Debemos
empezar por agradecer a Benjamín Quiñonez sus aportes para que este escrito
contara con la voz de su experiencia.
Es nuestro
convencimiento que de seguir como vamos, el inventario ganadero continuará
disminuyendo, llevándonos a una posición irrelevante dentro de los países con
liderazgo vacuno. Por esa razón, queremos formularle a la comunidad pecuaria
algunas propuestas, para que entre todos, activando la inteligencia colectiva
del sector, podamos llegar a soluciones que beneficien a la mayoría y de
ninguna manera a unos pocos.
Las
asociaciones ganaderas son quienes tienen muchas de las respuestas, pero no
tienen escenarios, ni interlocutores para debatir la manera para: “DUPLICAR
NUESTRO INVENTARIO” desde luego cualquier propuesta, debe ser presentada
valorizada y con un cronograma. Nosotros en este escrito, no vamos por ahora a
sugerir ni el uno ni el otro.
La idea, es
empezar por cuidar la rentabilidad de los dueños del ganado, manteniendo una relación
creciente de cabezas, con estándares de sanidad de clase mundial, que nos
permita repoblar el campo.
Proponemos
escucharnos, no promover monólogos.
Colombia es
un país de regiones y subregiones ganaderas. Donde la sabiduría campesina
excede en mucho la que los gremios, movimientos y autoridades podamos ofrecer.
Por eso les compartimos propuestas para que sean mejoradas, aumentando el
número de cabezas, mejorando la genética, sin perder de vista la sanidad.
Antes alguna
cifras.
Los llanos
orientales tienen el más grande inventario ganadero (22,39%, fuente: ICA Censo
Ganadero 2016), en su mayoría con genética de baja calidad y mal temperamento,
ambas condiciones disminuyen la producción. La región, cuenta con 1’647,069
hembras, con más de tres años, que en
algunos municipios exceden los 700 días abiertos, eso reduce la rentabilidad,
pues en pocas partes se ordeñan y el país pierde producción de leche y carne.
Otro
ejemplo, es que San Vicente del Caguán tiene 612,571 cabezas y 193,335 hembras
con más de tres años. Es el municipio con mayor inventario ganadero. Debería
tener especial cuidado el gobierno en educar y mejorar esa vocación.
Los campesinos
no pueden retener vientres si no los apoyamos con créditos de fácil obtención,
previo convencerlos que solo si hay una cartera sana, los flujos de dinero van
a llegarles y claro, que ordeñen esas vacas todos los días y les compren el
producido.
74% de los
suelos para ganadería, están compactados y 48% erosionados. La fuente es el PhD
Carlos Lascano. Que propone como uno de los factores de éxito para duplicar
nuestros inventarios, el mejoramiento de praderas.
Escoger las
razas para las regiones es oficio que debe involucrar a los vivientes en cada
una de ellas. La lívido de los toros de razas criollas que no son bien aceptadas
por muchos ganaderos es importante opción. Les ofrecemos solo un caso: la raza
Romosinuana en Casanare, hemos visto resultados interesantes en la finca Campo Alegre de la familia Barragan. De todas maneras, está la raza Normanda
para tierras altas, la Holstein para mejorar producción de leche, etc.
insistimos que son los finqueros en cada región quienes deben dar respuestas y
no técnicos desvinculados de sus realidades. Recordemos que solo el 3% del
inventario de hembras es inseminado.
Educar
empresarios ganaderos, en un esquema multidireccional, donde debemos promover paneles
para el conocimiento y no cátedras sin participación de los campesinos.
Desconocer
los efectos del cambio climático y no involucrar a los 500,000 empresarios
ganaderos es equivocado. Ellos son los dueños de la tierra y ellos son quienes
a partir del convencimiento pueden sembrar un promedio de 10 árboles por
hectárea, aumentando así el compromiso de Colombia en la captura de CO2
equivalente. Esto sería como sembrar 400,000 hectáreas de árboles.
¿Qué decir
del agua? Si no cuidamos los cientos de nacimientos que brotan en los predios
ganaderos, pasaremos de ser un país oasis a ser un desierto. Proponer que en
las fincas donde existan nacimientos se les de tratamiento tributario especial
es aconsejable. Eso complementado con la siembra inteligente de árboles nativos
es fundamental.
Desde luego
la comprensión tributaria de las partes debe ser objeto de debate civilizado. No
basta con pedir exoneraciones sino que todas las partes entienda las afujías y
obligaciones de la contraparte.
Asegurar que
los campesinos tengan centros de acopio para su leche y la compra asegurada de
su producción, profesionaliza y trae prosperidad.
En todo
esto, la industria debe estar presente y apoyando los emprendimientos. Solo si
producimos cantidades que justifiquen establecer plantas procesadoras,
aseguramos desarrollos que valgan la pena.
Debemos
salirnos de los círculos de desesperanza, y como me lo expresó nuestro asociado
Rolando Manjarres, si no encontramos soluciones para que los jóvenes regresen
al campo, vamos a perder la apuesta del nuevo campo que debe continuar siendo
la esperanza de Colombia.
En este
trabajo deben estar incluidos: Ministerio de Agricultura, FINAGRO, bancos privados
eficientes, CORPOICA, la industria privada, productores, el ICA con la
obligación de prevenir enfermedades, la oficina de postconflicto; gremios que
no busquen protagonismo, ni manejar fondos ganaderos, sino únicamente servir al
campesino.
¿Cuál es el primer
paso? Ustedes tienen la palabra.
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