la liberación de CO2 de sus motores, sino las llantas, sus bocinas, la liberación de otros químicos devastadores para la atmósfera cuando frenan, en fin la suma de todos los miedos medioambientales, llegan en esa maravilla de invención que popularizara el buen Henry Ford.
Por último, la estabulación de ganado en los países desarrollados que con seguridad era eso a lo que el doctor Murillo se refería, es diametralmente opuesta su realidad ambiental a la nuestra. Por esa razón, ahora que el presidente Santos visitó el Reino Unido, vendrán a proponernos que les suministremos parte de su leche y su carne originados en bovinos que al menos dejen la ecuación ambiental en ceros. ¿Le parece doctor Murillo?
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