La posibilidad de repoblar nuestra ganadería importando
embriones, o partiendo de la genética con la que cuenta el
país, es
un tema recurrente acerca del cual consideramos que
debemos
ampliar conceptos.
Es indiscutible el beneficio de la biotecnología, y para el caso de
este escrito, la transferencia embriones en el proceso de mejoramiento genético
que hace parte del desarrollo que pide la ganadería nacional.
A manera de validación de la utilidad de estas tecnologías se acude
con frecuencia a un comparativo, que puede tener algo de subjetividad, y es que
lo que se logra en 100 años en mejoramiento genético con monta natural (MN) se
alcanza en menos de 20 años con inseminación artificial (IA) y en menos de 10 años
con transferencia de embriones (TE).
La importación de embriones, tiene un alto costo para el
país, y no sirve para el propósito de este escrito, que está orientado a ganaderos
pequeños y medianos. Desde luego si hablamos de alta genética, probablemente
los dueños de ganaderías puras lo hacen por razones que están en todo su
derecho.
A su vez fincas con vacas que tienen altas calificaciones,
y el dueño está interesado en mantener esas características, vale la pena que se
le extraigan algunos embriones y pueda preservar y continuar su línea genética.
Luego de este breve introito, evaluemos las posibilidades
de popularizar esta práctica: La parte técnica deben ser verificada, pues de
acuerdo con información que tenemos, la cantidad de ovocitos viables promedio
en una aspiración, es del 10%.
El precio promedio por embrión que tiene Corpoica que es
de
$100,000 la unidad, el costo de mejoramiento genético del
10% del hato ganadero solo en embriones sería de $68’700 millones, más el trabajo
de implantarlos en las vacas receptoras que puede costar unas 4 veces más.
Implantar embriones en nuestros hatos, se justifica
hacerlo de manera dirigida y apoyada por
expertos.
Por ejemplo, en el caso del departamento
del Huila, con un inventario de 135,000 hembras de tres años o más si
quisiéramos implantar el 10% de esas hembras el costo
de hacerlo sería del orden de $6’750 millones, y eso aseguraría apenas el 40% de
prendimientos con un costo por
animal preñado de $1’250,000;
eso quiere decir que el animal en el vientre
de la vaca vale $1’250,000 el primer día y claro está falta que la ternera (si es que son
hembras) nazca, se desarrolle y
produzca.
¿Es recomendable el trabajo con embriones? Sin lugar a la
menor duda, sí. Sugerimos entonces, Trabajar en una estrategia a nivel nacional
con Corpoica, el ministerio de agricultura, los departamentos que estén
interesados y claro está con veterinarios y productores que tienen mucha
información para compartirnos.
Nuestra sugerencia, es iniciar con machos con la genética
que necesitamos en cada región, especializando si es del caso la vocación de
los municipios en carne y leche. El lívido del Bos Taurus es mayor, que la del
Bos Indicus y entendemos que de nuestras razas colombianas son las de mejor
desempeño. Lamentablemente, estas últimas no son las preferidas por nuestros
ganaderos y según nos comenta Juan Lucas Restrepo director de Corpoica, sexar,
semen de razas criollas es muy complicado.
Un trabajo de embriones en hembras, no es despreciable y
en cambio sí es recomendable, pero definiendo claramente el propósito y las
metas que queremos conseguir.
Desde luego un programa de embriones no se puede prestar
para el beneficio de unos pocos ni para actos de corrupción. Esta última drena
nuestra economía y que decir de las finanzas del agro, que son las más frágiles
y se prestan para hacer campañas populistas que a nada nos llevan.
El mejoramiento de nuestro hato, por la vía del implante
de embriones, es una alternativa que debe estudiarse sin apresurar conclusiones
que de pronto no sean las más acertadas.
La
posibilidad de repoblar nuestra ganadería importando embriones, o partiendo de
la genética con la que cuenta el país, es un tema recurrente acerca del cual
consideramos que debemos ampliar conceptos.
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