Desde hace
12 años, 29 de los 40 municipios de Norte de Santander, están en Zona de
Protección ¿Qué significa? El nombre resulta en apariencia inocuo, pero no lo
es para los ganaderos; en la práctica eso quiere decir, que están confinados
con sus hatos a estar en cuarentena y quedarse en ese estado, que no ha
evolucionado en 12 años.
¿Tiene
alguna ventaja este confinamiento? NO. Da la impresión, que este estado de
cosas ha pasado desapercibido para el ICA, no lo creemos, pero solo podemos
deducir que así sea, pues poco sucede. Por esa razón, sugerimos que, junto con
el MADR, el ICA, Banco Agrario y desde luego con los ganaderos se lleve a cabo
una TOMA de Norte de Santander, que para efectos prácticos es un encuentro
entre las partes y no se termine hasta tanto, no se encuentren soluciones que
incluyan: Estrategias sanitarias con día de inicio y proyectando el final del
calvario, líneas de crédito sin abonos a capital, al menos hasta que regresen a
la normalidad, propuestas de seguridad física a los ganaderos, seminario donde
se les informe a los ganaderos prolijamente las implicaciones, mesa de
soluciones valoradas que presenten los ganaderos.
¿De dónde
deben salir los fondos? Del MADR, el Fondo Nacional del Ganado, el Banco
Agrario y desde luego el trabajo invaluable de cada finquero.
Adicionalmente,
desde 2019 el ICA definió como zona de alta vigilancia, Arauca y Vichada hasta
el municipio de Casuarito; advertimos que eso no lo dice expresamente el
comunicado, pero gracias al conocimiento que tenemos de la región y siguiendo
las “fronteras” de cada zona lo deducimos.
Y a
propósito de fronteras, la disertación de la directora del ICA y algunos de sus
subdirectores, defendiendo la zonificación, nos parece bien; creer en lo que se
hace es importante. Sin embargo, no tenemos clara la manera como un virus como
el de la aftosa, va a poder reconocer los límites hasta donde puede llegar.
¿Puede el ICA darnos luces para entender?
Desde este
espacio hemos advertido del peligro que representa para nuestra seguridad
sanitaria, la falta de profesionalismo con la que, desde hace más de 15 años,
viene el gobierno venezolano desconociendo la importancia de adelantar las
campañas de vacunación regulares, no solo de aftosa, sino de brucelosis,
estomatitis, rabia etc. nuestros vecinos han descuidado todos los frentes,
empezando por los derechos humanos.
El teniente
coronel Chávez, recibió a la OIE para escucharlos. Les respondió que el tema no
era trascendente para su país, que la ganadería no era algo que le interesara,
que primero estaba sacar a Venezuela de la pobreza, alimentar bien a los niños
y otras cosas que no valen la pena; los resultados están a la vista, ni
resolvió los problemas del hambre, ni de los ciudadanos y convirtió su país en
una bomba de tiempo sanitaria con la que hemos tenido que lidiar, sin
hablarnos.
Reiteradamente
hemos urgido para que se establezca una diplomacia sanitaria efectiva. Estos
temas no avanzan sin hablar, y, al contrario, pueden tornarse insolubles, si no
se comparten y se estudian en conjunto. Por esa razón, sugerimos que los
ganaderos de la región diseñen y lideren una estrategia para acercarse e
iniciar un diálogo buscando entendernos, siempre con el visto bueno de nuestras
autoridades.
No
entendemos la manera como se va a inspeccionar y proteger la zona de “alta
vigilancia”. Nuestra frontera oriental tiene más de 3,800 kilómetros, la zona
definida para ser especialmente protegida, estimamos que excede los 880
kilómetros donde faltan carreteras, comunicaciones, gobierno, policías,
funcionarios entrenados, y sobran trochas informales por donde se permean
muchos males y pocas soluciones.
Desde luego
el ICA, entregó una resolución donde están establecidos los procedimientos para
que se puedan movilizar animales (excluyendo la zona de protección). Les
queremos decir que, desde nuestro punto de vista, no es susceptible que los
ganaderos puedan cumplirlos. ¿A cuántos dolientes les preguntaron si era
factible llenar los requisitos?
Norte de
Santander, Arauca, Vichada y otros departamentos, han sido duramente golpeados
por los brotes de aftosa. No se oponen ellos a los controles, pero si a las
exigencias del ICA, que son impracticables.
La historia
nos dice que los departamentos fronterizos tienen un intercambio natural con
sus vecinos. El gobierno central siempre les ha “bailado el indio”, les impone
condiciones, pero no les da herramientas para cumplirlas. Desde el centro del país, creemos que una ley o un reglamento son
suficientes para resolver las dificultades y no nos damos cuenta que la
ecuación es harto diferente: a más leyes, más crecen como maleza respuestas
para no cumplirlas y enriquecer a unos pocos.
Un ciudadano
ilustre de Cúcuta, nos decía que el fusil que él sugería para cuidar que no
surjan nuevos brotes de aftosa, es la jeringa. Esto quiere decir que cualquier
movimiento de ganado, debe vacunarse sin importar lo cercana que esté la última
aplicación. Esa es la propuesta de Demogan desde hace varios años, la llamamos
“Escudo Sanitario”, advertimos que esa revacunación, ni afecta la res ni se le
puede cobrar al ganadero, sino que debe salir del esfuerzo conjunto del
ministerio de agricultura, el Fondo Nacional del Ganado y los departamentos.
Los tres
departamentos, de acuerdo con el inventario del ICA, tienen: Arauca, 1’188,000
cabezas, Norte de Santander, 488,000 y Vichada, 261,000. Un total de 1’937,000
animales ¿De cuántas dosis hablamos para cubrir esas movilizaciones? En el peor
de los casos de 400,000, el costo, sumando frío, vacunadores etc. puede ser de
$800 millones, una cifra ridícula que evitaría males mucho mayores, como por
ejemplo perder nuestro estatus de país libre con vacunación.
El gobernador
de Norte de Santander, Silvano Serrano, mencionaba en una entrevista, sin
quejarse, pero denunciando que le habían llegado al departamento las siete
plagas de Egipto (esa es nuestra versión): Faltan Unidades de Cuidados
Intensivos, miles de migrantes unos que quieren salir y otros entrar a
Venezuela, aumento de la inseguridad, violencia en varios municipios, en fin,
un trabajo complejo en un departamento con pocas fuentes de trabajo, donde la
ganadería genera al menos 61,000 empleos.
Los tres
departamentos, necesitan movilizar sus ganados, modernizar su negocio,
encontrar salidas para un problema que sin duda no ha sido creado ni por ellos
ni por nuestros gobernantes, pero que, si debe ser atendido de manera expedita
por todos, con presupuesto y soluciones aterrizadas.
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