Los días 3 y 4 de febrero, visité la Hacienda San José en Nueva Antioquia, Vichada.
Antes comparto
algunas reflexiones: políticos, empresarios, ganaderos, y profesionales de
otras disciplinas han visitado este emprendimiento en nuestra altillanura; muchos
han escrito haciendo excelentes resúmenes, por esa razón, luego de pensarlo
decidí dar un enfoque diferente, que permita resaltar el esfuerzo que hacer
esta inversión ha significado.
Puse a un
lado las notas, para darle espacio a las sensaciones a ver que era lo primero
que afloraba, este es el resultado.
Hace 25
años, si alguien tenía para la venta tierra en la altillanura y la ofrecía en
una reunión de amigos, era probable que el 80% no tuviera idea donde quedaba
ese lugar, el 15% esbozaba una sonrisa que hiciera creer a sus contertulios que
sabían donde era, cuando en realidad no tenían idea y el 5% restante, miraban
al oferente con pesar.
Hice memoria
de la primera vez que recorrí la trocha Puerto López, Puerto Gaitán; a lado y
lado de la carretera estaba cercado con postes de cemento, dejando espacios de
15 metros entre cada uno y cuatro líneas de alambre, con las iniciales LV
(Leónidas Vargas), jefe del cartel del Caquetá, que según la información tenía
en ese trayecto unas 15000 hectáreas. Fuimos en verano pues en invierno era labor
compleja si no contábamos con un campero. El trayecto nos tomó cerca de cuatro
horas, y cuando llegamos al Alto de Neblinas preguntamos: ¿Cuánto queda para
Carreño? Sin mirarnos un baqueano respondió “24 horas” Así, escueto, sin
parpadear.
A 400
kilómetros de Gaitán queda Nueva Antioquia, Vichada que es donde se le ocurrió
a Gabriel Jaramillo Sanint, fundar la hacienda San José. Ejemplos como ese, hay
unos pocos en nuestro país, Jaime Liévano y la Fazenda que lleva construyendo
suelos varios años, Larandia de la familia Lara, que probablemente habría sido
ejemplo para el inicio de una nueva raza de empresarios del campo, sino hubiera
sido secuestrado y asesinado el líder del proyecto, Don Oliverio Lara Borrero y
otras muy pocas inversiones de esas proporciones.
El proyecto
se inició en el 2014, Jaramillo venía de la banca internacional de donde al retirarse
lo invitaron a ser director general del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida,
la Tuberculosis y la Malaria. Hizo claridad que solo lo haría durante un año
por un salario de un dólar, Cuando se retiró decidió transmitir sus
conocimientos en uno de los muchos lugares olvidados de Colombia, La
Altillanura y dedicarse a un negocio del cual no tenía idea, la ganadería.
Primero
planeo con el detalle que durante años había practicado en los diferentes
puestos que ocupó, luego, sometió el proyecto a la mirada implacable del banco
mundial, quien ante la importancia del plan lo analizaron con el modelo que
utiliza para sus propios proyectos y dieron visto bueno.
De ahí,
pasó a la ciencia, ¿cuál era la genética que mejor encajaba en esas tierras?
Concluyó que el Nelore de ciclo corto, convirtiéndose en importante jugador de
la raza a nivel mundial. ¿Porqué lo hizo? Esa genética viene del Brasil de un
clima y una topografía similar a la nuestra, hoy logra sacar novillos de menos
de dos años para sacrificio, transportándolos por el río Meta, hasta Puerto
López y de allí hasta su sacrificio, perdiendo solo el 2% de su peso. Todos
sabemos que la pérdida promedio en un trayecto de esos puede ser del 12%.
Nosotros hemos medido pérdidas portero corral del 6% y hasta la subasta más
cercana otros 6% a 8% adicionales. Así que Jaramillo, busco genética bovina con
buen temperamento que son los que menos pesos pierden cuando se les trata bien.
Gabriel
lo verifica todo, si no hay tiempo para estudiar la inversión, no hay tiempo
para hacerla.
El
crecimiento en los consumos de pollo y cerdo le hicieron pensar en romper el
paradigma de la carne de res, que no aumenta su consumo por costos altos; desde
luego, hace lo que cualquier gremio debería hacer y no hace, pero con
experiencia en negocios y a fe que lo está logrando.
Decidió democratizar la genética, le “presta” toros puros a sus vecinos, toros
que no devuelven y que en cambio el sí renueva, aumentando la posibilidad de un
eje cárnico en el Vichada. Jaramillo, comparte lo bueno, enseña lo bueno, actualizando
la excelencia como si fuera gremio o estado, sin ser ninguno de los dos.
La
lección de financiación de proyectos, la complementa, vendiendo “Condominios”
de 1100 hectáreas, con rendimientos para los condóminos, por encima de las
tasas del mercado, además dejando claro que por lo menos durante 10 años, el
administra con costos razonables, para que la política de rentabilidad, buen
trato a indígenas y campesinos y buen ganadero prevalezcan.
En el
inicio, el costo de sembrar pastos, estaba en $1’300,000 hectárea, hoy en
$300,000 con dos variables adicionales: pasto humidícola que es perenne y por
si fuera poco es el de mayor captura de C02 equivalente, en esa altura y esos
suelos, bonos que ha empezado a comercializar con el cuidado y el detalle con
lo que proyecta sus negocios.
Las
ventas de su ganado se hacen con índices conocidos por todos y con precios
bases que solo los afectan los índices de excelencia que tienen definidos entre
los 25 hatos y los 70.000 animales con los que se comparan en Brasil y Paraguay.
17 variables medidas con ética y con precisión. Nadie sale engañado, todos
ganan.
Falta
mencionar corrales, división de potreros, casas de los trabajadores, preservación
de la mata de monte, manuales para todas las actividades de la finca, 72
kilómetros de vías, acueducto que llena todos los bebederos de la finca y dan
agua potable para todos los que viven allí o los visitan, energía solar y
otras.
He
dejado para lo último el buen ambiente laboral, los ejemplos vividos por
nosotros del respeto absoluto por la gente y todos los seres vivos de la finca
es conveniente que se viralice no solo en el agro sino en las empresas, los
empleados ganan de acuerdo con sus metas y presupuestos, entendiendo que no
todos reciben igual premio porque prima la meritocracia. Gerenciar sin elevar
la voz ni maltratar es otro hito en la Hacienda.
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