Las elecciones que recién terminan pasarán a la historia.
En la
primera vuelta se desmoronó el establecimiento y en la segunda, los 22 millones
de votos lograron que algunos "sintieran pánico y otros felicidad".
Ninguno de
los dos sentimientos es aceptable. Dirigir a Colombia es entregarle al ganador
un caramelo bellamente envuelto, pero con una dosis de veneno que cuando se
traga, la persona alucina, pues le hace creer que está gobernando
maravillosamente cuando en realidad es todo lo contrario. Esta especie de
síndrome les ha sucedido a todos los anteriores.
La votación, equilibro la democracia y solo el respeto con el otro 50% erradicará la polarización.
Los temas
que plantea el presidente electo, son controvertidos, habló de una reforma
tributaria donde espera recaudar $50 billones, piensa frenar la exploración
petrolera circunstancia que disminuiría los ingresos de la nación en $8
billones, menciona subsidios para las personas de la tercera edad, aumentar los empleados gubernamentales, no tenemos claro el costo de esa factura, abrir las puertas
a Venezuela, cosa que hace falta para poder vender productos agrícolas; desde
luego debe quedar claro que no podemos dar subsidios y de no pagarse esas
exportaciones, el negocio colapsa.
Hay más
temas que por ahora no son la razón de ser de este espacio.
En este blog
vamos a concentrarnos en nuestra razón de ser: La ganadería y el cambio climático.
Las
preocupaciones de los ganaderos y agricultores es que el nuevo gobierno, decida
expropiar tierras, promueva invasiones o se continúe culpando al ganado como el
gran generador de gases efecto invernador.
No creemos que
sucedan las dos primeras, pues como ya lo anticipó el presidente electo,
pretende que Colombia sea una potencia láctea y eso se logra consolidando la
ganadería de leche, mejorando la genética apta para trópico bajo, con vacas de
300 días de lactancias y producciones desde 2.000 hasta 3.600 litros. Esos
desarrollos están a la vista, falta afinar el músculo financiero para que
podamos adelantar una campaña nacional de implante de embriones producidos y adaptados en Colombia con genética comprobada, pues esos emprendimientos llevan muchos años de
investigación y poco interés o conocimiento del ministerio y los gremios.
Ser una
potencia lechera, exige una sólida red de acopio que esté en manos de PYMES que
conozcan sus regiones y le suministren la leche a más de 1000 procesadoras que
ya tiene el país.
Complementando
lo anterior, es urgente tal y como desde Demogan lo hemos promovido, que
podamos pulverizar no solo leche, sino la sinéresis de la producción de quesos
que no es otra cosa que lactosuero que hoy importamos.
La industria
del lactosuero es muy importante y debe ser fortalecida, no para diluir el
producto y agregárselo a la leche sino para muchos otros alimentos que
necesitan esa materia prima.
Desde luego
la industria cárnica se fortalece en la medida que tengamos vientres y crías que cebamos con pasto, agua de buena calidad, llegando a pesos con
rendimientos óptimos en canal en el menor tiempo.
Nada de eso
se logra si los empresarios del campo se sienten amenazados y claro, si no
tenemos mano de obra que todos los días es más escasa. Derivar el sustento de
una finca no es un oficio para todos, de ahí la importancia que estamos seguros
le da el presidente de todos los colombianos a la estabilidad.
Entregar
fincas productivas a personas que viven en el campo, pero que no viven del
campo es una equivocación, no hay manera que de un día para otro la gente resulte siendo eficiente
productora de leche, maíz o carne, sin la adecuada inducción, eso es desconocer
completamente la realidad de un medio complejo que necesita dedicación y
estudio.
Las empresas
agrícolas que generen valores agregados demandan que sus administradores y
técnicos tengan la experticia necesaria. Entrenar esos administradores debe ser
trabajo de todos los que estamos comprometidos con el agro.
La
estigmatización de nuestra ganadería como generadora de CH4 (Metano) no es del
todo cierta. Nuestros ganados pastan en potreros, no están estabulados y eso
disminuye las liberaciones, como lo explica la doctora María Cristina Amézquita
que nos enseñó que las pasturas retienen más CO2 equivalente que el que
liberan; sugiero sea escuchada por quienes están a cargo del tema en el nuevo
gobierno.
Lo anterior
complementado con el silvopastoreo, significa disminuir el estrés térmico del
ganado y 3 millones de hectáreas adicionales de árboles, que ojalá sean en su
mayoría nativos. Eso es un promedio de 100 árboles por hectárea en 30 millones
de hectáreas y una captura de 100 toneladas de CO2 equivalente por cada mil árboles (300 millones de
toneladas)
Demogan
recibe con respeto la decisión de la democracia, mal haríamos adoptar una
posición diferente cuando esa es nuestra razón de ser, no solo el gobierno de
las mayorías, sino, la modernización de un quehacer que dignifica a cientos de
miles de colombianos.
Presidente
Petro si a usted le va bien a todos nos va bien.
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