Javier Ardila Mateus, se retira luego de 3 años y 10 meses de trabajar como presidente del gremio de los lecheros, continuando con la tradición, el conocimiento y el amor de sus mayores por la leche.
Durante este
tiempo Javier no cobró honorarios, lo hizo con la convicción que los
productores de leche necesitaban un gremio que no fuera politizado y pudiera
ser interlocutor de los dos gobiernos con los que mantuvo conversaciones.
Ardila, sin
duda es un caballero y alguien que no pretende ser la única voz de la lechería,
que acepta y entiende la democracia como única manera para llegar a acuerdos a
pesar de los disensos.
Su estatura
gremial, quedó labrada en sus actos, advirtiendo que en muchas ocasiones no
coincidimos y aun así pudimos darnos la mano y continuar dialogando.
En una de
sus últimas entrevistas en el diario La Economía que dirige Germán Núñez,
mencionó algo que por lo visto y de manera reiterada el gerente de Fedegan ha
afirmado en reuniones privadas: “Ya no hay que fregar más con la leche”,
sorprendidos con esta afirmación (que no nos consta) le preguntamos a más
ganaderos si conocían esta posición y la confirmaron. Lamentablemente, no vamos
a poder corroborarla con el padre de la frase, por la razón sencilla que, a
pesar de nuestros intentos de dialogo, prefiere no hablar con nosotros. Estamos
seguros de que ni Ardila ni el resto de los ganaderos inventaron el incordio.
Solo
adicionamos una breve reflexión: Sin vientres no hay ceba, sin leche los
campesinos no tendrían la oportunidad de recibir quincenalmente dinero. ¡¡¡Viva
La Leche!!!
Ardila
pertenecía a la junta de ANALAC y sus colegas, sabedores de su ecuanimidad y
conocimientos, le pidieron que por unos pocos meses fuera el timonel del sector
lechero. Los meses se convirtieron en años y dando muestras de capacidad
gerencial innegable, atendió esta nueva obligación con entusiasmo dedicación y
entrega sin descuidar los suyo.
Desde luego,
no nos corresponde hacer esta nota de reconocimiento, aunque si es nuestra
obligación resaltar la manera democrática como manejó las relaciones con los
lecheros y los gremios.
No solo
actuó en democracia, sino buscando la modernidad de la lechería.
Aprovechamos
para recordarles que ANALAC no nos acompañó en nuestra Acción Popular donde
denunciamos la prohibición vigente en contra de incluir lactosueros en la
leche; aclaramos que fue ANALAC y no Javier, que de manera decorosa nos
comunicó sin tomar partido la decisión de su junta. En realidad, tampoco lo hizo
Fedegan y si no hubiéramos tenido la convicción, el debate haría tiempo que
habría desaparecido. Nuevamente les pedimos a los lecheros que apoyen con sus
coadyuvancias nuestra Acción Popular.
Otro tema
donde no coincidimos es enfrentar a los lecheros con la industria procesadora.
Ningún lechero nos ha podido dar una respuesta coherente de cómo podríamos
sobrevivir sin el complemento industrial.
Javier
Ardila, lideró un no rotundo a la politización de ese gremio. Eso lo enaltece,
pues los gremios no son plataformas para quitar o buscar votos, los gremios no
son sedes de campaña para ningún candidato.
Dejamos de
último el tema de los dineros que se recaudan por cuenta de la contribución de
los lecheros al Fondo Nacional del Ganado.
En Demogan
hemos defendido la necesidad de democratizar el manejo de esos fondos,
nombrando un consejo directivo que sea votado por los ganaderos.
Sin embargo,
con la excusa que la Ley 89 de 1993, designó a Fedegan para manejar esos
dineros, esa condición continúa inamovible. Una de las exigencias que tiene la
ley, es que quien administre debe demostrar que es un gremio “PROFUNDAMENTE
DEMOCRÁTICO” y en nuestro sentir, Fedegan no lo es.
No estamos
de acuerdo que se fraccione el fondo para que una parte la maneje Fedegan y la
leche la administre ANALAC. Hemos propuesto como alternativa que Fedegan le
entregue a ANALAC el 5% de los recaudos de la leche para que la leche se
fortalezca y desde luego se le exijan resultados. De esto NADA ha sucedido, es
un diálogo de sordos que ni ministros ni presidentes quieren resolver.
Si nada
sucede, La alternativa sería que los ingresos de la parafiscalidad láctea los
maneje ANALAC y por ejemplo, contrate un bufete de abogados para reversar,
limitar o renegociar los TLC de la leche. Con ANALAC al frente de esas negociaciones
nuestra seguridad alimentaria ganaría mucho.
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