sábado, 7 de noviembre de 2015

Demogan Agradeciendo y dando bienvenidas

Está semana se posesionó como viceministro de agricultura, Juan Pablo Pineda Azuero, reemplaza a Hernán Román Calderón.
En primer lugar, queremos hacer un breve reconocimiento al ingeniero Román, por su trabajo en el ministerio. Hombre serio, de pocas palabras, honorable, candidato a PhD en economía agrícola, sin protagonismos ni desplantes, conocedor del campo a través de nuestro grano icónico. Gracias Hernán por sus desvelos para con la agricultura, nuestras diferencias siempre estuvieron guiadas por el respeto, que sepamos, ningún ganadero o agricultor puede alegar maltrato de ninguna índole. Uno de nuestros maestros el doctor Alfonso Casas Morales, hacía la clara diferencia entre un caballero y un truhan, Hernán Román es un caballero, para él nuestro reconocimiento y el deseo para que su vida continúe siendo faro de las buenas maneras y la decencia.    
De otra parte llega al viceministerio, Juan Pablo Pineda Azuero, venía acompañando al ministro Iragorri apoyando su gestión con los gremios agrícolas. Son 16 fondos parafiscales, otras tantas federaciones, muchas de ellas con ínfulas imperiales, Juan Pablo, sin soltar amarras, logró comunicarse con todos, disentir cuando era necesario, apoyar en la mayoría de los casos, buscando el conceso entre las partes, y por encima de todo, siendo leal con su ministro. Esa lealtad la supo reconocer Iragorri y es probable que esa sea una de las razones, por las que opto por su nombre para que lo acompañara en un cargo delicado, donde se requiere un conocedor de la estrategia condición que Pineda cumple, a pesar de su juventud con lujo de detalles.
El nuevo viceministro tiene exigencias fuertes que cumplir en lo que resta del gobierno Santos. Sin duda ese ministerio, es uno de los ejes para atender lo que ahora llaman el post acuerdo. Colombia es un país de pequeños agricultores, muchos sugieren que en áreas chicas, es muy difícil producir rentablemente comida. Hacerle caso a quienes se escudan en lo que hay para no hacer nada, no puede ser parte de la solución. Hablan de la no sostenibilidad de esas fincas, olvidando que en los países densamente poblados eso es exactamente lo que hay: Fincas Diminutas. De otra parte, la palabra sostenible que se ha convertido en mantra, debería sufrir una transformación para convertirse en “permanente”; aquello que es sostenible, es porque ha sido permanente o será permanente. Ese tema será objeto de otro escrito. La paz se derrumba, cuando el campesino no produce suficiente para sostenerse, la rentabilidad, es requerimiento de la agricultura moderna. El campo debe ser lugar donde las nuevas generaciones encuentren la manera para realizarse.
No es el ánimo de este blog, decirle a Juan Pablo que hacer, sin embargo abusando de su bonhomía, le sugerimos, velar por que los campesinos puedan acceder a pensión, que el campo cuide el agua, se reforeste, que Colombia sea exportadora neta de alimentos, empezando por esos productos que algunos creen imposible llevar a tierras lejanas, que los gremios se democraticen, que los dineros no se dilapiden, que la ganadería sea un negocio, difícilmente existe una solución que genere caja permanente como la leche, por eso debe cuidar la retención de vientres, apoyar a la industria que cuida de sus proveedores, y lograr que el hombre de campo vuelva a creer, que su hogar está en su finca, que allí puede vivir dignamente, produciendo rentablemente para Colombia y el mundo.
Suerte Juan Pablo, estaremos muchas veces en desacuerdo, y otras pocas de acuerdo, pero puede contar con que no vamos a discutir por cosas que no sean justas, intentaremos ser objetivos en nuestras solicitudes, entendiendo sus dificultades, con la esperanza que usted también entienda las nuestras.

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