Sin duda,
cuando hace 10 años los “progenitores” de Demogan iniciaron su trabajo, con el
único propósito que les permitieran representar un grupo muy grande de
ganaderos en la junta de Fedegan, no imaginaban que fuera a tomarles tanto
tiempo. Vale la pena recordar los nombres de estos visionarios: Jorge Castro
Bucheli, Heraclio Guevara Sandoval, Alberto Castillo Losada, Benjamín Quiñonez
Mera, Ignacio Alvira Echandía y algunos otros que se me escapan.
Luego en
junio de 2011, durante el AGROEXPO de ese año, el número se amplió a 203
asistentes. Por exigencia de quien en ese momento fungía como el todo poderoso
de la ganadería colombiana, se nos prohibió utilizar las instalaciones del
recinto ferial. Eso no lo deben olvidar los ganaderos que hoy escuchan la plañidera
de alguien que nunca aceptó los derechos de la disidencia, y solo acepta que el
disenso es válido si nace de sus privilegios. El día que fuimos expulsados de
CORFERIAS, muchos de los asistentes, decidimos que no aceptábamos imposiciones
de nadie. Y en ese momento con el nombre sugerido por Roberto Tatis (DEMOGAN) y
dos de los tres principios tutelares de nuestro movimiento (UN GANADERO UN
VOTO, NO A LA PARAFISCALIDAD SIN REPRESENTACIÓN) propuestos por Alberto
Castillo, iniciamos un camino que solo le daba luz, los exabruptos permanentes
del gerente de Fedegan. Sin duda fue de la mayor importancia que el ministro
Juan Camilo Restrepo apoyara esta “quijotada”.
Hoy, luego
de cinco años, hemos avanzado. Sin embargo falta mucho por hacer. Empezando,
porque debemos “DESFEDEGANIZAR” la discusión. No vale la pena que continuemos
girando alrededor de un gremio, que a partir de la comunicación de GANACOR, cuando se atrevió a manifestarse, aparecieron muchos
otros corroborando la necesidad que sea retirado el actual gerente. Demogan no
puede ni apoyar ni oponerse a esa lícita solicitud, sencillamente porque esa
federación es privada y no pertenecemos a ella, especialmente luego que le
fuera retirado el manejo del Fondo Nacional del Ganado (FNG) a donde aportan la
mayoría de los ganaderos de Colombia. Ese fondo necesita ser legitimado,
nombrando una junta que represente a los grabados. Este es otro de nuestros
empeños, y el movimiento está trabajando. Que unos quieran continuar con Fedegan,
no es algo que nos resulta prioritario; lo respetamos, no lo cuestionamos, y
anticipamos que probablemente algunos de los que pertenecemos a Demogan no nos
interese afiliarnos a ese gremio.
Otro de los objetivos, es que en nuestro movimiento (Ya hemos recibido varias
comunicaciones para que nos transformemos en gremio) confluyan no solo
ganaderos, sino industriales y proveedores. En la ganadería, está representada
Colombia, por eso decidimos desde cuando tomamos las riendas, que no éramos
excluyentes, sino todo lo contrario. En Demogan hay lugar para todos. Eso no
quiere decir que estará desprovisto de desacuerdos profundos, de ninguna
manera. Pero es que la democracia no es otra cosa que el culto al desacuerdo;
eso es lo que la hace única y sin duda muchas veces compleja de seguir. No
podemos no aferrarnos a ella, es nuestra razón de ser; por eso mismo tienen
cabida y deben tener representación, los pequeños y los grandes ganaderos,
desde luego con hoja de vida y sin prontuarios.
No podemos
excluir a quienes no han podido pagar sus préstamos, eso no los convierte en
malas personas ni en malas pagas, eso nos exige entender mejor nuestro negocio,
para ver de qué manera lo hacemos rentable para todos.
La ganadería
continúa sin definir una política ganadera entendida por todos. Que quienes estén
en ella (Insistimos: productor, industrial y proveedor) participen con
propuestas que generen abundancia, ideas que nos permitan ser protagonistas de
la seguridad alimentaria no solo del país sino del mundo. Y es allí
precisamente donde llegamos al equinoccio, al momento donde se encuentran las
estaciones: invierno y primavera; llegamos a la obligación que tenemos de
exportar y generar divisas, que debe ser una máxima del campo. Para eso
necesitamos ser competitivos y no lo vamos a lograr si no entendemos todas
nuestras posibilidades y debilidades, si no participamos de un trabajo
creativo, renovador, que revitalice al ganadero, que permita que el gobierno
entienda que no es a partir de altas tarifas de energía, catastrales y sin
carreteras que el hombre de campo puede proyectar a Colombia al exterior.
Como ven,
nos falta mucho, estamos trabajando en los que enumeramos y muchos otros frentes, por eso les
pedimos que centremos nuestro trabajo, el pasado cada cual lo calificará, nosotros
simplemente intentamos entenderlo con el propósito de construir futuro. Y desde
aquí, volvemos a recordarles a las autoridades la urgencia de hacer un gran
acuerdo para la prosperidad ganadera que encaje en la nueva realidad del país.
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