El día 4 de
enero terminaron entregándole la parafiscalidad a Fedegan.
Antes de
seguir, queremos recordarles los argumentos jurídicos donde se exige democracia
a quien administre y la obligación de abrir una licitación:
En 1998 la Corte Constitucional en su
sentencia C-678, declaró factible el artículo, siempre y cuando se garantice la
estructura democrática de quien administre el FNG, Es decir “que permita a los gravados con la contribución parafiscal de Fomento
Ganadero y Lechero creada por la citada ley, su participación en lo atinente a
la administración y recaudo de este gravamen parafiscal, conforme a lo expuesto
en la parte motiva de esta sentencia”.
Ahora, con
respecto a la obligación de abrir licitación, les recordamos la parte
pertinente:
La Corte Constitucional y
el Consejo de Estado están de acuerdo en que la Ley 1753 de 2015, Ley del Plan,
modificó sustancialmente el artículo 7 de la Ley 89 de 1993, es decir, ya no es
posible la contratación directa con Fedegan, o sea que, a la luz de las normas
vigentes, la selección del nuevo administrador de la cuota parafiscal de carne
y leche debe obedecer a una licitación pública.
Las
declaraciones de júbilo por parte de los favorecidos no se hicieron esperar; a
su vez, la molestia de quienes no fueron tenidos en cuenta, también.
A pesar de
la insistencia por parte de Fedegan, que el FNG se los quitó el gobierno
anterior, por oponerse a los acuerdos de paz, debemos ser enfáticos: esa razón,
no es cierta. La razón corta y precisa, fueron las múltiples anomalías en que
incurrieron.
El ministro
Valencia, que ha demostrado su valía en las declaraciones que ha dado, se
equivocó al no llevar a cabo la licitación, que era obligatoria y en no recibir
a los gremios diferentes de Fedegan.
Afirmó, que
Fedegan está en 25 departamentos. Eso no es así, pues los comités que están con
ese gremio, no se pueden presentar como un sustituto a las seccionales, de lo
contrario la NFG, estaría en más departamentos o al menos en los mismos donde
está Fedegan.
Escuchamos
al representante de ese gremio ufanándose de las instalaciones que tienen en
Bogotá, el caso de ese edificio ha sido suficientemente tratado, el mal negocio
que hizo el FNG no tiene nombre, lo significativo allí, es que con seguridad
los ganaderos preferirían recibir servicios y no tener la idea que es gracias a
un edificio en la calle 37 que su gremio los representa bien.
La dichosa
asamblea a donde fueron además del presidente, cinco ministros y varios
directores y gerentes de institutos gubernamentales, la comparan con la
asamblea de los otros gremios ganaderos. Esa asistencia, confirma lo politizada
que está la ganadería; condición que el presidente Duque anticipó que no
sucedería.
Insiste el
ministro en sus varias intervenciones que las equivocaciones que se cometieron
en la junta del FNG, estaban avaladas por los diferentes ministros de
agricultura, desconociendo que, en cualquier consejo, no es solo
responsabilidad de quien preside sino de todos los que asisten. Borrar de un
plumazo que Fedegan no tuvo responsabilidad alguna en todas las equivocaciones
no es ni real, ni aceptable; sin embargo, si insisten en el argumento, quedaría
demostrado que ese gremio, no tiene la madurez ni el carácter para manejar la
parafiscalidad, pues no se opone, ni deja constancias donde se enfrenta a los
desaciertos en que incurrió la junta. Adicionalmente, entendemos que quien hacía
las propuestas era fundamentalmente la federación.
En este
nuevo contrato, no hay clausulas donde se mencione el buen gobierno, tampoco la
autorregulación.
En nuestro
concepto, no existe gremio ganadero alguno con la representatividad que se
requiere. Es por eso que nuestra propuesta ha sido siempre, que se conforme una
junta con amplia representación de los gremios y se maneje desde una fiducia los
dineros los aportes. Eso disminuye costos, evita que se utilice ese organismo
para crear puestos, permite que se invierta más en ganadería y menos en
burocracia y claro, evita invertir en negocios fallidos.
Todo lo
anterior son argumentos que pueden ser más o menos aceptados, dejamos de último
eso que para nosotros es la nuez de todo esto: la ética y si quieren también la
estética. ¿Por qué no se renovó la junta del fondo al menos cada dos años? ¿Por
qué había funcionarios que devengaban salarios en Fedegan y en el fondo? ¿Por
qué costaba la burocracia $22 mil millones al año? ¿Por qué no se entregaban
informes mensuales de los manejos de los dineros? ¿Por qué se invertía en
negocios que no eran viables?
Hay muchas más preguntas, y habría sido excelente
que no se repitiera los mismos con las mismas, al menos los ganaderos deberían
tener la esperanza, que la cabeza del gremio pueda ser cambiada, renovar es
conveniente y lo más contundente, los resultados están a la vista, la ganadería
no necesita un político sino un líder que baje a parlamentar con todos sus
asociados.
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