De manera
insistente, nos dicen que no hay interés por parte de los consumidores de la
suerte que puedan correr los productores. Eso No es así.
Decidimos en
diferentes lugares del país, preguntarle a través de nuestros aliados, a los
ciudadanos, qué pensaría, si por cuenta de las malas prácticas que utilizan
algunos para vender productos baratos que pretenden simular la leche, el sector
lechero sufriera un deterioro tal, que fuera necesario acabar con muchas fincas
ganaderas.
La respuesta
hasta el momento, ha sido tranquilizadora, ninguno de los consumidores a
quienes les hemos preguntado, han dudado en darle total respaldo a los
lecheros.
Coloquialmente
en ocasiones hemos escuchado, la afirmación, que, las nuevas generaciones y
algunos consumidores, creen que la leche se produce en los supermercados. Le
podemos compartir al país, que eso era un mal chiste mal echado; todas las
personas a las que les preguntamos, fueron claras en decirnos, que la suerte de
los lecheros si era de su incumbencia.
Luego de
escuchar este resultado, anticipándoles que vamos a continuar preguntando a los
consumidores si nuestra suerte es o no importante para ellos. Si consideran que
el mejor uso de la tierra es urbanizarla o consolidar nuestro origen agrícola, sin
frenar el desarrollo, sin necesidad desplegar toda una suerte de argumentos
jurídicos y científicos, para exigirle a quienes utilizan lactosueros para
producir “Falsas Leches”, que de manera clara se imprima en los empaques: ESTE
PRODUCTO NO ES 100% leche.
Nuestra
idea, es no atropellar a los productores, que los consumidores tengan claro lo
que compran y los establecimientos de comercio lo que venden, dejando claro en
las etiquetas, que ese producto NO viene del campo colombiano.
Nuestro
campo, junto con la preservación de nuestra diversidad, es el más preciado
tesoro que tiene la patria. El consumidor lo sabe, lo entiende, lo percibe y pedimos
que, sin acabar con el negocio de nadie, la claridad prime y que el cliente
tenga claro, cuáles son los ingredientes que vienen en un litro que NO es
leche, y que se vende como si lo fuera.
Ya les hemos
compartido, que el estimado conservador que diariamente se deja de comprar para
producir ese líquido blanco fabricado higiénicamente, es del orden de 225,000
litros, que equivale a 82 millones de litros al año, sin embargo, si nos
remitimos a organizaciones con mejores soportes que Demogan, el volumen alcanza
los 600,000 litros al día, equivalentes a 24 días de acopio de la industria
formal.
Los
compradores, deben saber que están consumiendo, el INVIMA debe hacer su
trabajo, sin disculparse por su falta de equipos que le sirvan para saber con
exactitud, el contenido de lactosuero u otros sustitutos como grasas vegetales,
el cliente, debe exigir que en la etiqueta se le informe acerca del contenido
de todo lo que compra.
No es
optativo decir que tienen los alimentos que consumimos, es obligatorio.
Invitamos a
que el gobierno, los gremios ganaderos, la Superintendencia de Industria, las
tiendas de descuentos, los productores y claro, los consumidores, nos unamos en
la decisión de exigir ser informados acerca de que es lo que consumimos.
No aceptemos
la falta de información. Es un derecho que tenemos como compradores y una
obligación de los industriales indicar que están haciendo, desde luego es
también obligatorio que el estado actué como tal, no permita que ni en las
tiendas, mucho menos en los refrigerios escolares que deben ser: “Raciones
diarias de alimentos saludables e inocuos” que nuestros niños deben poder tomar
con la seguridad que no hay efectos colaterales que puedan causarles
inconvenientes, y no den el 100% de su desempeño en una etapa de su vida que
solo puede ser descrita como SAGRADA.
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