Jorge Alberto Velásquez en su columna del 5 de agosto de 2020, nos comparte una historia que bien vale la pena que muchos la asimilemos.
Las cifras
no pueden ser más contundentes: La Emilia Romagna con algo más de 4’5 millones
de habitantes, 22,453 kilómetros cuadrados y un ingreso per cápita de €35,300 al año, solo en productos lácteos exporta US $640
millones al año. No es todo, las exportaciones anuales de Uruguay, Chile y Perú
de productos lácteos son US $650 millones, US $88 millones y US $53 millones
respectivamente, mientras que desde Colombia nuestras exportaciones del 2013 alcanzaron
los US $33 millones (¿tuvo que recurrir al 2013 por falta de estadísticas?).
Otro factor
preponderante, es que somos el tercer país de la región latino americana,
después de Brasil y Argentina en inventario ganadero (datos del 2013, fuente
USDA Live Stock Poultry).
Sin duda los
argumentos de Velásquez, son impactantes; sus reflexiones vale la pena
revisarlas con ánimo constructivo con la esperanza que todos aprendamos.
Somos un
país sobrediagnosticado. Quien quiera aprender cómo no se hace, puede venir y
recibir una lección magistral.
Parodiando
una oración de nuestra infancia, podemos decir: “Con la queja me acuesto, con
la queja me levanto” en lugar de: “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto.”
Desde
Demogan hemos sugerido la posibilidad que, en lugar de importar leche y suero
en polvo, al menos la leche que necesita la industria, la pulvericemos aquí,
así, los industriales no tendrían que guardar altos inventarios de leche en
polvo y la demanda de leche se aumentaría entre 320 y 430 millones de litros al
año; si adicionamos el lactosuero que se utiliza una parte legalmente y otra de
manera fraudulenta, es probable que lleguemos a los mil millones de litros que
se aumentaría la demanda.
Pero falta
no solo poner una compresa, sino cerrar la herida; para hacerlo, en nuestro concepto
debemos definir el problema que no es otro que la manera como definimos una
enfermedad que nos aqueja, que es echarle la culpa a un tercero y así lavar
nuestras culpas.
En Demogan
consideramos, que señalar a otros sin empezar por asumir nuestras responsabilidades,
no soluciona nada. Nosotros no creemos que el sector esté rodeado por enemigos,
preferimos creer que nuestras amenazas podemos transformarlas en oportunidades.
Para
empezar, los señalamientos entre productores e industriales, es una figura que
no contribuye en nada a desarrollar la ganadería. ¿Han pensado en lo absurdo
que puede sonar que todos le vendemos el fruto de nuestro trabajo a un tercero
en el que no creemos y lo culpamos de todos nuestros males? eso desde luego de
una manera diferente pero parecida (que trabalenguas este) les sucede a los
industriales. No podemos dejar por fuera a los gremios, tampoco a los
movimientos y mucho menos a los gobiernos de turno.
Si todos
somos el problema, ¿no vale la pena quitarnos las armaduras y empezar a
dialogar? Erradicar polarizaciones debería estar en el orden del día de cada
uno de los 655,000 ganaderos; imagínense todos jalando un cable imaginario de
prosperidad para el mismo lado, sin discusiones inútiles, en ocasiones bajando
la cabeza, en otras haciendo equipo con quien era mi detractor y así
sucesivamente.
Seguramente
muchos han escuchado nuestras diferencias con aquellas industrias que incluyen
lactosueros a la leche y llaman leche el producto que envasan. ¿Cómo debemos
resolver nuestras diferencias? Abriendo un diálogo público en donde aceptemos
las equivocaciones y tendamos puentes de entendimiento. Nosotros no creemos que
se puedan cerrar industrias; desde luego tampoco aceptamos que se venda como
leche algo que no es leche. Pero sí aceptamos que somos capaces de dialogar,
siempre y cuando digamos las cosas como son.
¿Difícil
pensar así en un país tan polarizado? No creemos. Cultivar el desacuerdo como
fuente de crecimiento sectorial es nuestra convicción. Las paces se hacen entre
quienes piensan diferente, si lo prefieren entre enemigos que les anticipamos
que no reconocemos.
Nada es más
enriquecedor que sentarse a dialogar con quien piensa diferente. Si lo
entendemos, al final habremos encontrado nuevos caminos y sin duda muchas
enseñanzas.
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