La semana
pasada, murió el hijo de nuestro amigo, líder ganadero, caballero intachable,
compañero de brega, Horacio Del Castillo Restrepo y de su esposa Margarita De
Brigard, el joven de 37 años Juan Manuel Del Castillo.
Habíamos demorado
esta nota, para dejar que pasara un poco la congoja de los padres adoloridos,
sin embargo, estos son dolores que se quedan para siempre.
¿Qué decir? Que
creemos en Dios, que la vida eterna existe, que la despedida de Juan Manuel es
por pocos segundos en el reloj divino. Por eso Horacio querido, estamos seguros
que junto con el amor de Margarita y tus hijos, saldrá la familia fortalecida y
adelante.
Conozco a la
familia Del Castillo desde hace muchos años, Carlos Del Castillo Restrepo, hermano
de Horacio, fue al primero que conocí gracias a que junto con mi hermano Jorge
Ramírez, eran cercanos colaboradores del presidente López Michelsen, la esposa
de Carlos, amiga de mi cuñada Magda Botero hizo que el paso para nuestros dos
hermanos, por el gabinete de López fuera más llevadero a pesar de las
dificultades que esos cargos entrañan.
La ventaja
de contar con un par de los quilates de Horacio, es la transparencia en todos
sus actos, qué decir de sus aportes a los ganaderos de Colombia, fue él quien
con una intervención contundente ante el presidente Santos y el ministro Juan
Camilo Restrepo, logró que la exportación de ganado continuara, permitiendo así
que el precio de los mautes se mantuviera, y continúe hoy firme gracias a esas
exportaciones que Horacio respaldó y sacó adelante. Su dedicación a la causa
que a todos nos congrega en Demogan, donde buscamos la democracia para que
todos los ganaderos puedan expresarse, es otro de los aportes silenciosos pero
reales que nuestro compañero apoya.
Horacio y
Margarita, sabemos que estas sencillas palabras en nada van a mitigar su dolor,
sin embargo consideramos que compartirle a la Colombia ganadera que hoy uno de
sus líderes, pasa por un sufrimiento que nadie puede definir, por el que
ninguno de nosotros quiere pasar, que te tocó a ti amigo valeroso, al menos nos
permite que las oraciones de muchos ganaderos, lleven al más allá de la mano a
tú amado hijo.
La gallardía
y la templanza que nos consta que has tenido todos estos días, definen tú
carácter y bonhomía.
Dios tenga a Juan Manuel en su seno, y les dé la
serenidad para continuar en este valle, donde vivimos, amamos, sonreímos, oramos
y lloramos. Un abrazo ganadero, y las condolencias de muchos que aunque no te
conocen, ya saben de tú trabajo por la ganadería, tantas veces vilipendiada,
algunas veces olvidada, y por siempre querida, una ganadería que estamos
convencidos vas a continuar cuidando, y a la cual aportas todos los días.
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