En Demogan,
somos garantistas. La democracia exige reconocer a los más débiles sus
derechos. No aceptamos el matoneo como alternativa, de ninguna de las partes en
conflicto. Dicho esto, les compartimos nuestro pensamiento acerca de la
tragedia que vive el Cauca.
Empezamos
por reiterar, que desde hace años hemos pedido (Nunca exigido) a los gobiernos
de turno, crear un encuentro permanente entre quienes disienten, no solo en el
Cauca sino para resolver, las decenas de diferencias que todos los días afloran
en nuestro país. el conflicto en el Cauca, lo resuelven los Caucanos, con el
apoyo del resto de los colombianos. El Cauca es nuestro y al menos en Demogan,
no estamos dispuestos a ignorar su desesperanza.
Desde hace
lustros, los indígenas del departamento, por razones que solo podemos cuestionar y no confirmar,
pues no tenemos pruebas, vienen enfrentados no con los políticos, tampoco con
el establecimiento, sino con el Cauca productivo, que incluye campesinos,
empresarios, ganaderos, habitantes humildes, señorones de rancia estirpe, y con
eso que suponíamos que estas etnias, defenderían por razones atávicas y
culturales, como es la Pacha Mama, o la madre tierra, que no es otra cosa, que
la selva, los ríos, las montañas.
El Cauca,
tiene 8 etnias, la tierra que les ha entregado el estado colombiano, suma
721,763 hectáreas de un total de 3’031,464 de territorio caucano; a su vez, son
248,532 indígenas, eso es el 19,6% de la población del departamento.
Entremos en materia. Debemos rechazar la manera como han sido maltratados los
caucanos; llevamos años viendo como sufren.
¿Cuál es la
razón para que todos los semestres se cierren las carreteras de acceso a
Popayán? ¿Quiénes buscan qué? A pesar de las ingentes cantidades de dinero que
se les han repartido, entendemos que los únicos y verdaderamente beneficiados
son los jefes de los movimientos.
¿Quién
audita los dineros que son entregados por todos los colombianos para unos
pocos? Nos dicen que están exentos de ese control. No estamos de acuerdo; eso
también es matoneo.
¿Cuánto le
cuesta al país la salud de los indígenas utilizando sus prácticas
tradicionales? ¿El dinero y los beneficios le llegan a la mayoría? O ¿Son
unos pocos los beneficiados?
Estamos de
acuerdo que durante siglos fueron maltratados; sin embargo, no podemos aceptar
que ahora maltraten a los caucanos. Así jamás tendremos paz.
De acuerdo
con la información, la factura pendiente de pagar a las comunidades, es de $3’6
billones. Falta adicionar los $10 billones que les entregaran a todas las
comunidades en el cuatrienio del presidente Duque. Pero, ¿será que el país
cuenta con esos fondos?
La situación
de los ganaderos en ese departamento y en Nariño es desesperada. Desde hace dos
días están tirando leche a las quebradas carreteras y potreros. Qué paradoja;
contaminamos el campo con un producto que alimenta niños.
Nariño es la
tercera cuenca lechera de Colombia; podría existir para ellos la posibilidad de
vender en Ecuador, pero nunca estamos preparados para las contingencias de esta
magnitud.
Según el
censo agropecuario de 2014, el Cauca produce del orden de 490,000 litros
diarios. No vender hace que los ganaderos aumenten sus deudas, pues las empresas
que acopian no están recogiendo leche desde hace al menos cuatro días.
El
ministerio de agricultura debe ordenarle al administrador de la parafiscalidad,
que les reconozca las pérdidas a los lecheros caucanos y nariñenses; esa
factura no debería exceder de ninguna manera los $10 mil millones y ese dinero
está en bancos.
Los
ganaderos pagaron por adelantado.
Fedegan
alega que representa a los ganaderos. Hoy, sin embargo, brilla por su ausencia.
Los dineros de la parafiscalidad, no pueden ser para volver a llenarnos de
plutocracia.
Un país tan
rico en suelos, aguas y naturaleza y paradójicamente tan pobre en clase
dirigente, no puede excluir de las discusiones con ninguna etnia, grupo
campesino o minoría, la productividad de la tierra, ni el cuidado del agua,
tampoco de las selvas. No nos oponemos a que se les reconozcan derechos a los
indígenas; es más abogamos por que eso suceda, pero bajo ninguna circunstancia
se les puede premiar que reciban beneficios y no compartan a cuantos les están
mejorando la vida. $10 billones para los indígenas que son unos 2 millones
(censo de 2005 eran 1’378,884) y ¿cuánto para los ganaderos que son tres
millones? ¿cuánto para el ministerio de agricultura? Nuevamente señor ministro,
no nos decepcione. Un ministro no solo puede seguir órdenes, tiene también que
darlas y jugársela por su sector.