sábado, 9 de abril de 2016

Demogan La seguridad de los ganaderos un derecho

Son muchos los frentes que debe resolver cada ganadero para que en adición, tenga que solucionar el de su seguridad personal y la de su ganado. La tranquilidad en los campos es un derecho, no un privilegio, por eso es  nuestra obligación manifestarnos, sin altanería, que es un ingrediente que solo se esgrime cuando no se tiene la razón.
Colombia es un país de países, un país de campesinos, un país de ganaderos. El primer paso que debemos dar para que la nación sea segura, es empezar por la base, de otra forma, los cinturones de miseria de las ciudades van a continuar incrementándose.
Luego de muchas conversaciones espontáneas, en compañía de la autenticidad de los hombres de campo, es claro que para ellos desplazarse forzosamente a las ciudades, es cruzar la frontera invisible con el infierno. Todos perdemos: La seguridad alimentaria, la seguridad ciudadana, el campo se enmonta, los hijos se pierden, los servicios no alcanzan, la vida se congestiona y el hombre descubre con terror, lo que es la soledad acompañada con seres anónimos que nada tienen que ver con su pasado.  
Hoy denuncian que están llegando los facinerosos con camiones a llevarse el ganado de las fincas. Desde luego eso no sucede en lugares poblados, sino en pueblos ignotos, donde a pesar de sus esfuerzos la Policía no puede resolver por carencia de efectivos el problema.
El Cauca, es uno de los departamentos que más solo se siente, allí estuvo en el pasado el hoy director de la Policía, dejando una sensación de seguridad que los caucanos añoran. Ese departamento como pocos tiene propuestas que el gobierno central no escucha y que invitamos a que las entienda y las atienda.
Desde el Casanare, nos llega una propuesta fácil de implementar, como es tener centralizada y disponible con todas las unidades policiales, la información de yerros del ganado.
Acelerar por parte del ICA la identificación nacional de todos los semovientes, junto con lectores de esos dispositivos, que tengan algunas unidades móviles de la fuerza pública, ayuda a mejorar el control.
El precio del ganado en el Ecuador, según algunos testimonios, es de $10,000 el kilo frente a los $4,000 que se pagan internamente. A su vez en la frontera con Venezuela, hay gentes que sacan el ganado y lo regresan con el único propósito de lavar dinero. Reforzar la seguridad en las fronteras que estamos seguros está en las prioridades del actual director, debe adelantarse con urgencia.
Desde luego si en el Ecuador el kilo tiene semejante precio, el golpe llega hasta el Cauca, cobija Caquetá, Putumayo, Huila y Nariño. Por eso la red de información para atacar a los delincuentes, debe iniciarse desde cada finca. Hoy contamos con la facilidad de los celulares, invitamos a que se configuren redes municipales, departamentales y regionales que sin demora accedan a los centros de inteligencia de ejército y policía, para que la reacción no se haga esperar. Ojalá las denuncias se complementen con fotos, además que el nombre de quien apoya la fuerza pública quede en el anonimato, los ganaderos no pueden ser perseguidos por proteger y cuidar lo que les pertenece.
La delincuencia lo mismo que los pensamientos extremos o fundamentalistas, no tienen color político. Los discursos encendidos de Hitler eran en esencia los mismos de Stalin en Rusia o de Pol Pot en Camboya. Desestabilizar el país, no puede ser formula de arreglo ni alegrar a nadie. Los únicos verdaderamente afectados son las gentes del común, son los campesinos, los ganaderos, los hombres de campo y desde luego cada colombiano que debería llevar en su solapa una orquídea que es nuestra flor nacional, dejando claro que su tranquilidad no puede ser parte del enfrentamiento político que hoy crece como maleza en tantos frentes.
Los ganaderos no son afectos a las armas, tampoco al insulto, ni a las posiciones extremas; les molesta que algunos consideren que representarlos es parte de un botín político. El ganadero debe defender su autonomía para pensar como el crea, cuidando la naturaleza, desde luego el agua que es el eje de la ganadería, cuidando cada nacedero de su finca, impulsando la silvicultura, pagando de manera justa a todos los que con él trabajan, mejorando todos los días su genética, su producción, sus suelos y sus pastos, de ninguna manera armándose.

Las armas en poder del estado. Dejo un pensamiento que me hiciera en el Cauca un ganadero: ¿Y si el estado no me protege, me dejo matar?     

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