sábado, 24 de octubre de 2015

Demogan Exportar La opción para crecer

Las comparaciones que hacen desde algunas esquinas del agro para medir nuestra situación con la de otros países, históricamente han estado  sesgadas por el protagonismo, intereses, desconocimiento, falta de información o todas las anteriores.
Comparar nuestra realidad con otros países es equivocado, por ejemplo, en USA,  33% de los hatos tienen más de 2,000 animales, producen 34 litros por vaca en promedio , el consumo per cápita de los habitantes es de 242 kilos año, el concentrado está subsidiados y las razones continúan.
Sorprende la realidad alemana, donde ser lechero es un orgullo, consumen 321 kilos de productos lácteos por año, siendo el consumo de quesos 25,9 kilos más alto que en nuestro país donde apenas consumimos 1,1 kilos. Para terminar este breve introito, en la comunidad europea, en USA, Nueva Zelanda etc. No existe la informalidad.
Colombia  es un país de pequeños productores. La industria solo recoge leche cada dos días en promedio en 50,000 de los 350,000 predios que producen leche.  La informalidad, es “el pan nuestro de cada día”, el promedio de “hatos” lecheros ordeñan menos de 5 vacas, el gerente propietario hace todo, desde ordeñar, hasta vender y curar. Su escolaridad puede estar por debajo de quinto de primaria.
Nos faltan carreteras, energía a precios competitivos, cadena de frío, educación permanente, continuada y virtual para el adulto mayor. Solo para mencionar algunas responsabilidades gubernamentales.  
La Industria debe reconocerse como otro eslabón de esta pirámide que se apoya en miles de pequeños productores. Ellos han hecho bien una parte del trabajo,  el acopio ha crecido en promedio del 4% anual durante los últimos cinco años, ese porcentaje es más del 21% en 5 años, fortaleciendo el mercado nacional, condición sine qua non para permitirnos exportar.
La industria, a pesar de lo anterior, también ha fallado, no se comunica bien con los dueños de los predios, es increíble lo mal que entienden los lecheros el rol de la industria, y no por culpa de ellos, muchas veces actúan dictatorialmente con sus proveedores, eso no es tolerable, no les explican convincentemente, que es gracias al dueño de las vacas que ellos están bien, que son sus socios, que tienen planes conjuntos, desarrollos con valores agregados etc.
En la lista seguimos los proveedores; para empezar, no hacemos presupuestos, nuestros costos no son bien estimados, nuestra contabilidad muchas veces no existe; muchos, en especial los grandes, están ausentes de su explotación por diferentes razones, las fincas de leche especializada no prepara permanentemente a sus trabajadores, no tenemos indicadores, no nos preparamos para el exceso de agua o para el defecto; no sembramos comida. La industria y el gobierno no tienen claro cuánta leche se pierde, tampoco lo sabemos los productores. La leche que no se recoge nadie la compra y por lo tanto no suma para nuestros ingresos. ¿Cuánta leche se pierde y nadie contabiliza? Ese indicador no da espera, ese es dinero que se evapora y a nadie preocupa. Esperamos pronto poder compartirles ese dato.
A los industriales les interesa comprar la leche por el menor precio posible, a los productores nos interesa vender la leche por el precio más alto. Ambos extremos estamos equivocados, la gremialidad  solo existe para  quejarse, no presenta soluciones, la narcotizan los aplausos de sus aduladores, descuidan a los pequeños y privilegian a los grandes. Eso tampoco sirve.
Hablando con ganaderos y específicamente con algunos lecheros, sobre  la informalidad, las preguntas  son: ¿Para qué me formalizo? ¿Para pagar impuestos? ¿Para aportar dineros a un fondo nacional ganadero que no me ofrece ventaja alguna? ¿Para continuar sin representación? ¿Para qué ni el estado ni los gremios me asistan técnicamente ni financieramente? Da la impresión que estas voces razón tienen.
Es por eso que junto con algunos industriales, Demogan propuso desde hace dos años y medio, que para romper la cadena de ineficiencia que nos afecta a todos por igual, convirtiéramos las exportaciones en parte de la solución ganadera. ¿Qué ventajas tiene exportar? Varias: Retener vientres,  mejorar la calidad de la leche que se procesa, aumentar la productividad expresada en litros de leche de calidad, por animal y  por hectárea, mejorar la composición en  puntos de proteína, sólidos y grasa, permitirle al ganadero estar atento al desenvolvimiento del mercado global, y a trabajar con indicadores mundiales, entre otras.
Si queremos crecer, la opción es exportar. Para hacerlo, debemos crear la cadena de la consciencia, jugar en equipo, ser eficientes, confiables, e  incluir en esta cadena, a proveedores de droga veterinaria, de concentrados, de tanques fríos, de ordeños mecánicos, de maquinaria agrícola, pues si queremos crecer, el esfuerzo debe hacerse entre todos: no el gobierno, no la industria, no el lechero, tampoco el proveedor de insumos…TODOS, sin excepciones.
En primer lugar llamamos a la consciencia. Aceptemos, que la manera para que funcionemos bien, es entender que no es a mí al único que puede algo beneficiarme, sino a todos. Por eso hablamos de jugar en equipo este partido de la seguridad alimentaria, debemos construir confianza en cada relación; imagínense si yo creo en quien me compra y este a su vez cree en mí. Construir relaciones confiables genera productividad. ¿Suena ingenuo? No lo es, es la manera como los pueblos crecen.
La industria viene trabajando en formulas, sin embargo, entienden que es fundamental que los ganaderos puedan opinar, activar la inteligencia colectiva es algo que los gremios no hacen, que el Ministerio de Agricultura intenta hacer y no lo logra, por eso proponemos abrir un correo para que desde cualquier celular o computador, los hombres de campo se puedan comunicar, haciendo propuestas y respondiendo preguntas.
Hoy la industria, acepta aportar para exportar, un peso por cada peso que aporten  los ganaderos al fondo nacional lácteo. Eso suma $16 mil millones, si la industria aporta otro tanto, los proveedores la mitad de los $16 mil, y el gobierno el equivalente a la suma de todos, tendríamos una base de dinero que suma $80 mil millones de pesos. Eso nos permitiría exportar 80 mil toneladas, que evitarían la importación del 100% de lo que hoy traemos y asegurar la compra del 100% de la leche que produzcan nuestros campesinos. Se entiende que esos aportes no pueden ser para siempre. Sugerimos diez años, que es el tiempo que estimamos se toma el país para posicionarse como proveedor de productos lácteos.  
Debe entenderse que solo se compraría la leche de los que aportan al fondo, entonces tendríamos una primera respuesta para convencer que la formalidad paga; “Formalícese que le compramos TODO” eso querría decir que exportamos el 10% de nuestra producción, pero que desde luego si comenzamos a comprarlo todo y a exportar una parte, la oferta de leche aumentaría, en una espiral productiva que beneficiaría a los ganaderos de Colombia.

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