La suma de las pandemias las tenemos hoy. Por un lado, el Covid, por el otro las protestas de una juventud que tiene porque expresar su desacuerdo, que se siente inconforme con las alternativas que les ofrecemos como país.
De buena fe
el gobierno creyó que COVACS, su proveedor de vacunas era confiable y hasta el
10 de mayo, de los 20 millones de vacunas solo había proveído 1’300.000.
Mauricio
Cárdenas sugirió hace varios meses pedirle al presidente Baiden, que nos
prestara vacunas que nosotros podremos devolver en un plazo cercano. Tener la
posibilidad que todos sin distinciones nos apliquemos la vacuna, disminuye el
riesgo de contagios y que normalicemos la vida.
No es
conveniente abordar la crisis simplificándola o dogmatizándola; a nuestro país
no le caben más odios ni más polarizaciones. La juventud ha hablado claro, lo
que estamos haciendo los mayores, no interpreta sus anhelos, por eso a
cualquier mesa, deben ser invitados principales y deben ser escuchados. La
juventud piensa, piensa diferentes, por fuera de paradigmas, han dicho de
manera clara que la política como se hace hoy ni les sirve, ni les interesa.
La juventud
es solidaria y esa solidaridad es la que debemos tener los empresarios e
intentar junto con el gobierno, generar un millón de nuevos empleos entendiendo
que las condiciones de contratación deben ser diferentes ajustarse.
En todo lo
que hacemos deben estar presentes aquellos a quienes les vamos a entregar el
futuro.
Hoy hay más
de 2’000.000 de jóvenes desempleados. Y eso es un arruinador de esperanzas.
Cada uno de
nosotros tiene su cuota de responsabilidad.
Los
candidatos tienen soluciones para ganar las elecciones, pero no para gobernar
el país.
Los
expresidentes luego de cuatro años, entienden lo difícil que es gobernarnos.
Esta es una democracia para hacer acuerdos y caótica para administrar. En su
mayoría, hacen propuestas inéditas, que no promovieron, porque cuando le ponía
música a la partitura, sonaba diferente a como pensaban.
Desde que
tengo uso de razón, todos los candidatos se han comprometido con no elevar
impuestos, sin excepción, todos han incumplido.
Las
organizaciones indígenas, exigen democracia solo para sus dirigentes, calcando modelos
fascistas y comunistas. Hacen paro con el dinero de la coca, a pesar del
subsidio que les entregamos los ciudadanos a través del gobierno.
Algunos
quisiéramos saber cómo pretenden gobernar si solo han tenido experiencias con
la destrucción. ¿cuál es su política para preservar los millones de hectáreas
que hoy tienen? ¿para asegurar la alimentación de sus comunidades? ¿saber si
tienen presupuestos? y que por favor nos aclaren si nos odian tanto, ¿porque
reciben nuestro dinero?
¿estarían
dispuestos de manera espontánea a mostrar en que han invertido los billones que
se les ha dado?
Los líderes
de esas comunidades se semejan mucho a quienes ostentan el poder en algunos
gremios, que no abren al escrutinio público sus cuentas.
La crisis
tiene dos cabezas, es conveniente que tratemos de unir algunas soluciones.
Empecemos por el empleo: entre ríos y ganadería, podemos generar más de un
millón de nuevos empleos.
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