Al llegar el
final del año, los cargos a término fijo quedan vacantes. Es el caso de quienes
en el ICA expiden las guías sanitarias de movilización de ganado.
Frenar los
traslados de ganados por razones burocráticas, no suena razonable. Con
seguridad el ministerio y el ICA han estado atentos, sin embargo no resulta
aceptable que el problema se repita una y otra vez.
La solución
para esta paralización, se nos ocurre que es relativamente simple. Basta con
terminar los contratos dividiendo en dos grupos; unos que salgan en diciembre y
otros en enero, de tal suerte que al trocar su terminación, en apariencia las
cosas quedarían resueltas.
La
ineficiencia no para allí. Hace un año, en una de nuestras visitas, a
Aguachica, encontramos que el laboratorio de esa institución, había recibido
una importante cantidad de equipos, que le permitirían ofrecer a los ganaderos
servicios de análisis. Nuestra sorpresa ha sido mayúscula al encontrar que los aparatos
continúan pero aún no se ponen en funcionamiento. Preservar nuestra soberanía sanitaria, es una de las obligaciones del ICA. Hemos mencionado varias veces, nuestra
fragilidad en ese tema. Tenemos más de 10 enfermedades que pueden arruinar a
los ganaderos y solo se escogen unas pocas; una de ellas, la aftosa, continúa
teniendo inconvenientes en la liberación de lotes en ocasiones por falta de
bovinos de control, o personal calificado, kits de control en fin, la lista se
puede extender. Nuestra solicitud, es que ese instituto que fue orgullo del
agro, se despolitice, ¿es eso factible? Siempre cuando recorremos el campo
colombiano, nos hacemos preguntas sin respuestas: “¿Por qué algunos políticos
consideran que su obligación es ubicar en algunos puestos los más
incompetentes?”
Nuestra
labor no se circunscribe a denunciar el pobre desempeño de un gremio, si no a
desenterrar este tipo de corruptelas. El país está completamente desvencijado
precisamente por negocios como este. Los equipos no se han puesto en
funcionamiento y están en Aguachica desde hace más de un año. Esto implica que
alguien compró esas ayudas para los laboratorios, los envió a dormitar a unas
construcciones que se prepararon especialmente para recibirlos, y aun nadie los
pone a marchar. ¿Cuánto costaron? ¿Quién evaluó el costo de poner a funcionar
toda la parafernalia? ¿Se inauguraron? ¿El director del ICA sabe que nada de
eso funciona? ¿Están asegurados? ¿Se les hace mantenimiento?
La decidía
por parte de todos es inadmisible. Si ninguno denuncia, todos somos cómplices.
Invitamos al
comité de ganaderos de Aguachica, que TODAS las semanas mande un derecho de
petición para que pongan a funcionar el palacio científico en ruinas que hoy
para nuestra vergüenza tienen allí.
Desde luego no
es solo en ese municipio donde las inversiones no se les devuelven a los
ciudadanos, todo el país está tapizado de obras a medio terminar. Alguien nos
recordó la palabra ADANIZAR que quiere decir, que todo lo queremos sin estrenar
y en lo posible sin instrucciones para ponernos a dar resultados.
Si nada
hacemos, la impunidad continuará enseñoreándose.
Les
agradecemos a los ganaderos que nos envíen con fotos sus denuncias para que al
menos no continúen comprando equipos para que nadie los use.
Prometer que
la próxima semana nos vemos, o prometer que las ideas del otro son magníficas,
con el único objeto de quitarme de encima a quien nos habla, es una falta de
respeto. Aprovechar para esgrimir como argumento que un comité o gremio o
federación, necesita servicios y tan solo comprar equipos, también es
corrupción.
No estaría
de más que la Contraloría, levantara un inventario de bienes mostrencos,
estamos seguros que la cifra nos dejaría perplejos. Construir unas facilidades
para que nadie las use, es una práctica que se repite.
Es lamentable, pero sencillamente no alcanzamos
a escribir acerca de todas las denuncias que nos llegan. Ya el Senador Jorge
Enrique Robledo escribió un libro sobre la corrupción en los grandes negocios;
nosotros desde luego sin pretender emularlo, nos va a tocar con nuestros
limitados recursos, emprender las denuncias de las pequeñas obras que a nadie
interesan, que resultan ser menos impresionantes pero que cuando las sumamos,
son el equivalente a más de un presupuesto anual. Sumar corrupciones es
vergonzoso pero es urgente.
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