Desde hace
unos meses, venimos mencionando la necesidad de identificar los volúmenes de
leche que dejan de procesarse, porque se sustituyen con alternativas que no se
muestran claramente en las etiquetas de los productos terminados, como es el
caso de la adición de lactosueros.
Empezamos
por definir lactosuero: Es subproducto de la fabricación de quesos. 50% de las
queseras de Latinoamérica procesan menos de 10,000 litros de leche al día,
generando un total de 8,400 millones de litros de lactosuero al año que se
desecha o es utilizado en alimentación animal (Fuente Universidad Nacional de
Colombia Corpoica y otros) también se utiliza, como sucede en nuestro país para
disminuir los costos en la elaboración de leche pasteurizada.
En Colombia
se producen 2’033 millones de litros de lactosuero al año y se utilizan el 70%
para alimentación animal (Fuente U. Nacional y Corpoica 2014)
Colombia tiene la capacidad y el conocimiento científico para determinar la presencia de
lactosueros en la leche, no podemos contaminar fuentes de agua con el suero
sobrante, sino desarrollar productos con lactosuero, y reforzar la reglamentación
que claramente indique los porcentajes de ese producto donde sea que lo
utilicen.
Las adiciones
oscilan entre 2,5% y el 11,1% de suero. Proponemos que sea obligatorio, indicar
claramente, no solo lo que contiene el producto, sino para mayor claridad del
consumidor final, advertir en mayúsculas: “ESTA BEBIDA NO ES LECHE 100%”
Sabemos que
no es obligatorio indicar los porcentajes de leche, esa es precisamente una de
nuestras propuestas: los consumidores tienen el derecho de saber el detalle del
producto que compran.
Desconocemos el promedio
de las adiciones de suero por litro, el costo de ese suero
es en promedio $60 litro.
Queremos
explicar en este artículo, el impacto en el bolsillo de la nación ganadera, el
desestimulo a la producción, para en un próximo escrito enumerar aspectos
nutricionales.
La
utilización de lactosueros para “rendir” la leche, logra el efecto de unir consumidores,
productores e industriales. Es esta una ecuación infame donde todos perdemos,
no hay un ganador.
En primer
lugar, los consumidores, que compran un producto que no está bien etiquetado,
una bebida que NO es leche pura, y se vende como leche sin especificar que no
es 100%; Los compradores seguramente se preguntan, ¿por qué se derrama leche de
primera calidad, que contaminan afluentes y en cambio se permite la venta de un
producto que le quita mercado a los lecheros? ¿Afecta esto la seguridad
alimentaria? De igual forma, la Confederación de Consumidores de Colombia está
en la obligación de averiguar: ¿Están los consumidores recibiendo los
beneficios de la leche cuando se mezcla con lactosuero? El público está en el
derecho de saber con exactitud que le venden y desde luego la manera como puede
verse afectado. El suero, tiene un menor valor y en una dieta que clama por
proteínas ¿Es aceptable vender productos sustitutos sin advertir de manera
clara que NO es leche? Por último, el manejo de los lactosueros debe hacerse
con cuidado sanitario extremo, para evitar inconvenientes de salud y de ninguna
manera tolerar, que se venda en las raciones escolares.
En segundo
lugar, los productores pues dejan de comprarles leche. ¿Cuántos litros? Les
compartimos los números de una empresa especializada en este tipo de estudios,
que nos confirmó que el promedio de utilización es del 15%. Eso son 225,000
litros de leche al día que no se le está comprando a los productores o
82’125,000 litros al año. La información que les hemos compartido es que la
industria formal acopia unos 8 millones de litros al día, si dejan de comprarle
a los productores esa cantidad, es el equivalente a no recolectar leche 11 días
del año, si a eso le agregamos las importaciones de leche estaríamos hablando
de 31 días sin recoger en las fincas el producto ¿Puede el país lechero asumir
ese costo? ¡¡¡Desde luego que no!!!
Por último,
la industria, sin ella los productores no podrían vivir, ese es nuestro
convencimiento. Ellos están en la OBLIGACIÓN de comprar la leche y venderla con
los más altos estándares de calidad para lograr la fidelización de sus
clientes. Llegan todos los días a unas 50,000 fincas, de las cuales algunas
están a borde de carretera, pero la mayoría de las veces en veredas olvidadas.
La industria debe ser la gran aliada de la cadena láctea, ponerla a competir
con productos que no son 100% leche no es leal y destruye valor.
Demogan propone que el INVIMA, el Ministerio de
Agricultura, el Ministerio de Salud, La Superintendencia de Industria y
Comercio, los gremios, la industria, se reúnan para definir y hacer cumplir las
reglas de juego. Dilatarlo no tiene sentido.
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