Los únicos llamados a resolver sus problemas son los directamente afectados. Por eso el título de nuestro escrito de esta semana.
Nos llegan manifestaciones de los productores desde Nariño
y Caquetá hasta la Costa Caribe, expresando preocupación por los bajos precios
de la leche.
Todos han tenido que ajustarse el cinturón, nadie se
salva, hay industrias que han bajado el precio al consumidor hasta en un 25%.
Iniciamos con la idea que siempre hemos compartido con
todos los involucrados: “Sin productores no hay industria y sin industria no
hay productores” Eso que suena lógico pocos lo aceptan. Gente sensata crítica nuestra
concepto, que no pretende ser aforismo, sino una propuesta para la convivencia.
En algunos escritos les he compartido que algunos productores quieren ser
industriales, nosotros les hemos enumerado la cantidad de variables que deben
tener en cuenta para serlo, además del músculo financiero; hay quien a sugerido
que el pago al productor sea el 70% del precio al público, lógicamente cuando
les “desgranamos” los costos se dan cuenta que no es posible.
Por otro lado, tenemos el honor de escuchar lecheros que
le dan a sus hatos tratamiento de empresa, ganan dinero y ofrecen valores
agregados a sus clientes finales y acopiadores; eso no quiere decir que acepten
rebajas en los precios de la leche, porque como diría el inolvidable Pambele “Es
mejor ser rico que pobre”.
Los datos hablan por si solos: pasamos en el 2021 de
acopiar 7’821 millones de litros a 7’097 millones en el 2023 eso quiere decir
que el consumo bajó de 156 litros percapita a 142 litros, eso es el 9% menos de
consumo, el acopio pasó de 21’420.000 litros a 19’443.000 litros diarios.
Tenemos la costumbre creer que si nos va bien es gracias
a nuestra capacidad gerencial y si vamos mal, solo buscamos culpables.
Veamos algunos temas que no podemos sacar de la ecuación
y propuestas que les compartimos.
Los lactosueros que como todos saben ha sido un tema donde
Demogan a trabajado durante los últimos 8 años y muchos han entendido la
importancia de no permitir que esa práctica continúe impune y sin castigo,
significa sustituciones de leche que oscilan entre los 84 y los 600 millones de
litros al año. ¿Por qué esa brecha tan grande? Sencillamente porque no tenemos
buenas estadísticas en el país ¿Puede el INVIMA o el DANE o alguien ayudarnos
con esas estadísticas? Vale la pena que el ordenamiento del país pueda contar
con esos datos para saber realmente que sucede.
En el 2013 propusimos disminuir la importación de leche
en polvo ¿Cómo? Montando una pulverizadora en la costa que produce leche con
altos sólidos y buena grasa, con la participación de productores e industria.
Fuimos derrotados, aquí nadie quiere ser socio de nadie pues partimos de la
mala fe de las partes. La idea no solo era sustituir un porcentaje de las importaciones,
sino que a la vuelta de 15 años exportar varios miles de toneladas al caribe, Centro
América y desde luego crear un centro de investigación para desarrollar productos
con valores agregados y dos productos que pueden resultar diferenciadores de
marca: Leche en polvo orgánica y leche en polvo A2A2; esta leche como nos lo ha
explicado un ganadero que ya la vende, es una leche que mejora las defensas de
quienes la consumen.
De igual forma se nos olvida que la leche es materia
prima para muchos platos. Por esa razón he invitado una y otra vez a que se
haga la feria de gastronomía láctea que incorpore leche para mejorar platos,
además de hacer concursos que reten la imaginación de las familias para mejorar
sus dietas. Esa feria debería ser itinerante y con el liderazgo y apoyo
económico del MADR.
La cosmética láctea, es un área que no hemos explorado
con seriedad. Iniciando con Cleopatra la leche ha sido usada en cosmética. La
leche puede ser materia prima para cosmética natural. Igual que MUVA en Alemania
deberíamos tener un instituto de investigación de leche que nos abriera nuevos
horizontes.