domingo, 6 de noviembre de 2016

Demogan Relación de Cuentas y Declaraciones del ministro del Medio Ambiente

No es normal que en esta columna tratemos dos contenidos tan diferentes en la misma fecha. Decidimos hacerlo, pues ninguno de los dos temas permite dilatarlo hasta una próxima entrega. Probablemente, será necesario que ampliemos al menos el ambiental y les presentemos a los ganaderos la opinión de diferentes científicos, evitando hacer afirmaciones que no estén respaldadas por la investigación y no como le sucede al candidato republicano en USA, que afirma sin rubor, que el cambio climático no es algo que el gobierno estadunidense deba consumirle tiempo y dinero.
El día 4 de noviembre nos invitaron a la rendición de cuentas del ministro de agricultura, en San Pelayo, Córdoba. La cita era a las ocho de la mañana. Allí nos presentamos 10 minutos antes de la hora, y el ministro arribó al complejo cultural del porro, a eso de las 10:30 a.m. y con su proverbial amabilidad saludó a todos los presentes de mano (éramos unas mil personas) el saludo se extendió hasta las 11:20 de la mañana. Luego de escuchar porros, vino el himno de Colombia y el himno de Córdoba, el cual repitieron varias veces para ver si nos lo aprendíamos…no lo logramos. Ojalá los cordobeses adoptaran como su himno a María Barilla, sería una innovación que rompería esquemas, permitiendo que los actos protocolarios iniciaran con una gran sonrisa, sin importar las demoras.
Únicamente pudimos estar presentes al video inicial, a las emotivas palabras ministeriales, a la presentación del gerente de UNAGA, a quien el ministerio le dio todo el protagonismo, advirtiendo que eso de ninguna manera quería decir que le entregaría el manejo del Fondo Nacional del Ganado, que este se adjudicaría democráticamente, afirmación que creemos y nos complace, pues como lo hemos repetido muchas veces, una institución que participó en la junta del malogrado fondo que administraba Fedegan, éticamente, no puede ser opción para gestionar dineros parafiscales.
Luego habló el presidente de Fedepanela, que sin duda representa un sector de pequeños productores, que con ese cultivo, hacen la diferencia en los ingresos de muchos campesinos. De igual forma se hizo una breve y clara explicación del incremento en la siembra de cacao, de la importancia de producir eficientemente, de la reducción del desempleo en el campo, de las absurdas cifras que seguimos importando (pescado $40 millones de dólares al mes, tenemos dos mares y 24,000 kilómetros de ríos) excedemos los setecientos millones de dólares de importaciones de comida al mes. Y aunque se disminuye poco a poco la brecha, continúa siendo una vergüenza.
Escuchamos las proclamas de senadores que allí se presentaron, el discurso inaugural de la hermosa alcaldesa, que dio fe de las ayudas que recibe del ministerio. En fin, pudimos estar tan solo hasta la una y media de la tarde, pues la agenda no contaba con retrasos programados.
La agricultura debe ser cumplida. Uno no siembra por fuera de fechas, tampoco cosecha el día que no es, pues el fruto debe estar a punto. Enseñar a ser puntuales, ayuda a erradicar la cultura del incumplimiento que es transversal a todo el país.
No hay duda que el ministro Iragorri es una persona con carisma, transmite pasión por lo que hace, y gracias a su permanente contacto con los campesinos, va tejiendo una canasta de sueños agrícolas que le empieza a dar resultados al país. Continúe así señor ministro, lo apoyamos.
Hablemos ahora de las declaraciones del ministro Luis Gilberto Murillo. Lo conocemos, admiramos su tesón y su responsabilidad con el medio ambiente; sin embargo la comparación ligera que utilizó para referirse a lo mucho que contamina el ganado en comparación con los automóviles, no es apropiada y confunde. El mismo dijo: “En temas ambientales, se deben dar debates informados” pues en este primer debate, le faltó algo de información.
Colombia cuenta de acuerdo con estadísticas del año 2012 con 11’291.152 automotores, de los cuales el 54% son motos y el 46% autos (Camiones, buses, carros etc.) una parte de ese 46% son vehículos con más de 5 años y emisiones más altas que los nuevos. El hecho, es que los autos, solo emiten y no capturan CO2 equivalente y esas emisiones están tasadas entre 100 hasta 400 gramos de CO2 por kilómetro recorrido, si el recorrido promedio es de 50 kilómetros día, cada aparato emite 3,5 toneladas al año de contaminación, dicho de otra manera, solo el 46% de los automóviles libera sin mitigación alguna, la friolera de 18’178.754 toneladas al año. Nos falta el 54% de las motocicletas y la cifra puede elevarse hasta los 25 millones de toneladas.
Colombia, no cuenta con un inventario de 25 millones de cabezas de ganado, tristemente por la falta de gremio y de política ganadera. Debemos tener unas 22’5 millones de cabezas. El ganado emite principalmente metano (CH4) que es 23 veces más contaminante que el CO2. De igual forma, emite óxido nitroso (N2O) entre otras por las aplicaciones de urea y desde luego CO2. Sin embargo, tal y como nos enseña la doctora María Cristina Amézquita (PhD en temas ambientales y específicamente en pasturas) a quien me permito citar: “la ganadería bajo pastoreo, bien manejada y con buenas pasturas - ya sea gramínea sola, asociaciones gramínea-leguminosa, o Silvopastoreo (asociaciones gramínea-leguminosa-árboles leguminosos o productivos), ha demostrado científicamente ser ambientalmente  benéfica. Como en Colombia la gran mayoría de las producciones de carne y leche se realizan bajo pastoreo (no en estabulación), nuestra ganadería, si se hace con buenas pasturas y buenas prácticas de manejo, es ambientalmente benéfica.  Lo que necesitamos, es recuperar el 20% del territorio que está degradado (bosques talados, rastrojos, cuencas deforestadas, áreas desertificadas), y allí, las buenas pasturas hacen un rol perfecto, pues mejoran el suelo, la productividad animal de carne y leche, y generan beneficios económicos, sociales y ambientales a las comunidades que habitan esas zonas degradadas. En esto debería apoyar el Ministerio del Medio Ambiente” y en otro aparte afirma “las pasturas por ser una planta perenne capturan CO2 equivalente  que hace que las emisiones netas sean negativas”. En síntesis: Los animales emiten, y las pasturas capturan carbono, quedando el balance a favor del ganado y no de la contaminación.
Una hectárea con buenas pasturas, captura desde 2 toneladas de CO2 equivalente y si combinamos esa hectárea con árboles, podemos llegar a disminuir el impacto hasta en 7 toneladas por hectárea. ¿Sabía eso el doctor Murillo?
Desde luego, el transporte no solo contamina por la liberación de CO2 de sus motores, sino las llantas, sus bocinas, la liberación de otros químicos devastadores para la atmósfera cuando frenan, en fin la suma de todos los miedos medioambientales, llegan en esa maravilla de invención que popularizara el buen Henry Ford.

Por último, la estabulación de ganado en los países desarrollados que con seguridad era eso a lo que el doctor Murillo se refería, es diametralmente opuesta su realidad ambiental a la nuestra. Por esa razón,  ahora que el presidente Santos visitó el Reino Unido, vendrán a proponernos que les suministremos parte de su leche y su carne originados en bovinos que al menos dejen la ecuación ambiental en ceros. ¿Le parece doctor Murillo?

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