Finalmente,
la Súper Intendencia de Sociedades (SIC) decidió mandar oficialmente al Fondo
Nacional del Ganado a liquidación. Por lo visto el único en Colombia que no
tenía idea que eso era lo que tenía que suceder era el gerente de Fedegan.
No nos alegramos,
sencillamente porque es un tropiezo que era preferible que no sucediera.
Escuchamos los comentarios de Fedegan en una emisora diciendo que le dolía la
suerte de los 349 empleados del fondo, que la culpa enteramente era del
gobierno. Nadie en la junta ha tenido el carácter de aclararle, que las
evidencias no apuntan a que el estado sea el responsable, sino que es
únicamente por la pésima gestión de la junta del fondo, y desde luego de quien
debía ser el representante legal, pero evadió ladinamente esa responsabilidad.
La torpeza
de esa administración la señalamos una y otra vez sin que tuviera eco en los
administradores. La arrogancia es probablemente una de las execrables
equivocaciones de la gerencia. Si a esto le adicionamos la incompetencia colectiva
de una junta, estamos en el peor de los mundos. ¿Cuál es la verdadera razón
para que ninguno de los miembros se diera por enterado, de las equivocaciones
en las que reiteradamente caían?
Las
lecciones aprendidas de este funesto ejercicio gremial, debe capitalizarlas el
gobierno, que no puede continuar enviando a que lo representen personas que no
entienden las señales del balance, desconocen el ABC del manejo gerencial, que
eventualmente solo asisten para recibir unos emolumentos y con eso basta para
que no se pronuncien, que tienen dificultades para entender los límites que
tienen las inversiones de los fondos, que los narcotiza el poder y las
genuflexiones de unos pocos, personas con poder de veto, que no se amilanen
ante las mayorías que puedan transitoriamente mostrarles. Sea este el momento
para felicitar el viceministro Pineda, que tuvo que mantenerse firme ante las
amenazas, los gritos y los insultos, de algunos miembros de la junta del Fondo
Nacional del Ganado.
Es
recomendable también, que todas las juntas de la parafiscalidad, entiendan este
proceso tortuoso e inútil de los ganaderos. Aprendamos de los errores, no
tenga ninguno la idea que nunca puede llegar a sucederle, escuchen la voz de
las minorías, cosa que jamás entendió la frágil directiva de Fedegan que solo
alegaba que ellos eran el gremio cúpula de la ganadería, sin entender, que
entre más cerca estamos de la cumbre, más cercana está la puerta de salida.
No es el
propósito de este escrito dar lecciones, sin embargo Demogan desde hace 10 años, venía advirtiendo
los manejos truculentos que en ese fondo sucedían, era a todas luces una
afrenta a los finqueros que no pertenecían al círculo íntimo de la dirigencia
gremial. Debemos nuevamente resaltar la importancia del mensaje que le enviara
Ganacor a Fedegan, pidiendo la renuncia del gerente de ese gremio, fue sin duda
a partir de ese escrito, que muchos otros comités comenzaron a expresarse. Hoy
tenemos que hacerle un justo reconocimiento a Juan Camilo Restrepo Salazar, que
escuchó a Demogan, entendió nuestras razones y para no actuar apresuradamente,
decidió contratar una auditoría que por ley el ministerio tenía el poder, la
posibilidad y la obligación de contratar cuando lo estimara. No es verdad que
no podía hacerlo, Restrepo actuó no solo en derecho, sino en justicia.
El
representante legal del Fondo Nacional del Ganado, debe entregarle los libros
de la entidad al liquidador, hace apenas cuatro años, la auditoría que mencionamos
antes, pidió el detalle de cada gasto y no solo no lo entregaron sino que la
actitud fue irrespetuosa para con los auditores, pensaron que con esa altanería
el asunto quedaba saldado. No fue así, ahora, seguramente tendrán que pagar
justos por pecadores, lamentamos de veras que eso suceda. ¿Cuál es la razón
para ocultar la información? tenemos el convencimiento que a los únicos que no
les importa mostrar sus actos es a los que nada tienen que ocultar, o como
diría Augusto Ramírez Moreno “Al único que no le molesta que le tomen cuentas
es al hombre honesto”.
El dinero
del fondo no puede tener asomos de mala gestión, eso debe ser una exigencia que
todos debemos tener presente. La nueva junta debe informarle a los ganaderos de
Colombia de sus logros, obstáculos, dificultades, balances y presupuestos
mínimo cada tres meses, los ganaderos cada día son más entendidos en las
responsabilidades de las juntas, deben estar seguros que ellos como grabados
están en el derecho y la obligación de asistir a la junta de su fondo.
Un
importante líder de la comunidad ganadera nos compartía su idea que fuera “Un
comité un voto”. En Demogan, seguimos pensando que debe prevalecer la propuesta
de siempre, que nuestro colega Alberto Castillo nos propusiera y nosotros
aceptamos: “Un ganadero un voto” sin embargo, como es nuestra esencia la
democracia, abrimos la discusión para escuchar a tantos como se quieran
manifestar. Esta propuesta está dirigida, para que no volvamos a las malas
gestiones que entronizara la dictadura gremial.
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