A raíz de
los comentarios que han venido apareciendo acerca de los dineros para financiar la etapa de
Pre-Construcción de Navelena en el río Magdalena, consideramos que vale la pena
compartir reflexiones que enriquezcan el debate.
En primer
lugar, la corrupción debe ser perseguida por las autoridades y tener sanciones
sociales. Ya basta que quienes desfalcan dineros públicos o privados, los
acepte la sociedad como si nada. La riqueza mal habida, distorsiona valores
fundamentales. Promueve el engaño y la mentira y sin duda siembra violencia.
La noticia
se regó como pólvora. “El Banco Agrario (BAC) de los agricultores y para los
agricultores, prestó $120 mil millones de pesos a Navelena a una tasa del DTF
más el 2%, desviando dinero que debía ir a financiar campesinos.
Adicionalmente, la tasa de los hombres de campo es del DTF más el 5%, probable llegue
hasta el 7%.”
Aclaro, que quien
esto escribe, pertenece a la junta del BAC, y no pertenecía a la junta en el
momento que se aprobó el negocio. Sin embargo, como resulta que tengo más de
250 artículos sobre los ríos, y presido Demogan, ambos temas me interesan, son
mi foco, los he estudiado y creo que puedo aportar.
El BAC
sustituyó la antigua Caja Agraria
Industrial y Minera, institución que se quebró entre otras cosas por no hacer
operaciones rentables, ser permisiva con la corrupción, tener almacenes de
insumos agrícolas mal administrados, burocratizarse y dar tumbos gerenciales.
Hoy la institución tiene 749 oficinas y 331 corresponsales, una nómina
profesional en su mayoría, la supervisan la Contraloría y Procuraduría y a su
junta directiva nos toca trabajar más de lo que muchos teníamos
presupuestado.
Pasemos a
los dos temas que propuse. El negocio con Navelena, es rentable, los intereses
como lo han expresado el presidente anterior y el actual, están en los
parámetros del mercado y lo más importante, está garantizado su pago.
Y ahora
hablemos del río. 77% de la cobertura vegetal de la cuenca ha desaparecido (está
también el río Cauca, lo incluyo pues es el principal afluente del Magdalena).
Entre ambos ríos reciben las aguas servidas de 724 municipios. La cuenca del
Magdalena, es el 86% del producto interno bruto de Colombia, 24% de la
superficie del país, 32’5 millones de habitantes, genera el 70% de la energía
hidráulica, es el 70% de la producción agrícola; solo un ejemplo, en su cuenca
se produce el 90% del café de Colombia, desde las piscícolas en Betania y a los
largo de su cuenca, está la producción del 50% de la pesca de agua fresca del
país.
Desde el kilómetro
cero en el puente Pumarejo, hasta Palanquero en Puerto Salgar (887 kilómetros),
el río tiene identificados 353 caseríos, pueblos, ciudades, metrópolis,
desembocadura de afluentes, pasos complejos, que los navegantes del río conocen;
adicionalmente en los 117 kilómetros del Canal del Dique hay otros 18 lugares.
En su trayecto, deben construirse al menos 90 puertos para pasajeros y carga,
pues los campesinos no tienen como sacar sus productos, tampoco como embarcarse
con comodidades mínimas, no les llegan ni turismo, ni visitas, tampoco insumos,
ni sacan ganado, tampoco arroz, ni cacao, ni frutas que quedan para llenar de
perfumes que se añejan en el piso y embriagan el aire. ¡Tan cerca de todo, tan lejos del mundo!
La mayoría
de los pueblos contaminan el río, casi todos dependen de las aguas del Yuma
(Nombre indígena del el río) para abastecer de agua potable a sus comunidades.
La
agricultura utiliza sus aguas para irrigar cultivos, las mejores ganancias en
peso día en ganado de engorde en Colombia está en la isla de Morales. Del Alto, Medio y Bajo Magdalena, salen más de 2’000,000 de litros
de leche diariamente.
Por otro
lado, están los impactos ambientales, por el Cáncer Climático, que los expertos insisten en llamar cambio
climático, esa palabra distorsiona pues hay cambios buenos y la verdad no
conozco cánceres buenos. El Magdalena pasa de la inundación a la sequía sin
previo aviso, permitiendo que sus habitantes se olviden de las tragedias
recientes y solo vivan el presente.
No tengo la
menor idea como llegó Odebrecht a manejar el APP, entiendo que los otros
proponentes se abstuvieron de licitar. Una compañía que ganaba licitaciones
comprando conciencias la única manera como se entiende su éxito es por la
descontrolada corrupción que tenemos enquistada en toda la geografía.
Falta desde
luego hablar de turismo, pero eso no es agricultura y por eso no lo menciono.
Como ven,
pensar en no apoyar este proyecto, que con seguridad se puede mejorar, pero que
al menos empezamos, no tiene sentido. Vender el sofá, no resuelve el problema,
en cambio sí quedan sin puertos y sin transporte millones de agricultores.
El río Magdalena puede generar más de 500,000
nuevos puestos de trabajo, no solo conservándolo, sino estudiándolo,
protegiéndolo, reforestándolo, proyectándolo al futuro, para que sea de todos,
construyendo puertos y artefactos fluviales. Sin APP, es más difícil, por eso
creo que debemos apoyar el proyecto, y apoyar empresas idóneas que quieran trabajar con transparencia.
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