A lo largo
de la historia de la ganadería han existido roces entre los que producen y los
que transforman. Es normal. Siempre unos querrán más precio y los otros un
costo que les permita competir con más holgura.
En DEMOGAN,
nos juntamos unos y otros. La idea es que exista una mesa dónde se puedan
cultivar los desacuerdos, permitiendo construir nuevas soluciones, diseñar
horizontes imaginativos, diferentes y sin duda, activar la inteligencia de los
miles de ganaderos que tienen propuestas e ideas, que pueden ayudar a crecer la
industria y a su vez la industria pueda hacer crecer a los ganaderos.
El acopio de
leche ha aumentado en los últimos cinco años. La industria ha crecido, eso está
bien. A su vez los productores necesitan que de ninguna manera la industria
deje de comprarles el 100% de su producción. La amenaza de no comprar la leche
es recurrente y es por eso que nuestro movimiento junto con la industria, busca
mecanismos que borren esa posibilidad. Todos entendemos, que si los productores
a solas nos reunimos para formular políticas que eviten la “enlechada” le va a
faltar una pata a la mesa; de igual forma, pensar que los industriales repitan
ese ejercicio sin contar con sus aliados naturales no tiene sentido.
Desde luego
está el precio que debe ser competitivo para ambas partes; desconocer que la
preocupación de los lecheros se centra en la variable costo/precio no es
objetivo. Si subimos mucho, lesionamos al consumidor final, si bajamos mucho
acabamos con la seguridad alimentaria. No entender los dos negocios el del que
ordeña y el que transforma, lo distorsiona todo. Veamos algunas variables que
unos y otros olvidamos:
El
industrial olvida temas como: La ausencia del dueño de la finca por razones de
seguridad, el personal requerido y que muchas veces no se encuentra, el costo
oculto del mal servicio de energía que
tienen nuestra fincas, la sanidad de los hatos, los intervalos entre partos, la
renovación de praderas, el costo de los abonos y otros muchos, la necesidad de
vender rentablemente para sacrificar terneros.
El productor
no tiene en cuenta factores como: El mal estado de las vías; no solo las
terciarias sino las principales, que afectan al industrial en ambos sentidos,
cuando recoge la leche y cuando la saca a vender. El costo de control sanitario
de la leche, del empaque, del frío, la energía que nuevamente impacta a los dos
protagonistas, el flujo de caja que exige recoger y pagar antes de 15 días,
luego procesar, facturar y cobrar después de mes y medio. Estas son algunas de
las dificultades, hace falta más trabajo para enumerar dificultades en ambos
extremos de la cadena.
A su vez, están los industriales que proveen
droga veterinaria, sal, concentrado etc. Todo impacta a todos. Por eso
insistimos que cuando solo vemos una escena de la película, nos equivocamos de
medio a medio; es responsabilidad de quienes trabajamos para los ganaderos, ver
el panorama completo, e intentar “traducirlo” a quienes nos escuchan; por eso,
no podemos dejar de mencionar las dificultades que implica ser gobierno, la
falta de continuidad de quienes dirigen el escenario hace en extremo difícil
que puedan existir políticas de largo plazo. Por esta razón le hemos pedido en
repetidas ocasiones a nuestros gobernantes, que invitemos a un encuentro
ganadero democrático, donde
se creen las condiciones, para que todos seamos capaces de escucharnos, entendiendo
que no podemos esperar en la primera sentada la pócima que cure todas nuestras
enfermedades.
En nuestro
próximo escrito, intentaremos sugerir, algunos de los temas que necesitan ser
estudiados por la ganadería en pleno; la política ganadera del país deben
formularla los actores, no solo el gobierno o gremios que a pocos representan.
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