domingo, 25 de febrero de 2018

Demogan La Participación de la Agricultura en la Economía


Recientemente, en la revista dinero se hizo un análisis de la participación de la agricultura en el PIB.
Partieron de 1990, y por falta de datos, decidimos comparar con diciembre 1 de 1991 versus febrero de 2018. De una manera simple, les queremos dar un punto de vista sencillo, pero que probablemente da una visión fácil de entender:
Concepto
1991
2018
Diferencia
Habitantes
34’920,000
(e) 49’000,000
+14’080,000
Participación de la agricultura
22,3%
6,3%
(16%)
PIB millones de dólares
41’036,238
285’474,400
+244’438,162
PIB agricultura en números absolutos US $
9’151,028
17’984,887
+8’833,859

En una oportunidad, cuando la apertura económica estaba a punto de ser puesta en marcha, un empresario preguntaba nuestra opinión, le contestamos que la gran preocupación era si los empresarios, los gremios y el gobierno tendrían la apertura mental, gerencial y ética para enfrentar esta nueva manera de vivir el campo.
Creemos que ese cambio de mentalidad no se dio, independientemente del probable cambio de metodología que ha podido sufrir el cálculo del PIB en estos 27 años.
La apertura, ha debido traer un cambio de pensamiento en nuestros empresarios agrícolas. Nadie estaba preparado para el salto al vació que implicaba el cambio radical de las reglas de juego; faltaría saber si los actores principales de la agricultura estábamos decididos a migrar a tecnologías de clase mundial, si nuestro sistema financiero que ha resultado ser tan exitoso tenía y tiene productos para esa transformación.
Hoy la realidad podemos resumirla de la siguiente manera: 24% del país, se reparte el 6,3% del PIB, de ese porcentaje, si le quitamos la palma, el azúcar, el arroz y los grandes de otros sectores, ¿a dónde vamos a parar? Es necesario virar 180, enrutar al agro por el camino correcto, los candidatos, continúan sin darnos los mensajes correctos, ¿qué esperan?
Nos han criado dentro de una extraña mezcla de pedir al estado que intervenga mucho para protegernos y poco para fiscalizarnos. Desde niños hemos escuchado el galimatías de los mayores, quejándose de todos los gobiernos, jamás haciendo un análisis de lecciones aprendidas. La autocrítica está vedada, hacer presupuestos en el campo da la impresión que no es aceptable, hay quienes nos dicen que nadie es capaz de proyectar resultados pues la seguridad, el cambio climático, la falta de educación de nuestros trabajadores, mayordomos, gerentes y dueños, no se lleva a cabo, la tecnología cuesta mucho, nuestra capacidad de endeudamiento no somos capaces de decidirla, hasta que no estamos contra las cuerdas, que es precisamente cuando ya no somos sujetos de crédito.
En fin, las razones para no ser exitosos, crecen de manera exponencial y nuestro entendimiento de los negocios agrícolas hacen lo mismo, pero en sentido contrario.
Claro que el crecimiento del sector financiero, debemos analizarlo con cuidado, pues si este ha sustituido la agricultura en el primer lugar, puede ser, porque sus márgenes son muy altos, que cobran por todo, sin importar la calidad del servicio, que son un mal necesario como nos comparten muchos finqueros ¿No valdría la pena que ese sector se reinvente con la participación de sus clientes? Es cierto que crecen en utilidades y en aborrecimiento, los invitamos a hacer su propia catarsis, no vaya y sea que su zona de confort esté terminando sin que se den cuenta.   
¿Qué soluciones proponemos? En primer lugar, aprender a ser jugadores en equipo, nuestra capacidad de asociarnos es francamente deplorable. Que el sistema financiero proponga fomentar centros de acopio para leche, frutas, congelados, granos etc., a precios asequibles y plazos de pago a 20 años, préstamos con intereses bajos que permitan asumir riesgos a los empresarios.
Los préstamos, también deben financiar empresas comercializadoras, transformadoras y de estudios financieros especializados, donde los mismos productores sean socios, y sus participaciones se financien hasta en un 80% y a mínimo 5 años, insistimos con intereses bajos.
Adaptar un esquema de denominaciones de origen, que sirve mucho para que los campesinos, tengan claro que la calidad se debe cuidar para ganar reconocimiento en el mercado.
Por último y de ninguna manera menos importante, debe el país diseñar un esquema para promover nuestros productos en el exterior en cabeza de los mismos agricultores.
Es sano tener socios, es una manera de compartir experiencias y exigir prácticas gerenciales y contables enmarcadas en Normas Internacionales de Información Financiera, eso formaliza y lo mejor, es que demostrará en el mediano plazo que ser formal paga.   

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