HACIENDA SAN JOSÉ
Un oasis en la altillanura colombiana
Por Jorge Ramírez Ocampo
14 de febrero de 2018
Del 2 al 4
de febrero de este año tuve el privilegio de visitar la Hacienda San José, en
el corregimiento Nueva Antioquia, municipio La Primavera, departamento de
Vichada.
La Hacienda
San José es una importante empresa ganadera, liderada por Gabriel Jaramillo
Sanínt, antiguo banquero profesional, que resolvió reinventarse a los 60 años.
La hacienda
se compone de 8 propiedades, que suman cerca de 9,000 hectáreas, bajo una
administración. Lo primero que se hizo, cuando se adquirieron las propiedades
fue una planeación detallada de todas las actividades con base a una
planimetría georreferenciada, análisis de suelos y todos los elementos
necesarios para la preservación del medio ambiente. Se instaló la
infraestructura, que incluye un sistema de decenas de kilómetros de vías en
terraplén con excelentes drenajes, que se mantienen en buenas condiciones
durante todo el año. Actualmente tiene un tapete de pastos de 5.100 hectáreas,
en las que pastan 6.500 cabezas de ganado, con una densidad de 1.3 animales por
hectárea. Debe tenerse en cuenta que en las sabanas de la altillanura la
densidad normal es de un animal por cada 4 hectáreas. Esto representa un aumento
de productividad de 5.3 veces. Además, en las sabanas de la altillanura sólo se
cría y se levanta el ganado porque no son aptas para la ceba.
En el
desarrollo de la hacienda está previsto instalar 2.500 hectáreas adicionales de
praderas. Respetando siempre las matas de monte que hay en la hacienda y la
fauna que crece allí pacíficamente. En la programación para los próximos años
se ha diseñado la estrategia para llegar a 25.000 animales en esta hacienda,
con una densidad de más de 3 animales por hectárea.
Para lograr
este milagro en el breve período de 4 años se están utilizando las variedades
de pasto humidícula, caymán, marandú y dictyoneura, que tienen alto contenido
de proteínas. En el futuro se utilizarán también mombasa y zuri. Se comenzó con
potreros de 30 hectáreas, pero se han ido reduciendo hasta el tamaño actual de
5 hectáreas, que es considerado ideal. Se ha instalado un sistema de cercas
eléctricas, con energía solar y sus respectivas baterías. Así se ha logrado
utilizar una cerca muy barata, con postes de madera inmunizada cada 100 metros
y varillas de media pulgada cada 3 metros. Se utiliza una sola cuerda de
alambre liso, de tal manera que no pase el ganado grande, pero los terneros
puedan moverse con bastante libertad hasta antes del destete.
La siembra
de estos pastos con semilla es sumamente costosa. Por eso se innovo con una
tecnología para establecer praderas mediante la utilización de estolones, en
forma mecanizada. Para ello se cortan los estolones con una guadaña y se
recogen con un remolque que utiliza uñas que no dañan el estolón. Este mismo
remolque se utiliza para distribuir los estolones en la pradera, con la ayuda
de dos operarios que van sentados en su parte trasera. Después se pasa una
rastra sin traba para taparlos. Así se logra sembrar hasta 10 hectáreas
diarias, a la mitad del costo de la siembra con semilla. Al año de la siembra
estas praderas quedan listas para su utilización.
Los potreros
se distribuyen alrededor de sitios de descanso de 30 a 40 metros de diámetro,
cuyo piso está afirmado para evitar el encharcamiento durante el invierno con
un material que hay en la región que llaman ripio (una especie de recebo). En
los sitios de descanso se han montado tanques de agua fresca con una capacidad
de 11.000 litros de agua cada uno, alimentados con un acueducto subterráneo que
cubre la totalidad de la hacienda. El agua de excelente calidad se extrae de
pozos con bombas de energía solar. Además, allí se encuentran los saladeros. La
formulación de la sal se hace periódicamente para cada conjunto de potreros,
previo un análisis organoléptico de los pastos y de las boñigas para que la sal
contenga el complemento nutricional requerido. Alrededor de cada sitio de
descanso hay entre 8 y 16 potreros (los necesarios para completar una rotación).
La
explotación se hace con rotación de potreros. Para determinar el número de
cabezas que se deben utilizar en cada rotación, se hace un aforo de la pradera,
mediante la medición de su altura y el pesaje del volumen de pasto por metro
cuadrado. Las rotaciones se hacen cada 28 días, con el objeto de utilizar la
pradera en su punto óptimo de contenido de proteínas y volumen de pasto. Este
año se harán ensilajes de pasto para su utilización durante la estación seca.
En la
técnica tradicional de explotación de praderas se suponía que el pisoteo del
ganado compactaba el suelo y producía un hard pan que impedía la explotación
eficiente. Además, era necesario renovar las praderas cada 3 o 4 años con
altísimo costo. Pero, con la asesoría de los brasileros, se eliminaron estas
costosas prácticas porque las raíces del pasto bien manejado y con las
correcciones y fertilizaciones realizadas técnicamente, previo análisis de
suelos realizados en laboratorios especializados, se mantienen y mejoran
permanentemente los suelos. Así, la pradera se convierte en un cultivo
permanente.
La variedad
de ganado de carne que se ha considerado ideal para las condiciones de la
altillanura es el ganado Nelore de ciclo corto. Este ganado es un cebuino
originario de la India, que ha sido mejorado durante los último 20 o 30 años en
Brasil con un cuidadoso proceso de selección genética. Los criterios para esa
selección han sido la búsqueda de precocidad reproductiva, fertilidad y
precocidad de desarrollo. Así se ha logrado preñar a las terneras de 10 a 14
meses y se ha reducido el ciclo de ceba a pasto de 48 a 24 meses.
En la mañana
del 3 de febrero, cuando íbamos a desayunar a un potrero, vimos a Amalia, una
de las profesionales que trabajan en la hacienda, que caminaba frente a 80 hermosas
novillas que la seguían sin necesidad siquiera de llamarlas. Después, esas
novillas nos acompañaron durante el desayuno y metían las narices en los
platos… Naturalmente, esa mansedumbre, junto con la excelente nutrición, ayuda
a que el ganado prospere rápidamente.
Para
multiplicar esta raza, se comenzó seleccionando vacas donadoras excepcionales
bajo criterios de fenotipo y genotipo. Los embriones extraídos y fertilizados
con semen de los mejores toros de ciclo corto se implantan en vacas receptoras
F1 Angus con Brahmán. Esto permitirá producir en Colombia alrededor de 1.000
animales Nelore de ciclo corto de excelente calidad para fin de este año y un
rebaño de 5,000 matrices en el corto plazo.
Mientras
tanto, para llegar rápidamente a una escala de explotación sostenible y
rentable se ha adquirido ganado de la región. Este ganado blanco cebú sabanero
se ha cebado con éxito, a pasto y sal mineralizada, dando una conversión en frigorífico
del 56%. Los vientres de ese ganado se han cruzado, mediante inseminación
artificial con ganado Angus, con muy buenos resultados en adaptación,
rusticidad, desarrollo y rendimiento económico. El manejo del ganado se hace
sin gritos ni golpes siguiendo las más rigurosas normas de bienestar animal. Se
guían con unas banderas de asta muy largas para poderlos mover en los corrales
con mínimo estrés.
Para el
transporte del ganado se adaptó la tecnología de una empresa de Brasil y así se
ha logrado llevarlo desde el potrero hasta el mercado de Villavicencio,
transportándolo en barcazas y camiones, con agua y bolas de pasto que se
cuelgan de las varillas del medio de transporte y con mínimo estrés, con
pérdida de sólo 2% de peso.
Todo este
milagro se ha realizado con la participación de los habitantes locales,
incluyendo a los indígenas. Es sorprendente la disciplina, orden y competencia
con que trabajan estas personas, que al principio terminaban sus tareas antes
del medio día porque estaban cansados. Pero ahora, gracias a la mejor nutrición
y entrenamiento, y a la excelente gerencia técnica y profesional, trabajan su
jornada completa y son trabajadores admirablemente responsables y productivos,
que se ganan un salario digno y han mejorado su nivel de vida, el de sus
familias y el de sus comunidades.
Con el
paquete tecnológico ya consolidado y aplicado en la práctica, se tiene previsto
dejar la cría, con 25.000 cabezas en San José, montar una hacienda de levante
entre Nueva Antioquia y Puerto Gaitán, y otra hacienda para ceba entre Puerto Gaitán
y Villavicencio. Así se podrá llegar a consolidar una ganadería de escala
internacional para la exportación de carne.
Naturalmente,
en la medida en que se siga cumpliendo el efecto demostración que ya se está
presentando en el entorno de la Hacienda San José en Nueva Antioquia, se
logrará en unos años impactar 4 a 5 millones de hectáreas de los departamentos
de Vichada, Meta y Casanare para posicionar a Colombia como gran proveedor del
mercado de carne bovina, que, en los próximos 30 años deberá aumentar su
demanda en más de 70%, a consecuencia de los mayores ingresos de la población y
de sus mayores requerimientos nutricionales.
Lo que
pretende el proyecto es desarrollar un modelo sostenible y replicable a gran
escala para posicionar a Colombia en el mercado mundial de carne, con calidad
certificable en los mercados más exigentes desde el punto de vista de calidad y
competitividad. El ganado de la Hacienda San José ya cumple con las exigencias
de los mercados de carne más sofisticados del mundo. Ganado criado a pasto
(“grass fed”,) sin antibióticos, químicos y hormonas de desarrollo y con una
trazabilidad superior a la de Australia, Argentina, Brasil, México y Paraguay.
Además, ha logrado beneficiar socialmente a la comunidad mediante acciones
sociales que han impactado la educación, la salud, los hábitos nutricionales y
la calidad de vida de los habitantes de Nueva Antioquia.
Hasta este
momento estos objetivos se han logrado en la Hacienda San José, la cual ha
tenido ya un efecto demostración que ha sido imitado en sus características
básicas por otras fincas ubicadas en los alrededores de la hacienda.
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